Jaume Alonso-Cuevillas, el abogado roto del independentismo
El letrado se impuso al político y su verbalización de una posición pragmática le aleja del poder en Junts
Las entrevistas a políticos independentistas a las puertas de momentos clave las carga el diablo. En julio de 2017, a pocos días del anuncio de los detalles del referéndum, el consejero de Empresa, Jordi Baiget, tuvo un ataque de sinceridad con El Punt Avui: “El Estado tiene tanta fuerza que probablemente no podremos hacer el referéndum. ¿Se aprobará una norma para que se pueda hacer? Sí, pero en el minuto uno vendrá la suspensión”. Carles Puigdemont le cesó fulminantemente.
El exdiputado en el Congreso por Junts Jaume Alonso-Cuevillas (Barcelona, 59 años) ha hecho un Baiget. Salirse de la ortodoxia le ha costado su puesto en la Mesa del Parlament. El viernes, en una entrevista al digital independentista Vilaweb, el que fuera abogado de Puigdemont puso en duda la efectividad de desobedecer en el Parlament como la manera efectiva de confrontar al Estado. “No sé si tiene sentido que te inhabiliten por haber tramitado una resolución que no lleva a ningún lugar”, dijo acerca de hipotéticas propuestas contra la monarquía o a favor de la autodeterminación.
Ya había algo de malestar. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, en su discurso de toma de posesión, prometió blindar la Cámara de “injerencias” judiciales y políticas. En plata, de las advertencias del Tribunal Constitucional sobre las competencias del legislador autonómico. Cuevillas iba a ser el respaldo jurídico de la confrontación que quería Borràs. En la primera votación riesgosa, la delegación de voto del exconsejero Lluís Puig, Cuevillas se abstuvo, argumentando que también era su cliente. Y se salvaba si alguien llevaba a los tribunales la participación del huido de la justicia en Bélgica.
Cuevillas es el nuevo juguete roto del independentismo. Su paso por las cúpulas del Colegio de Abogados de Barcelona y del Consejo General de la Abogacía Española le dio relevancia. Su actuación en el juicio por los atentados en la Rambla fue polémica pues insistió en los nexos entre el CNI y los terroristas, la tesis defendida por el secesionismo más duro.
Colegas de profesión consultados por este diario coinciden en dos rasgos de Cuevillas: su compañerismo y una gran ambición. A más de un compañero le sorprende su abrazo al independentismo. La defensa de Puigdemont tras el 155 le abrió el camino a la política. Fue el segundo más votado en las primarias de Junts para escoger los candidatos a las listas del 14-F. Se impuso incluso a personajes de ascendencia como Elsa Artadi.
Aterrizó en el Parlament, tras su paso por el Congreso. En 2019 mostró su interés en ser eurodiputado. “No tengo ganas de hacer un salto a la política, lo que quiero es continuar defendiendo la causa [independentista], y creo que donde lo puedo hacer útilmente es en Europa”, dijo entonces. Pero ahora el pragmatismo del abogado se impuso al político. Conserva su escaño, pero nadie garantiza su futuro en la Cámara.
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