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La contaminación en Barcelona vuelve a los límites que afectan a la salud

La polución sube en paralelo al tráfico, aunque la movilidad, sumada, está todavía al 60% de los niveles precovid

Tráfico denso en la avenida de la Meridiana de Barcelona.
Tráfico denso en la avenida de la Meridiana de Barcelona.Alejandro García (EFE)
Clara Blanchar

No estamos tan mal, pero vamos camino de estarlo. La contaminación en el centro de Barcelona por dióxido de nitrógeno, cuya principal causa es el tráfico, no ha alcanzado los niveles prepandemia pero superó la semana pasada los límites que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS), 40 microgramos por metro cúbico. Esta semana no se alcanzó el nivel de la OMS por el viento del jueves y el viernes. Las cifras se producen cuando la ciudad está apenas al 64% de los kilómetros globales que se recorrían sumando todos los medios de transporte. Y no hay cruceros, aviones, turistas, ni la flota de taxis entera.

Mientras, el tráfico aumenta semana a semana: dentro de la ciudad ya se había recuperado la semana pasada en un 86%, los últimos datos disponibles. Y el transporte público no llega en conjunto a la mitad de usuarios. Metro y buses, ni al 40%.

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Desde la web Contaminació Barcelona, Miquel Ortega, señala como cuestión “preocupante” que la ciudad recupere tan rápidamente el tráfico cuando estamos lejos de los desplazamientos habituales. El dato del 64% de movilidad (en coche, moto, transporte público, bicicleta o a pie) respecto a la movilidad es del Ministerio de Transporte obtenido a partir de los teléfonos móviles. “No hay escuelas y mucha gente teletrabaja”, apunta Ortega, “y en cambio el tráfico se acerca al habitual”. El experto señala la necesidad de “recuperar la confianza en el transporte público si queremos evitar un repunte en la contaminación”, incluso más allá de los niveles precovid.

El incremento del tráfico y la lenta recuperación del metro y bus preocupan en el Ayuntamiento. El concejal de Emergencia Climática, Eloi Badia, cita las mejoras en el espacio público, carriles buses y bici para facilitar desplazamientos a pie y “ser más competitivos”. Pero reconoce el “crecimiento muy rápido de la contaminación en junio”, aunque matizaba que “la curva se ha ralentizado, aunque se recupere la movilidad privada, al caer en verano no subirá tanto”. Admite, con todo, que “es posible que en otoño se alcancen los niveles precovid”, por lo que defiende la reactivación de la Zona de Bajas Emisiones (con multas a coches y motos) a partir del 15 de septiembre. El veto, sin embargo, no afectará a los vehículos comerciales, los que tienen las flotas más viejas y contaminantes.

En cualquier caso, Badia insiste en que la ZBE no será suficiente: “Una de las cuestiones que hemos aprendido durante la crisis de la covid es que la calidad del aire requiere un 30% de reducción del tráfico”.

El portavoz de la plataforma Eixample Respira, Guille López, recuerda que en los “días de anticiclón en las últimas semanas los niveles de contaminación han sido precovid. La nueva normalidad es la vieja” y vaticina que “la polución, como el ruido, seguirá siendo la misma”.

María García, de Ecologistas en Acción, cree que “se ha desaprovechado el momento en el que la ciudad estaba vacía para aplicar cambios”. Sobre las medidas aplicadas por el gobierno de Ada Colau echa en falta “actuaciones de reducción del tráfico más potentes y a escala de ciudad y no parches desconectados, además de políticas potentes de apoyo al transporte público”. “Ya no se trata de reclamar ambición a los gobernantes, estamos hablando de responsabilidad”, zanja.

El catedrático de Ingeniería Ambiental de la UPC José María Baldasano considera que “Barcelona necesita reducir los coches y que sean más limpios, potenciar el transporte, la bicicleta y el patinete”, pero cree que “el coche va a estar, ha sido el carruaje de todas las épocas”. Tacha ZBE de “tímida: se desprestigiará porque tendrá poco efecto”. “Hay un juego de intereses que perjudica la salud”, lamenta, y advierte al gremio del motor de que “estamos en el siglo XXI, respirar es un derecho”. “¿Verdad que nadie admite beber agua contaminada?”, lanza.

Críticas a las ayudas a la industria del automóvil

Las entidades que velan por la calidad del aire rechazan las ayudas anunciadas para la industria del automóvil. A Guille López, de Eixample Respira, le preocupa “porque aunque se encaminen a la electrificación, apuntan a un modelo de movilidad que apuesta por el vehículo privado”. Más crítica se muestra María García, miembro de Ecologistas en Acción. Cree que “involucionaremos” si las medidas que se toman por parte de las administraciones incluyen planes renove para fomentar la compra de vehículos como el aprobado ayer por el Gobierno.

García rechaza destinar fondos públicos a la industria del motor para salvar empleo: “Es un error pensar que la ocupación en el sector tiene futuro. Si queremos hacer un green deal hemos de apoyar al transporte público, que crea empleo local, no deslocalizable y es un derecho de todo el mundo”, afirma y cita datos, sin concretar la fuente, que aseguran que en España genera más empleo el transporte público urbano que la industria del automóvil.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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