El aire sin contaminación que hubo en la cuarentena evitaría 800 muertes anuales en Barcelona
Desde el 14 de marzo al 18 de mayo el tráfico disminuyó un 75%
El tráfico es la principal fuente de contaminación en Barcelona. Ya se daba por hecho, pero la reducción de la movilidad durante el confinamiento lo demuestra empíricamente. Un equipo de técnicos y expertos coordinados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha realizado un estudio titulado Aprendizajes en la calidad del aire. Los datos llevan a los autores a afirmar que si la reducción de la contaminación que hubo durante los dos primeros meses de confinamiento se mantuviera de forma permanente, se evitarían 800 muertes anuales en Barcelona.
El estudio lo ha publicado la ASPB, pero ha sido elaborado por el equipo de técnicos de las administraciones y expertos en contaminación que se creó para analizar el efecto de la Zona de Bajas Emisiones. Es, pues, un trabajo conjunto de la propia agencia de salud municipal, los departamentos de Calidad Ambiental del Ayuntamiento y la Generalitat, el de Movilidad e Infraestructuras, el Área Metropolitana de Barcelona, la Agencia de Salud Pública de Catalunya, el instituto IDAEA-CSIC, el instituto ISGlobal y la Universidad Politécnica de Cataluña.
El estudio indica que desde la declaración del estado de alarma hasta el fin de la fase 0 (del 14 de marzo al 18 de mayo) el tráfico disminuyó un 75% y las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) cayeron un 43% y las de partículas (PM10 y PM2,5) un 21%. El funcionamiento de fuentes industriales y el reparto de mercancías —especialmente contaminantes por el uso del diésel y más habituales durante el estado de alarma— explican que la contaminación no cayera tanto como el tráfico.
Las imágenes de satélite sobre la región metropolitana visualizan el descenso de la contaminación, que cae entre un 63% al comienzo de las restricciones y un 36% cuando comienzan a relajarse (con una media de descenso a la mitad). Unas imágenes que apuntan también que los niveles más elevados de NO2 se detectan en áreas próximas a Martorell, Sabadell y Granollers, focos vinculados a la industria.
“La cuarentena nos demuestra lo que hacía mucho tiempo que decíamos: que la principal causa de la contaminación en la ciudad es el tráfico, que es necesario reducir el número de coches y tomar otras medidas adicionales, como mejorar el transporte público, las infraestructuras y promover el transporte activo, como los desplazamientos a pie o en bicicleta”, resume la responsable del Servicio de Calidad e Intervención Ambiental de la ASPB, Anna Gómez.
Sobre la estimación de los 800 muertos en la ciudad que evitaría un aire como el que se registró durante los dos primeros meses de confinamiento si se mantuviera de forma permanente, Gómez explica que el cálculo se obtiene a partir de analizar la carga y exposición a la contaminación prolongada y, a partir de estudios epidemiológicos, vincularla a enfermedades como las respiratorias o cardiovasculares. “Son las muertes evitables”, explica: “Personas que ya tienen problemas respiratorios y para los que la contaminación provoca una muerte que se podría evitar si no hubiera esa exposición”. En Barcelona, recuerda Gómez, el problema no es de elevadas concentraciones, picos, sino “la exposición crónica”, durante meses o años a un aire sucio. Los expertos también han comparado los niveles de contaminación durante la crisis con los niveles recomendados con la Organización Mundial de la Salud, y han llegado a la conclusión de que sería necesario reducir el tráfico un 25% para alcanzarlos.
El investigador del CSIC Xavier Querol señala los que, a su juicio, son las principales lecciones de la crisis en materia ambiental. Una, apunta al peso de los vehículos de distribución de mercancías (muchos son antiguos y usan diésel) en el hecho de que la contaminación por NO2 no bajara tanto como el tráfico. Dos, señala también fuentes industriales que continuaron activas en los primeros días del confinamiento. Tres, confirma que el tráfico contribuye en un 30% de emisión de partículas, porque han caído un 21%, justo el 30% de la reducción del tráfico del 75% que se ha registrado. “Esto nos dice que para reducir partículas también tienen un papel la industria o la generación eléctrica”, subraya.
Más ozono en Barcelona y menos en el interior
El informe sobre la calidad el aire durante la pandemia también pone el foco en que la mejora de la calidad del aire en Barcelona se trasladó a la comarca de Osona, donde habitualmente se registran elevados niveles de ozono troposférico. Esta molécula, que afecta negativamente a la salud humana y a la vegetación se origina por la reacción química entre el dióxido de carbono y el amoníaco de los purines. En este sentido es relevante que la estación de Tona registró los valores más bajos de ozono (O3) en cinco años.
Sobre el ozono, Xavier Querol recuerda su vinculación con el amoníaco que tiene origen en la industria que purines, precisamente el caso de las granjas de Osona: "El amoníaco tiene efectos sobre el ecosistema, que es donde mayores daños provoca, pero además es un gas alcalino que es transportado y se mezcla con óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre, gases que forman partículas pequeñas". En condiciones pre covid, es la contaminación del área metropolitana se adentra en el territorio y llega a Osona, donde aumenta los niveles de ozono troposférico. Durante el confinamiento, la caída de la contaminación en Barcelona ha provocado que la brisa que baja de la comarca por la noche haya provocado aumentos de ozono en la ciudad.
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