Barcelona reinicia un turismo de coche y con reservas de última hora
Visitantes del resto de España, Francia, Bélgica e Italia programan viajes para el mes de julio en el área de la capital catalana
Viajan preferentemente en coche propio y piden párquing en la reserva hotelera que hacen con muy pocos días de margen. Es el retrato que hacen los directores de los hoteles, con independencia de su categoría, de cómo está arrancando la actividad turística en Barcelona. Un despertar lento y sujeto a imprevistos, muy marcado por la evolución de la pandemia, con una tendencia al alza desde la primera semana de junio aunque a años luz de las ocupaciones veraniegas habituales. Turismo catalán, del resto de España, francés, belga e italiano son los que han empezado a llegar al área de Barcelona.
Las curvas de los indicadores del Observatorio de Turisme de Barcelona han empezado a apuntar hacia arriba, después de estar meses en caída libre completamente quietas. Según esas estadísticas, las reservas hoteleras que se hicieron con destino a Barcelona ciudad durante la semana del 8 al 14 de junio subieron un 10% respecto a la anterior, especialmente las internacionales, que eran seis de cada 10. Aunque muy lejos, aproximadamente una quinta parte, de las reservas que se alcanzaron de enero pasado. Hay más brotes verdes en el área de Barcelona, donde las reservas han crecido más y representan el 30% respecto a las cifras de enero. En ese caso, la proporción de viajeros nacionales es de 7 de cada 10. En ambos, se trata de reservas de viajes programados para julio y agosto.
Barcelona ciudad tiene ahora más de cincuenta hoteles abiertos y cerca de 100 en toda la provincia, según datos del gremio. Y las previsiones es que a lo largo del mes de julio, abrirán otros cincuenta en la capital y 50 más en toda la provincia. Son unos niveles de apertura bajos que no llegarán al 30% de los cerca de 500 establecimientos en el área de Barcelona. Los hoteleros creen que hasta entrado el otoño la actividad turística y de negocios no dará claras señales de una recuperación que no se normalizará hasta el primer trimestre de 2021. ”Es muy imprevisible el panorama, sobre todo mientras no se incrementen los vuelos”, apuntan fuentes del gremio.
De momento, el visitante que hace reservas o ya ha venido a pasar unos días a Barcelona prefiere el coche. Como Valentin y Loraine, una pareja de franceses de Avignon que reservaron una semana en la Costa Brava y el viernes pasaron el día en Barcelona: “Decidimos el viaje hace muy poco. Y hemos venido en coche porque es más cómodo y seguro”, explicaban a los pies de la Sagrada Familia. Otro grupo de Madrid también pasaba el día en la capital catalana dentro de un viaje de una semana con base en Salou: “Hemos venido en coche, es más económico y ahora no confiamos en el transporte colectivo”, explicaban.
Viajes que se deciden con muy pocos días de antelación tanto por trabajo como por vacaciones. “Es muy difícil tener una idea de si dentro de dos semanas vamos a abrir más plantas o no. Esto va día a día. Ayer tuvimos 80 reservas para el mes de julio y hoy han entrado otras 70. Otros días, en cambio, hemos tenido muy pocas”, comenta Pere Rubio, director del Holiday Inn en el Poblenou, un hotel de tres estrellas que abrió el 11 de junio y que está por debajo de un 30% de ocupación. Parecido relato explica la directora del Hotel Havanna, de la Gran Via barcelonesa, un cuatro estrellas que ha pasado de tener dos plantas activas a tres: “Españoles, franceses y belgas y la mayoría quieren párquing”.
Algunos hoteles están haciendo descuentos, precisamente en el párquing, y promociones y las tarifas han bajado en la mayoría, además de posibilitar las cancelaciones gratuitas o aplazables en un año. “Nunca habíamos tenido que trabajar con este grado de incertidumbre. Hasta el punto de que hay quien acaba de llegar a la ciudad, pasa, entra y reserva en el momento”, apunta Elisabeth Coloma, directora del Hotel Alma, junto al Paseo de Gràcia y el primer cinco estrellas en abrir, hace cuatro semanas. De hecho, es el único abierto en uno de los ejes premium de la ciudad. De las 72 habitaciones del hotel, 32 están ocupadas. “No está mal dadas las circunstancias”, reconoce.
El estar al día, literalmente, también se ha impuesto en un segmento de turismo muy distinto, el de los hostels, con un público joven que suele viajar en grupo. En el Generator, uno de los grandes en el distrito de Gràcia de Barcelona, siguen pendientes del booking para calcular el número de trabajadores que tienen que rescatar del ERTE: “Es que no sabemos qué decirles. Las reservas están creciendo muy poco a poco”, señala su directora, Alicia Álvarez.
De tour por una Ciutat Vella casi desierta
Un pequeño grupo de unas 20 personas se encontraron en la plaza de Catalunya el sábado a las 10 de la mañana para hacer un free tour por algunos puntos de interés de una Ciutat Vella que sigue estando semi desierta en buena parte de sus calles. La mayoría eran catalanes, del resto de España y también una pareja de jóvenes de México. “Empezamos a trabajar el lunes pasado y poco a poco parece que se anima. La mayoría son catalanes que pasan algún día de visita en Barcelona, de Zaragoza y de otras ciudades españolas y muchos latinos que estudian aquí”, explica Pedro, el informador del grupo. Frente a estas empresas que montan recorridos free - aunque luego hay que pagar algo al informador que hace la ruta- los guías turísticos oficiales siguen sin tener reservas y se quejan de lo que ellos consideran califican de intrusismo.
En la otra punta de la ciudad, otra señal de reactivación es que el Park Güell, que ha sido gratuito desde que se abrió con el desconfinamiento, volverá a cobrar entrada para visitar la zona monumental a partir del uno de julio, según precisa su página web.
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