Los socios de izquierdas enseñan los dientes con inmigración y vivienda tras el acercamiento de PSOE y PP
La iniciativa legislativa popular con 600.000 firmas para regularizar a medio millón de migrantes cumple un año varada en el Congreso


En el mismo día, en este Congreso endiablado de la XV legislatura, el PSOE y el PP pueden apoyarse en cuestiones formales, amagar con acuerdos de Estado, tirarse los trastos hasta exigir elecciones ya o llegar a acuerdos con casi cualquier grupo, con todos menos con Vox o en el caso de los populares con EH Bildu. Desde la dirección del grupo socialista se admite que algunos apoyos prestados este martes al PP en el Congreso, como aceptar el aplazamiento de un pleno para que la cúpula popular pueda asistir al cónclave del PPE en Valencia a finales de este mes o permitir que se estudie la regulación por ley del Debate sobre el Estado de la Nación, hace unas semanas no se habrían producido. Tanto desde el PSOE como en el PP niegan, sin embargo, que estemos ya, oficialmente, ante “un cambio de clima” entre los dos grandes partidos del país, aunque contactos impensables hace poco ahora se reproducen por el conflicto de los aranceles. Esas ententes del bipartidismo molestan a los socios de izquierdas. Algunos de esos aliados, como Sumar, Podemos, Compromís, en sintonía con ERC, EH Bildu o BNG, han querido mostrar al PSOE sus galones y exhibir sus exigencias en materia de vivienda, alquileres e inmigración para reclamar más valentía y menos parones en iniciativas de izquierdas que llevan meses paradas.
Los partidos, en este peculiar Congreso, se observan todo el rato de reojo, para aprovechar cualquier oportunidad para marcar territorio. Si el ambiente político está enrarecido también se nota, en desacuerdos concretos. Pasó hace unas semanas cuando el PP intentó aplazar un pleno de finales de abril porque coincidía con un congreso del PPE en Valencia. Entonces no se concedió, por mayoría, y este martes pasó el filtro porque el PSOE lo aceptó “por cortesía parlamentaria, porque vendrán varios mandatarios europeos y porque ha habido precedentes” similares. Fuentes de la cúpula socialista añadieron que hace unas semanas se tumbó esa propuesta con el argumento de que el PP no concedía planteamientos parecidos que afectaban a otros grupos. Este martes fue Vox el que se opuso, con Podemos y EH Bildu. La líder de Podemos, Ione Belarra, le echó en cara al portavoz del PP, Miguel Tellado, que para pedir ese aplazamiento del pleno al 6 de mayo no hubiese recurrido al argumentario de cada semana en el que crítica que el Parlamento está congelado. El PSOE, luego, en el pleno, apoyó aceptar la toma en consideración de otra propuesta para regular por ley el debate anual del estado de la nación, que lleva dos años sin celebrarse.
Las direcciones parlamentarias del PSOE y el PP se afanaron en descartar formalmente una nueva relación entre esos dos partidos en el Congreso. El socialista Patxi López hasta bromeó con Tellado tras la Junta de Portavoces cuando ambos se retaron a escuchar los pullazos que normalmente se destinan en sus respectivas comparecencias ante la prensa. Tellado intentó ahí un complicado ejercicio de orfebrería dialéctica al ofrecerse para negociar de todo como partido de Estado con el Gobierno, con motivo de los aranceles norteamericanos, y al mismo tiempo requerir elecciones para echar a Pedro Sánchez ya. López no le fue a la zaga al demandar ahora sin ningún entusiasmo un PP de altura ante un momento tan crítico y comprometido.
En ese contexto, cuando se plantó en la sala de prensa la portavoz de Sumar, Verónica Martínez Barbero, muy acatarrada, valoró las medidas adoptadas por el Gobierno del que forman parte para contrarrestar las amenazas de Donald Trump, pero también intentó enseñar algunas diferencias desde una perspectiva de izquierdas, en su competición ahora más diaria que nunca con Podemos para apuntarse quién empuja más al PSOE hacia postulados sociales. Martínez señaló ahí directamente hacia la labor poco “valiente” de la titular de Vivienda, Isabel Rodríguez, y le requirió más: “El grito por la regulación de la vivienda es un clamor. Tenemos que usar cada herramienta en nuestra mano para ponerle coto. Hay que usar el Boletín Oficial del Estado para defender el derecho a la vivienda”. En el PSOE aseguran sobre esa polémica norma que se ha cerrado ya plazo de enmiendas a la totalidad y que no se ha registrado ninguna y que se está en el plazo de enmiendas parciales, con la intención de que después de Semana Santa se cierre y ya se pueda avanzar.
También fue Martínez la primera que recordó que hace justo un año el Parlamento aprobó con el voto a favor de todos los partidos menos de Vox una iniciativa legislativa popular (ILP), avalada por 612.000 firmas y 900 organizaciones, muchas de ellas católicas, para regularizar ya a medio millón de inmigrantes: “No se puede dejar morir esta iniciativa ciudadana. Tiene que llegar lo antes posible al pleno para su debate. Alargar los plazos y posponer el debate solo alimenta al odio”. El PSOE explicó que esa ILP está en fase de ponencia y otras fuentes reconocieron que no tiene sentido acelerarla si se tiene constancia de la oposición del PP y de Junts.
Gerardo Pisarello, en representación de En Comú, abundó en las mismas ideas críticas y apeló a que la ministra de Vivienda escuche a la calle para regular los alquileres y frenar a los rentistas: “La legislatura tiene que durar, porque la actual mayoría de izquierdas es el único antídoto a las derechas radicalizadas y belicistas descarnadas, pero al mismo tiempo el Gobierno tiene que ser contundente y empujar hacia la izquierda”. Y aludió ahí al bloque formado con Podemos, ERC, EH Bildu y BNG. El portavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, profundizó en esas ideas, pero desde una postura cada vez más alejada de todos esos aliados y como única formación que se atribuye los logros de la izquierda: “Callar y decir no se puede hacer nada no es la solución ni una actitud progresista”. Y acabó su exposición especulando con que si Podemos estuviera aún en el Gobierno ahora discutiría salirse.
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