El Congreso avala al presidente de Efe entre el silencio o los reparos de los socios del Gobierno
Sumar duda de la independencia de Oliver pero apoya su nombramiento, y los nacionalistas le dan el sí mientras evitan defenderlo
No fue solo la derecha la que negó este jueves en el Congreso que el periodista Miguel Ángel Oliver sea la persona adecuada para dirigir Efe. Incluso el socio minoritario del Gobierno, Sumar, puso en duda que el ex secretario de Estado de Comunicación pueda garantizar la gestión independiente de la agencia pública de noticias. El resto de la base parlamentaria del Ejecutivo, nacionalistas catalanes y vascos, optó por un atronador silencio, aunque todos ellos, lo mismo que Sumar, acabasen ahorrando una derrota al Ejecutivo y permitiesen el aval de la Comisión Constitucional del Congreso al candidato propuesto por La Moncloa.
Oliver, de 60 años, pasó su examen parlamentario tras afrontar un chaparrón de críticas del que solo lo libraron PSOE y Coalición Canaria. Nadie, ni siquiera los que votaron en contra del nombramiento, cuestionó sus méritos profesionales, tras una larga carrera en radio y televisión, primero en la Cadena SER y luego en Cuatro. La razón esgrimida para descalificar su candidatura a presidir la agencia de noticias fue su afinidad con el Gobierno y con el PSOE, después de haber ejercido como secretario de Estado de Comunicación entre 2018 y 2021 y haber figurado en el último lugar de la lista de ese partido a las elecciones autonómicas madrileñas de 2021.
PP y Vox airearon profusamente ese pasado de Oliver para encuadrar su nombramiento dentro de la estrategia de “colonización de las instituciones” que atribuyen a Pedro Sánchez. “La agencia Efe necesita un presidente, no un comisario político a las órdenes del presidente del Gobierno”, afirmó el popular Eduardo Carazo. Tanto Carazo como la diputada de Vox Lourdes Méndez Monasterio se detuvieron sobre todo en la actuación de Oliver en La Moncloa durante los primeros meses del confinamiento por la pandemia de covid, en la primavera de 2020. Carazo recordó que los periodistas que cubren el Gobierno suscribieron entonces una protesta por las dificultades para plantear preguntas, que el secretario de Comunicación despachó alegando que algunos informadores tenían “una tendencia enfermiza a preguntar”. El diputado popular lo señaló además como instigador de la destitución del que era presidente de Efe, el periodista Fernando Garea, debido al “criterio independiente” con que este dirigía la agencia.
Méndez Monasterio añadió un agravio particular por parte de Vox: que Oliver fuese el responsable de “un vídeo del acto de profanación de la tumba de Franco”, cuando los restos del dictador fueron retirados de Cuelgamuros.
Las críticas de la derecha ya se habían sucedido desde que se anunció el nombramiento de Oliver y eran esperadas. Más sorprendentes resultaron las palabras del portavoz de Sumar en la comisión, Nahuel González, quien echó por delante que el candidato cumple los requisitos legales de “experiencia, capacidad y conocimiento” para el cargo, pero de inmediato matizó: “Una cosa es la legalidad y otra la legitimidad y la pertinencia”. González expresó dudas sobre la “idoneidad” de Oliver y su capacidad para ejercer el puesto con “independencia”.
Un voto contrario de Sumar hubiese abierto una importante fisura en el Gobierno y el grupo optó por darle un “sí crítico”. Las mismas razones parecieron pesar en el resto de la mayoría que sustenta al Ejecutivo. En este caso, ERC, Junts, EH Bildu y PNV se limitaron a votar favorablemente y a asistir como testigos mudos a la cascada de críticas al periodista. Solo la única diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, pidió la palabra para defender el currículum “intachable” de Oliver, a quien consideró un “candidato perfecto”. “Mejores currículums no van a encontrar”, convino el socialista Artemi Rallo, quien pidió “respeto” para el aspirante. Según la visión de Rallo, su pasado en el Gobierno no solo no lo incapacita, sino que lo “revalorizó” por haber “aceptado la llamada del servicio público”.
Oliver se defendió con una línea argumental parecida. Dijo que haber ocupado el “simbólico” último puesto de una candidatura electoral del PSOE es para él un “motivo de orgullo” y sugirió que lo hizo por fidelidad personal al que era cabeza de lista, Ángel Gabilondo. Eso le dio pie a esgrimir que así como Gabilondo fue nombrado después Defensor del Pueblo, él también puede optar a la presidencia de Efe porque no existe nada que lo “incapacite ni legal ni legítimamente”.
En cuanto al “escarnio” que dice haber sufrido por algunas de sus actuaciones durante la pandemia, Oliver explicó que tuvo que improvisar ruedas de prensa sin presencia física, lo que lo obligó a imponer restricciones a las preguntas. Y añadió que representantes de algunos medios digitales actuaban más como “activistas” que como informadores. “Yo no voy a ser el primer periodista de Efe”, aseguró, antes de citar los nombres de algunos con responsabilidades actuales en la redacción que, según él, sí lo serán. “No voy a ser el comisario político de Efe, es imposible serlo, no quiero serlo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.