Filtrar las preguntas, una estrategia escasamente europea
Las asociaciones de periodistas reclaman al Gobierno que permita preguntas por videoconferencia como otros primeros ministros europeos
El coronavirus ha impuesto las ruedas de prensa sin periodistas. La mayoría de los países afectados se ha adaptado a las comparecencias telemáticas, y los periodistas a preguntar por videoconferencia o WhatsApp. En España, a pesar de las comparecencias diarias, el sistema ha enfurecido a muchos profesionales, que critican el filtrado de preguntas por parte de la Secretaría de Estado de Comunicación (SEC), y ha provocado una protesta de las asociaciones y una recogida de firmas de informadores. A diferencia de Pedro Sánchez, los jefes de Gobierno de otros países europeos como Italia, Alemania, Reino Unido y Francia responden a preguntas que les formulan directamente los periodistas por vía telemática, como también lo hacen en la oposición Pablo Casado e Inés Arrimadas.
Desde la aprobación del estado de alarma en España, hasta este domingo, el Gobierno ha celebrado 40 comparecencias y ha contestado a 390 preguntas, según los datos de la Secretaría de Estado de Comunicación (SEC). Pedro Sánchez ha respondido a medio centenar de cuestiones en siete conferencias en directo en televisión. Las ruedas de prensa son diarias, y a veces hay hasta tres el mismo día.
El problema es el método, que permite al Gobierno filtrar las preguntas y excluye la posibilidad de repreguntar. Los periodistas envían las cuestiones a un chat de WhatsApp –donde hay más de 220 participantes- y, durante la comparecencia, es el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, quien lee en directo una selección de ellas. Tras días de quejas en las redes sociales –Oliver ha llegado a ser trending topic en Twitter- las asociaciones de periodistas se han movido para pedir al Ejecutivo que rectifique.
“El sistema no nos gusta. La rendición de cuentas a la que están obligados los Gobiernos pierde la necesaria transparencia si los periodistas no pueden preguntar y repreguntar en directo”, se queja Nemesio Rodríguez, presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que reclama que se puedan formular preguntas en directo por videoconferencia. Así lo están haciendo los líderes de PP, Pablo Casado, y de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Lo mismo ha pedido la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), en una carta enviada este martes al Gobierno. Además, un manifiesto titulado La libertad de preguntar había recabado hasta ese día medio centenar de firmas de periodistas de distintos medios. El Ejecutivo argumenta, en cambio, que la fórmula seguida es “sencilla y eficiente”, teniendo en cuenta el elevado volumen de periodistas y preguntas, “y garantiza el derecho de participación y de información”. “Es fácil comprobarlo si se repasan los temas planteados cada día”, defiende la SEC.
Un vistazo a países afectados por el coronavirus, con información de los corresponsales de EL PAÍS, revela que otros jefes de Gobiernos europeos responden sin intermediarios, igual que Donald Trump, en Estados Unidos, mientras en China o Rusia hay restricciones a la libertad de prensa.
Italia. Las ruedas de prensa del presidente, Giuseppe Conte, cada vez más habituales, se realizan por Skype y permiten preguntar a los periodistas directamente desde sus casas y en directo. El propio Conte, en una atmósfera casera, da paso a las preguntas y alerta de cuestiones técnicas cuando se pierde sonido o imagen. Ese realismo -sucedió lo mismo en la entrevista con EL PAÍS del pasado domingo, donde él mismo llamó desde su teléfono- ha ayudado a transmitir una imagen de cercanía del Gobierno.
La comunicación del Gobierno italiano durante la crisis del coronavirus ha mejorado exponencialmente a medida que pasaban los días y se agravaba la situación. Los fallos iniciales, cuando se filtraron borradores generando desbandadas de población del norte hacia el sur o se realizaron ruedas de prensa a las dos de la madrugada, se han ido corrigiendo. El primer ministro, Giuseppe Conte, ha logrado un alto consenso entre los ciudadanos (ha subido 4 puntos en el último sondeo), que valoran la transparencia de su Ejecutivo y la constante información. La única crítica recibida en los últimos días fue por explicar a través de su canal de Facebook el último decreto firmado.
Sergio Mattarella, presidente de la República, ha comparecido ya dos veces con discursos claros y contundentes donde ha marcado la línea de presión a la Unión Europea. Pero también ha habido cercanía. La última vez su equipo subió a Youtube por error una versión sin editar en la que el jefe del Estado, siempre serio y comedido, bromeaba con su peinado y el problema de no poder ir al peluquero que arrasó en las redes y aumentó su popularidad.
Alemania. En Berlín, el Gobierno alemán sigue rindiendo cuentas estos días tres veces por semana ante los periodistas a través de sus portavoces. Los lunes, miércoles y viernes, los portavoces de los ministerios acuden a la Bundepressekonferenz, la sede de la asociación de periodistas independiente que acoge y gestiona las conferencias de prensa del Ejecutivo entre otras.
A causa del coronavirus, el acceso a la sala está ahora restringido a un número más reducido de periodistas, pero asegurando que agencias de noticias, televisiones, radios y prensa escrita tengan acceso. Se puede además enviar preguntas por Internet a la Bundespressekonferenz. Son los periodistas de la asociación los encargados de trasladar las preguntas a los portavoces. Las conferencias de prensa son largas, de más de una hora, por lo que normalmente, quien quiera formular una pregunta puede hacerlo sin que haya necesidad de filtrar preguntas. Ahora además, se retransmiten las conferencias en la televisión pública, algo que normalmente solo ocurre con las más destacadas.
Lo mismo sucede con las comparecencias de los ministros estos días, que siguen el mismo formato. La canciller, Angela Merkel, que trabaja desde casa por encontrarse en cuarentena, compareció en audio después del último consejo europeo la semana pasada. Tras la comparecencia, diversos medios pudieron preguntar vía telefónica de forma directa a la canciller.
Reino Unido. Las primeras comparecencias diarias de Boris Johnson, los ministros y el equipo de asesores científicos de Downing Street, comenzaron a mediados de marzo y permitían la presencia de la prensa que cubre el Gobierno. El máximo de comparecientes era de tres, con una distancia de seguridad entre los atriles. A partir del giro drástico en las medidas de aislamiento, las ruedas de prensa pasaron a ser telemáticas. El Gobierno acepta un número limitado pero generoso de preguntas, a través de conexiones de video y siempre en directo. Cada día se hace un reparto de los periodistas que podrán intervenir, pero obviamente se ofrece siempre un hueco a los medios de mayor difusión (BBC, SkyNews, The Times, Financial Times). Los profesionales tienen plena libertad para plantear las cuestiones que estimen oportunas.
Francia. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha realizado varios discursos a la nación, pero no ha dado una sola rueda de prensa desde que estalló la crisis del coronavirus. Su jefe de Gobierno, el primer ministro Édouard Philippe, celebró una el pasado sábado, tras hacer una larga exposición televisada de la situación de la pandemia en Francia, en aras de una “transparencia” que empezaba a ser criticada por algunos medios y sectores de la sociedad. Al igual que las más numerosas conferencias a nivel de ministerios específicos o tras los consejos de ministros, en donde además de la portavoz del Gobierno suele comparecer algún ministro y hasta el propio Philippe en ocasiones, este tipo de interacciones con la prensa se hace en prácticamente en diferido: solo hay un periodista presente —el sábado fue uno de la Agencia France Presse— que hace las preguntas de todos sus compañeros, recopiladas previamente por correo electrónico o por grupos específicos de WhatsApp que se han ido creando para los informadores.
EE UU. El presidente Donald Trump participa en todas las ruedas de prensa diarias del grupo de trabajo de la Casa Blanca para el coronavirus, a las que también asisten expertos y otros funcionarios gubernamentales. Las comparecencias se alargan mucho, suelen superar la hora y han llegado a rondar las dos horas (si bien las últimas se han abreviado un poco). Son todas presenciales. Hasta este domingo, se hacían en la sala de prensa habitual, que es muy pequeña, por lo que se reducía el número de periodistas que pueden entrar, para evitar aglomeraciones. Este domingo la hicieron en los jardines y pudo entrar más gente. Esas comparecencias funcionan como cualquier otra, por lo demás, y Trump ejerce de sí mismo: entra a todos los trapos y se vanagloria de los índices de audiencia que consigue.
China. Durante las semanas de cuarentena, el Consejo de Estado (el Ejecutivo chino) organizó en Pekín una serie de ruedas de prensa diarias en las que participaron diferentes agencias gubernamentales. Una vez acabada la prórroga de las vacaciones de Año Nuevo lunar, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino retomó también su rueda de prensa diaria, el momento del día en el que la prensa extranjera puede plantear preguntas al Gobierno. Dada la orden de evitar reuniones de grupos y de teletrabajar en la medida de lo posible, durante las primeras semanas la rueda de prensa se celebró a través de un grupo de WeChat, el WhatsApp chino. Con posterioridad se ha vuelto a las ruedas de prensa presenciales, aunque ahora es necesario notificar la asistencia y facilitar los datos personales con horas de antelación, como medida de prevención contra el virus.
En una de las sesiones por Internet la portavoz jefe del Ministerio, Hua Chunying, anunció la expulsión de tres periodistas del Wall Street Journal, con el argumento de que su periódico había publicado una tribuna de opinión con un titular racista. Hasta entonces, por lo general, China no había proclamado este tipo de medidas: para expulsar a un periodista, simplemente dejaba de renovarle la tarjeta de prensa anual, sin la que el corresponsal pierde el permiso de residencia. Este mes, y en medio de un aumento de las tensiones con Estados Unidos, el Ministerio también ha anunciado -esta vez, mediante un comunicado emitido a medianoche- la expulsión de los reporteros de nacionalidad estadounidense del New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.
Rusia. El Ministerio de Exteriores y el grupo especial para luchar contra el coronavirus creado por Vladímir Putin comparecen online y responden por esa vía -o a través de conferencia telefónica- a las respuestas de los periodistas. Igual que el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, que tiene una conferencia telefónica casi diaria con la prensa. En la comunicación pública rusa en muchas ocasiones las preguntas de las comparecencias de prensa están pactadas o adjudicadas con antelación. Además, aunque se pueda preguntar en directo, las respuestas son en muchas ocasiones poco satisfactorias, poco claras y no informativas para los medios de comunicación independientes.
México. A las siete de la mañana, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, mantiene su “mañanera”, como se conoce a su conferencia de prensa diaria. Generalmente suele servir para ahondar en el anuncio que se ha dado la tarde anterior, y que tiende a generar mucha confusión. Desde este martes, a las ruedas de prensa no podrán acudir más de 50 personas entre redactores y cámaras, tras las nuevas medidas del Gobierno. El turno de preguntas es motivo de crítica, porque se considera que es escaso (no hay más de 4) y depende del criterio del presidente, por las mañanas, o del portavoz de Salud, por las tardes, que deciden quién pregunta.
Con información de Daniel Verdú, Ana Carbajosa, Rafa de Miguel, Silvia Ayuso, Amanda Mars, Macarena Vidal Liy, María Sahuquillo, Javier Lafuente y Elsa García de Blas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.