El PP arrebata al PSOE casi todo el poder autonómico y las grandes ciudades
Los populares recuperan 6 de las 10 autonomías que gobernaban los socialistas con Canarias en el aire y ganan con claridad las municipales
El PP ha dado un enorme golpe de efecto en las municipales y autonómicas y ha arrebatado al PSOE al menos seis de las 10 comunidades que gobernaba, con Canarias en el aire, lo que supone un cambio muy claro en el mapa político del poder local y autonómico español. Los socialistas perdieron la joya de la corona, la Comunidad Valenciana, y con ella se fue la última esperanza de lanzar un mensaje de resistencia en una noche aciaga para la izquierda española. Pero no solo eso: el desastre fue mucho peor del esperado y del que pronosticaron incluso las peores encuestas. El PP se devoró casi por completo el voto de Ciudadanos de 2019 y con ese engorde arrasó en las grandes ciudades, incluida Sevilla, que los socialistas confiaban en conservar, y dio un golpe durísimo al PSOE al arrebatarle Aragón, Baleares, Cantabria, La Rioja, Extremadura y la más importante, la Comunidad Valenciana, mientras en el último suspiro por un puñado de votos logró mantener Castilla-La Mancha y Canarias dependía de un posible pacto con Coalición Canaria. “España ha iniciado un nuevo ciclo político, mi momento llegará si los españoles quieren”, ha dicho un eufórico Alberto Núñez Feijóo desde el balcón de la calle Génova, en Madrid.
En casi todas ellas el PP necesitará a Vox para gobernar, uno de los grandes asuntos políticos de los próximos días. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido en que no dejará entrar a Vox en los gobiernos, pero Santiago Abascal, que sale reforzado de esta noche electoral, venderá muy caro su apoyo y esa será una gran batalla con la vista puesta en las generales, donde el PP quiere evitar que la izquierda se movilice contra un escenario de Abascal como vicepresidente. Los socialistas apenas resistieron con claridad en Asturias y Navarra. Mientras, el PP arrasó en Madrid, una plaza donde la izquierda no para de hundirse desde 2015. Tanto la Comunidad como el Ayuntamiento serán gobernadas por mayoría absoluta conservadora.
En el voto total, los populares, que en 2019 perdieron las elecciones municipales por 1,6 millones de votos, recuperaron prácticamente enteros los 1,8 millones de votos de Ciudadanos y gracias a eso volvieron a ganar a los socialistas. Lo hicieron por más de tres puntos, una victoria clara. Pero no fue un corrimiento de tierras: el PSOE se deja 1,2 puntos, no es una debacle, pero con ese pequeño movimiento, sumado al reagrupamiento de la derecha, que la convierte en mucho más competitiva, y la caída de algunos grupos a su izquierda, ha hecho que perdiera varias autonomías y ayuntamientos que ya logró por la mínima en 2019 y ahora se han invertido los términos: los ha perdido por uno o dos escaños.
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La coalición que gobierna España desde 2020 no tuvo ni una sola buena noticia en toda la noche. Ni siquiera en Barcelona, donde cerraron la campaña electoral tanto Pedro Sánchez como Yolanda Díaz, pudieron cantar victoria, porque en el último momento Xavier Trias, de Junts, se convirtió en el más votado y, por tanto, con muchas posibilidades de hacerse con la alcaldía y acabar así con la etapa de Ada Colau, la gran aliada de Díaz y el último referente de los ayuntamientos del cambio que llegaron en 2015. Aunque aún hay una posibilidad de que la izquierda conserve Barcelona si hay un pacto con ERC. Tanto el PSOE como Unidas Podemos aspiraban al liderazgo en Barcelona, pero entre ellos se coló Trias, que ya gobernó la ciudad entre 2011 y 2015, hasta que llegó Colau. El resultado en Cataluña, en cualquier caso, como siempre, no tiene nada que ver con el resto de España, porque ahí la batalla era entre estos tres partidos y ERC, mientras el PP no tenía apenas ningún papel. Sin embargo, sí lo ha tenido como siempre en su único feudo, Badalona, donde Xavier Albiol ha logrado una mayoría absoluta indiscutible. ERC ha obtenido un resultado peor del que esperaba, algo que también podría tener consecuencias políticas en la esfera nacional, ya que es un socio clave para el Gobierno de coalición.
Otra de las claves de la noche, y de las lecciones para las generales, es lo que ha pasado a la izquierda del PSOE. La clave de la pérdida del poder para la izquierda en la Comunidad Valenciana es que no ha entrado Podemos. Si lo hubiera hecho, las cosas habrían cambiado. De hecho, el PSOE mejoró sus resultados, pero fue inútil ante el tirón del PP y el hundimiento de Podemos. Esto prueba que la división del voto de la izquierda en tres o más opciones, en un momento en que la derecha se está reagrupando en dos, es demoledora en un sistema electoral como el español. Y eso refuerza la idea de Yolanda Díaz de organizar una sola candidatura alrededor de Sumar, como única manera de enfrentarse con alguna posibilidad a la ola conservadora que ya se está viendo en otros países de Europa.
En el País Vasco, de nuevo, también los resultados fueron muy distintos a los del resto de España, y uno de los grandes triunfadores de la noche fue precisamente Bildu, que logró ser el primer partido en Vitoria y a un año de las elecciones autonómicas le está disputando la primacía al PNV en toda la comunidad. Precisamente Bildu tuvo un gran protagonismo inesperado en la campaña por el escándalo que provocó colocar a siete terroristas con delitos de sangre en sus listas. La formación de Arnaldo Otegi decidió retirarlos de ellas. Pero ese escándalo no ha supuesto ningún desgaste para ellos y, sin embargo, sí para los socialistas, a los que este asunto les descolocó por completo la campaña en positivo que tenían pensada y que se terminó de complicar con los escándalos del voto por correo en la recta final.
Triunfo claro para Feijóo
Mientras, el PP logró todos los objetivos que ansiaba e incluso alguno en los que no tenía muchas esperanzas. Es un triunfo muy claro para Alberto Núñez Feijóo, que se la jugaba en sus primeras elecciones en todo el territorio nacional como líder. Él mismo rebajó las expectativas hace unas semanas, y dijo que el PSOE iba a aguantar mucho mejor en las autonómicas y las municipales que en las generales, porque los barones y alcaldes estaban mejor valorados que Pedro Sánchez. Sin embargo, en la primera prueba de fuego, Feijóo ha logrado un éxito muy superior al esperado, sobre todo en las grandes ciudades, donde ha vuelto a recuperar la primacía, aunque siempre con la necesidad de respaldarse en Vox en casi todas ellas. La izquierda ha perdido ciudades emblema como Valencia, Sevilla, Valladolid o Palma de Mallorca.
Ahora el PP intentará convencer a los españoles de que la ola de cambio ya es imparable y llegará a las generales dentro de unos meses, mientras los socialistas intentarán decir que esto es un golpe, pero la batalla por el Gobierno de España aún no está decidida. “Qué cara de presidente se le está poniendo a Feijóo. Hoy ha empezado la derogación del sanchismo”, clamó Almeida, el alcalde de Madrid. “Hemos dado un paso de gigante para que Alberto Núñez Feijóo sea el próximo presidente del Gobierno de España”, dijo eufórico Juanma Moreno, el presidente de Andalucía. Esta comunidad, la más poblada de España, ha pasado de ser el gran granero de votos del PSOE a un agujero negro donde sigue perdiendo votos y poder a chorros. Todas las capitales de provincia de esta comunidad pasaron a manos del PP, incluida Cádiz, otro referente de los ayuntamientos del cambio que vuelve a manos de la derecha tras la salida de Kichi González.
Pero la gran prueba para el PP ahora es gestionar a Vox. Los socialistas aún creen que está por ver qué efecto tendrá para los españoles y especialmente para los progresistas en los próximos meses ver que la ultraderecha entra en varios gobiernos autonómicos muy importantes y en muchas ciudades relevantes. Feijóo está dispuesto a forzar la máquina con Abascal para intentar darle el mínimo poder posible y llevarle al límite para ver si se atreve a votar contra las investiduras de los líderes del PP. Pero Abascal también está dispuesto a forzar la máquina y en la campaña ya ha dejado claro que quiere poder.
Otra de las grandes preguntas de la noche es hasta qué punto el debate nacional, en una campaña con un gran protagonismo de Sánchez y Feijóo y con asuntos como Bildu, ha perjudicado las expectativas de presidentes socialistas bien valorados y que hace solo unas semanas no pensaban en absoluto que su puesto estuviera en riesgo. El aragonés Javier Lambán, muy distanciado de Sánchez, fue muy claro: “En Aragón intentamos construir una muralla contra el tsunami nacional, pero ha sido insuficiente”. Y el gran superviviente socialista de la noche es precisamente el que fue más claramente crítico con Sánchez y sus pactos en la campaña, Emiliano García Page, el barón más distanciado de La Moncloa. “Hemos ganado por nuestra exclusiva fuerza contra mucho inercia”, resumió.
Sánchez tiene un control absoluto del PSOE y es difícil pensar en una revuelta, pero será inevitable que se alcen voces contra el contagio del desgaste del Gobierno central que sin duda ha perjudicado a los barones autonómicos y a los alcaldes socialistas. Y habrá también un cuestionamiento de la propia coalición y de la estrategia de alianzas del Ejecutivo, que insiste en que sin los socios que ha tenido no habría podido sacar adelante tres Presupuestos y las medidas estrella de la legislatura. Sánchez de momento evitó comparecer y envió a Pilar Alegría, la portavoz del partido y ministra de educación, a dar la cara. “No es un buen resultado. Tenemos que hacer una reflexión para los próximos meses. Debemos hacer las cosas mejor para las próximas elecciones. El PP ha absorbido todo el voto de Ciudadanos. Los gobiernos solo serán posibles con la ultraderecha de Vox, pero nosotros tenemos que hacer una reflexión”, insistió. Las primeras respuestas llegarán hoy en la Ejecutiva del PSOE, una reunión que se antoja muy dura después de una noche demoledora para los socialistas y para el Gobierno.
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