Sánchez pactará con Díaz y Calviño el contenido de la reforma laboral
PSOE y Unidas Podemos acuerdan que Trabajo pilote la negociación con representantes socialistas en la mesa
Finalmente, después de muchas horas de conversación discreta por teléfono y varias reuniones, la coalición del Gobierno ha pactado una fórmula para negociar la fase final de la reforma laboral y cerrar así la peor crisis desde que Yolanda Díaz dirige este espacio político. El acuerdo se produce en dos frentes: método y contenido. En el método, origen inicial de la crisis que estalló el pasado viernes, finalmente el PSOE asume que Trabajo pilote la negociación con patronal y sindicatos, pero Unidas Podemos acepta que estén en la mesa representantes de Economía y de Inclusión, como querían los socialistas. Estos no serán los secretarios de Estado, sino directores generales. El matiz es importante porque el secretario de Estado de Economía se sitúa por encima jerárquicamente del de Empleo, así que si estuviera ahí tendría que dirigir la negociación, según la interpretación de Trabajo. Pero un director general está por debajo. Además, se podrán incorporar representantes de otros ministerios en función del asunto que se trate.
Y en el contenido, el otro gran asunto, se cierra un acuerdo también importante. El próximo martes se celebrará una reunión de los principales ministros y las vicepresidentas primera y segunda ―Nadia Calviño y Yolanda Díaz― que dirigirá Pedro Sánchez. Una manera de dar la mayor relevancia a la figura del propio presidente en la negociación, en la que se fijará la posición del Gobierno. Este debate del contenido, que es la clave del asunto porque marca hasta dónde llegara el Ejecutivo en una reforma fundamental, ha empezado ya esta misma tarde a un nivel técnico y en el ministerio de Trabajo. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, ha convocado a sus homólogos de Economía, Hacienda, Seguridad Social y Educación para empezar a negociar el contenido del texto final. La reunión ha durado más de tres horas. Ya hay un borrador que está encima de la mesa en las discusiones con patronal y sindicatos, y sobre el mismo se trabaja para preparar la reunión más política del martes, donde Sánchez negociará los límites de la reforma con las dos vicepresidentas más implicadas y con visiones muy diferentes, Calviño y Díaz. Los dos sectores coinciden en que esta primera reunión negociadora fue “constructiva y productiva” y ya se ha entrado en materia, viendo punto por punto las claves de la reforma, desde la negociación colectiva a la temporalidad, la subcontratación o la ultractividad. La reforma se moverá “en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición”, según señala el comunicado pactado entre ambos grupos, para dejar claro que el límite está en ese texto.
Después de esa primera cita presidida por Sánchez, todos los martes habrá una reunión entre los secretarios de Estado de los ministerios implicados en los que se discutirá cada semana el contenido de la reforma para preparar la negociación de los miércoles. Este grupo se reunirá también los miércoles cuando acabe la mesa de negociación para evaluar el desarrollo y habrá reuniones entre ministros cuando sea necesario. De esta manera queda claro que la negociación la lleva Trabajo, pero el PSOE y el propio presidente, como dijo Yolanda Díaz este miércoles, estará muy encima y dirigirá la discusión de contenido, la más importante. Encima de la mesa están discusiones trascendentales como la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial, la ultractividad ―qué pasa cuando un convenio decae sin acuerdo, si sigue vigente o no― los límites a la temporalidad, las modalidades de contratación, y muchos otros detalles que afectan a millones de trabajadores y también a los empresarios que los contratan.
Esta solución intermedia satisface finalmente a los dos grupos. Como es habitual, ambos se dan por vencedores del pulso. El sector socialista está muy contento porque cree que al final ha quedado claro, como querían, que los ministerios socialistas estarán “antes, durante y después” en las negociaciones. La Moncloa señala que al final el asunto era de método, y se ha resuelto como ellos querían. Mientras, Unidas Podemos traslada satisfacción porque cree que ha conseguido lo que buscaban, esto es que haya primero una reunión sobre contenidos que fije bien el marco de la negociación para que no haya sorpresas. “Quedo a resultas de que hablemos de contenidos. Lo importante es el qué”, ha enfatizado Díaz desde Roma tras conocerse el acuerdo. “Hablamos de método, no de contenido. Pero no se trata de tutelar, sino de compartir y enriquecer”, ha señalado por el contrario la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, también estaba muy satisfecha, y ha negado que haya discrepancias en el contenido. “Me alegro de que hayamos llegado a un acuerdo, que está totalmente alineado con la propuesta que habíamos hecho”, ha sentenciado. Mientras, Díaz ha agradecido a los equipos negociadores y a Sánchez el acuerdo. “El presidente del Gobierno va a presidir esta reunión y no tengo más que satisfacción”, ha zanjado tan solo unas horas después de que pidiese públicamente al mandatario que “lidere” la derogación de la reforma del PP. Para Unidas Podemos la clave es que se hable del contenido.
La negociación se inició el lunes en la reunión del comité de crisis de la coalición, pero en realidad no hubo avances hasta que, al día siguiente, el martes, se citaron de forma discreta en La Moncloa antes del Consejo de Ministros los principales protagonistas, a excepción del presidente. Estaban allí Félix Bolaños, ministro de Presidencia y negociador clave de Sánchez, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y la principal implicada, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, Ione Belarra, de Derechos Sociales, e Irene Montero, de Igualdad. Ahí se trasladó por parte de Bolaños la propuesta socialista, que implicaba que Trabajo seguiría pilotando la negociación pero con representantes socialistas encima de la mesa. En un principio eran secretarios de Estado, pero en la negociación se ha rebajado a directores generales.
Díaz no aceptó la propuesta en esa reunión porque Unidas Podemos reclamaba que antes de cerrar el método se pactaran los contenidos. El equipo de Díaz desconfía de que si no se cierra un documento, durante el proceso Economía trate de suavizar la reforma. No hubo acuerdo, pero se avanzó, y Bolaños siguió hablando con todos. A lo largo del día e incluso de la noche siguió la negociación capitaneada por él en el lado socialista y con Díaz, su secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey, Belarra y Montero en el sector de Unidas Podemos. Díaz viajó a Roma, y desde allí seguía la evolución.
Desde el sector socialista trasladaron en todo momento que el acuerdo era factible en poco tiempo. Al final se han tardado cinco días en cerrar la crisis, aunque la negociación real ha durado menos. Las conversaciones entre Bolaños y Díaz empezaron el sábado. Según fuentes de los dos sectores, en ningún momento de todo el conflicto han hablado Díaz y Sánchez, que otras veces sí resolvieron situaciones complicadas en persona, como sucedió recientemente con los Presupuestos y la ley de vivienda. La novedad de esta última crisis es que no era un pulso entre Calviño y Díaz, como ha sido habitual estos tres años, sino directamente entre el presidente y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, que finalmente se ha resuelto con un acuerdo. Sánchez ha sido rotundo esta vez en su apoyo a Calviño, no solo en una rueda de prensa el viernes en Bruselas, también en el discurso y las imágenes del lunes, cuando estuvieron juntos en un acto.
Esta mañana se han rematado los últimos flecos, antes de hacer público el acuerdo, pero el pacto no ha llegado antes de la reunión de todos los miércoles del diálogo social con patronal y sindicatos para negociar la reforma laboral, que ha dirigido Pérez Rey como lleva haciendo desde el 17 de marzo. Por tanto, la primera vez que se incorporarán representantes de ministerios socialistas a esta negociación será el próximo miércoles, después de la cita del martes presidida por Sánchez en la que se fijarán los límites del proceso. Los socialistas insisten en que no hay ningún problema de fondo en el contenido y que no ven mal el documento que negocia Trabajo, con algunos matices. En Unidas Podemos han forzado una reunión de contenidos para que después no haya marcha atrás.
El texto se moverá, pues, entre dos límites: por un lado el acuerdo de Gobierno PSOE-Unidas Podemos, y por otro el llamado “componente 23″, el texto que se envió a Bruselas en el marco del plan de recuperación en el que se delimitaba qué reforma laboral quiere hacer España. Las cartas están pues bastante marcadas, pero nadie duda de que la negociación deparará sorpresas, y más cuando la patronal está muy dura y asegura que lo que hay encima de la mesa ahora no le satisface en absoluto y así no podría firmar el acuerdo. Las próximas semanas son decisivas.
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