Sánchez descarta dimisiones y dice que su Gobierno es para cuatro años
El presidente culpa al PP de su pacto con Bildu para salvar la prórroga del estado de alarma
No hay crisis interna en el Gobierno de coalición y, por tanto, ninguna responsabilidad que asumir ni pedir. Para el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, el pacto al que llegaron su grupo parlamentario y el de Unidas Podemos con EH Bildu sobre la derogación de la reforma laboral, después muy matizado, no afecta internamente a la coalición gubernamental, pese a haber generado enfrentamientos entre sus miembros. “Somos un Gobierno unido, para cuatro años y tengo la mejor opinión de las personas que lo conforman”, ha defendido Sánchez en una comparecencia este sábado, en la que ha hecho relevantes anuncios como la apertura de España al turismo internacional en julio y la aprobación, el próximo martes de la renta del Mínimo Ingreso Vital.
Frente a la insistencia de los periodistas en sus preguntas, Sánchez se ha afanado en echar tierra sobre ese episodio que ha levantado una gran tormenta política. El presidente descargó la responsabilidad en el PP por su voto contrario a la prórroga del estado de alarma, un instrumento que Sánchez considera imprescindible para evitar una ruptura brusca de las medidas de confinamiento y no poner en peligro de las personas. “No teníamos los votos asegurados”, ha justificado el presidente, lo que empujó a los socios del Gobierno a afanarse en buscarlos en todos los grupos, incluido EH Bildu.
El presidente del gobierno ha soslayado el fondo del asunto, la razón de por qué se negoció la derogación de la reforma laboral con la izquierda abertzale, cuando, como él mismo ha repetido en su comparecencia, lo único que pretendía el Gobierno era proteger la salud pública a través de una nueva prórroga del estado de alarma. La necesidad de conseguir esos votos “abrió la espita”, en expresión de Sánchez, para que los partidos exigieran condiciones sobre temas ajenos a la pandemia. Eso hizo ERC, al reclamar que se activara la mesa de negociación política del Gobierno con la Generalitat, lo que al final hizo imposible el acuerdo.Sin embargo, PSOE y Unidas Podemos sí aceptaron negociar temas ajenos a la crisis sanitaria con EU Bildu, lo que se plasmó en un documento con el compromiso de la derogación “íntegra” de la reforma laboral. El texto fue rectificado tres horas más tarde de hacerse público, en medio de las protestas de la oposición y de los empresarios. “Todo se podría haber evitado, si el PP o se abstiene, o como es lógico, hubiera votado a favor. Desgraciadamente, esta no es la realidad y ha llevado a que los distintos grupos parlamentarios trataran de negociar”, ha resumido el presidente.
La tesis de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, de que no es momento de abordar la revisión de las normas laborales se ha impuesto sobre la del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que defendió el acuerdo con la coalición abertzale. Pese a esas diferencias, Sánchez ha sostenido que las posiciones de ambos “son compatibles” y ha prometido que no habrá nueva reforma laboral sin un diálogo previo con empresarios y sindicatos. El jefe del Ejecutivo ha dedicado grandes elogios al presidente de la patronal, Antonio Garamendi, de quien ha ensalzado su condición de “patriota” y su “sentido de Estado”. Pese a que los empresarios han dado por todo el diálogo social, Sánchez se ha mostrado confiado en recomponerlo “cuanto antes”.
En su mensaje televisado de este sábado, Sánchez ha querido insuflar optimismo y esperanza –“se está a punto de la victoria”, ha dicho-, además de elogiar a los ciudadanos por su comportamiento. El presidente ha anunciado que el martes se decretarán 10 días de luto oficial por los más de 28.000 muertos por la pandemia y que en las próximas semanas habrá un homenaje a todas las víctimas presidido por el jefe del Estado.
Sobre las manifestaciones contra su Gobierno convocadas este sábado por Vox, ha señalado que el partido de extrema derecha “están en su derecho” de protestar siempre que se cumplan las normas de distanciamiento para evitar posibles contagios. Sánchez ha revelado que no solo Pablo Iglesias y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, han sufrido escraches en sus domicilio, sino también otros miembros del Gobierno, sin concretos quiénes. “El respeto, la concordia y la convivencia son mayoritarios frente a los mensajes minoritarios de ira y odio”, ha concluido el jefe del Gobierno.
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