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Elena y Esther Castaño-López, la revolución en el diseño que se fragua en Murcia

Las hermanas Castaño-López tomaron el relevo de Sancal y con ello llegó, más bien, el revuelo: sofás y muebles más expresivos, diseñadores más experimentales, la fábrica intervenida por artistas y, finalmente, el Premio Nacional de Diseño 2024.

Elena (izquierda) y Esther Castaño-López, las hermanas detrás de la empresa Sancal.
Elena (izquierda) y Esther Castaño-López, las hermanas detrás de la empresa Sancal.Raúl Belinchón
Tachy Mora

En 2023, Sancal cumplía 50 años. Una de las empresas españolas de mobiliario con mayor repercusión internacional debido no solo al proyecto y la estructura que consolidó su fundador, Santiago Castaño, sino también a la particular visión y gestión del diseño que han hecho sus hijas desde que en 2007 comenzaron a tomar el relevo. La suya no es la típica historia de sucesoras entusiasmadas por incorporarse a la empresa familiar. Pero su viaje de ida y vuelta comienza a ser algo ya bastante típico.

“Mi plan era hacer Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, viajar por el mundo y no volver a mi pueblo nunca jamás”, admite Esther Castaño-López (Yecla, 45 años), directora general de Sancal. “Estudié en Granada, donde después me quedé trabajando en investigación. Yo nunca había querido unirme a la empresa familiar. Era el proyecto de mis padres, no el mío. Sin embargo, cuando mi padre se iba acercando a los 60 años, la empresa había crecido mucho y empezaba a requerir una mayor profesionalización en diversas áreas. Entonces me preguntó si podría interesarme unirme. Yo ya llevaba unos 10 años fuera y como que me había reconciliado un poco más con el pueblo… Mi trabajo como investigadora me gustaba, pero era muy solitario. Así que decidí probar”.

Lo de querer salir corriendo del pueblo cuando se es joven es un clásico —a veces, muy necesario—. Pero lo de reconciliarse e, incluso, volver, empieza a ser otro. Sancal es una empresa de Yecla con fuertes raíces locales. Esta pequeña población murciana es, sin embargo, un lugar altamente industrializado, sobre todo en el ámbito del mobiliario, la tapicería y sus industrias afines, donde, según datos de su Feria del Mueble (evento pionero en los años sesenta), 500 empresas se dedican a este sector en un radio de cinco kilómetros. También tiene mucha actividad vitivinícola desde finales del siglo XIX, de la que, simultáneamente, derivó también la industria maderera y del mueble en la zona.

Yecla es, por tanto, un lugar periférico, pero muy productivo y emprendedor. En los años setenta, cuando Santiago Castaño empezó con su taller de tapicería, ya tenía alrededor múltiples referentes. Hoy, el tejido empresarial de Yecla es más variado, con innovadoras empresas como Gobik, especializada en ropa de ciclismo, o ID David, en maquinaria agrícola. Pero por innovador y emprendedor que pudiera ser el lugar, quizá no era el más seductor para una joven con intereses creativos. “Yo quería estudiar Interiorismo, pero donde lo quería hacer no había plaza y terminé haciendo Bellas Artes en Valencia, especializándome en ilustración y diseño gráfico. Desde el primer día me encantó”, recuerda Elena Castaño-López (Yecla, 40 años), directora de arte de Sancal. “Después estuve viviendo y trabajando en Dublín; también en Barcelona, donde hice un máster en Dirección de Arte. Pero debido a la crisis, al terminar, no encontraba trabajo. Entonces un día llegó mi hermana, que ya llevaba unos cuatro años en la empresa, y me dijo: ‘¡Estoy embarazada, bájate y échame una mano!”.

Las hermanas Elena y Esther Castaño-López, en la cabina de lacado de la fábrica de Sancal.
Las hermanas Elena y Esther Castaño-López, en la cabina de lacado de la fábrica de Sancal.Raúl Belinchón

Y así es como las dos terminaron de nuevo en el pueblo y en la empresa familiar, aunque no estaba, ni por lo más remoto, en sus planes. Sin embargo, no hay nada como alejarse para abrir la perspectiva: literal, vital y empresarialmente. En medio de la crisis financiera internacional de 2007, Esther tuvo que enfrentarse a su primer gran conflicto, con las derivas tanto empresariales como familiares que eso podía suponer.

“Cuando llegó la crisis, ya había mucha gente que estaba fabricando en Asia. Es verdad que era un producto de menor calidad, por lo que esto a Sancal no le afectó tanto. Pero lo que sí nos afectó fue que cerraron un montón de tiendas. En aquel momento, yo llevaba en la empresa un par de años, Elena aún no se había incorporado. Ya empezaba a entender mejor de qué iba todo y también sabía hacia dónde quería ir. El problema era que la situación no acompañaba… La red comercial nos pedía un producto más económico, porque no se vendía nada. Pero a mí me parecía que ese no era el camino, porque siempre va a haber alguien que lo haga más barato y rápido. Aparte, era como traicionar todo el buen trabajo que se había estado haciendo. Entonces reuní a mi padre y a sus hermanos, que eran socios minoritarios, y les dije: ‘Mirad, yo puedo seguir, pero quiero hacer algo que sienta que me gusta. Esto es un bache y creo que no deberíamos ir por ahí, sino por intentar diferenciarnos y hacer un producto de calidad”.

Sancal es una empresa con un carácter muy familiar y local, pero con un enfoque global, tanto a nivel de diseño como de exportación: vende el 71% de su producción en 90 países. Manufacturan todo en sus instalaciones de Yecla (unas 32.000 plazas de asientos al año), apoyándose en otras empresas de la zona para ciertas tecnologías o materiales. Su especialidad son los asientos tapizados, ya sea con textiles o con piel. Pero, con la nueva dirección marcada por Elena y Esther, su catálogo se ha ido ampliando, incorporando muebles, piezas auxiliares y accesorios. Lo de apostar por diferenciarse ha sido llevado al extremo, ya que sus propuestas están entre lo más singular e innovador que se hace en su sector, y así se lo reconocen anualmente multitud de premios internacionales de diseño. La dedicación, creatividad, riesgo e innovación que le han puesto las hermanas Castaño-López durante su etapa les han hecho merecedoras del Premio Nacional de Diseño 2024 en la categoría de empresas.

La gestión y aplicación de la creatividad es, además, transversal, desde el diseño de los productos hasta las instalaciones y la comunicación. Cuando en 2013 celebraron el 40º aniversario de la firma, Elena y Esther decidieron hacer “unos retoques” a la fábrica, para actualizar el entorno y hacerlo más amable. En algunas de aquellas paredes aún colgaban calendarios y pósteres de otra época. Encargaron tres murales artísticos a Agostino Iacurci, Ricardo Cavolo y Zosen, a los que en 2019 siguieron otras intervenciones de Robert Seikon y Marial Soy. El relevo-revuelo ha terminado llegando a todos los rincones. “Mi padre ha sido muy generoso. Pero también supongo que era consciente de que o nos dejaba hacer o probablemente nos piraríamos”, afirma Esther. “A veces se queda ojiplático con algunas cosas, como cuando dimos unas lonchas de jamón envasadas al vacío con el dossier de prensa”, se ríe Elena.

El proceso más estratégico y complejo que Elena y Esther han impulsado ha sido la colaboración con diseñadores nacionales e internacionales para dar forma a esa diferenciación que buscaban. Sancal ya había trabajado con diseñadores como Miguel Milá o Gemma Bernal, y contaba con Rafa García Lax en el departamento de Producción y Diseño, el primero de la renovación generacional que había estudiado Diseño Industrial. Fue el asiento Konoha, un diseño de Toyo Ito de 2010, lo que disparó el despegue de las colaboraciones. “Es una pieza muy icónica porque tiene unas patitas muy finas y el asiento alude a la forma de una hoja, así que parece que estuviera flotando. Supuso un hito porque fue el primer diseñador internacional con el que trabajamos y eso despertó el interés de otros”, explica Esther.

Elena Castaño-López, directora de arte, y Esther Castaño-López, CEO de Sancal.
Elena Castaño-López, directora de arte, y Esther Castaño-López, CEO de Sancal. Raúl Belinchón

Hoy, entre su repertorio se encuentran figuras internacionales como Ionna Vautrin, Karim Rashid, Luca Nichetto, Note, Raw Color, Sebastian Herkner y Sylvain Willenz, entre otros. Y diseñadores nacionales como Isaac Piñeiro, Mut, Pérez Ochando, Estudi{H}ac o Yonoh. Una mezcla muy dispar, entre jóvenes talentos en su día y otros con más experiencia o prestigio, pero que tienen en común algo muy importante: interés por experimentar y por proponer algo nuevo. La única restricción a esta libertad creativa que han tenido con Sancal es que las propuestas se pudieran fabricar con sus medios y conocimientos en tapizado, o en colaboración con proveedores de proximidad. La clave ha estado en ser creativo no solo con el concepto y a nivel formal y funcional, sino también con los materiales y los procesos.

Así, aterrizaron en Sancal propuestas como las sillas Tea, diseño de 2011 de Estudi{H}ac, con las que la firma se inició en dos técnicas nuevas: la inyección de espuma de poliuretano para la estructura del asiento y su posterior acolchado. Los llamativos asientos de gran complejidad estructural Remnant, diseño de 2020 del estudio sueco Note, también son posibles gracias a esta tecnología, así como los divertidos asientos Link, diseño de 2022 de Raw Color: unas piezas con forma de eslabón que permiten encadenarse para configurar asientos de múltiples unidades. Este diseño es un ejemplo de cómo Sancal explora nuevos territorios, en su caso, nuevas formas de sentarse. Igual que el taburete Perigallo, con forma de caballete, o los paneles fonoabsorbentes Beetle*, diseño de Mut, que parecen obras de arte textiles.

Proceso de corte de la piel en la fábrica de Sancal, en Yecla.
Proceso de corte de la piel en la fábrica de Sancal, en Yecla. Raúl Belinchón

“El hecho de que no vengamos de la arquitectura o el interiorismo nos da una visión diferente, quizá menos encorsetada”, apunta Elena. Sobre todo, tienen una mirada muy gráfica y expresiva, que se aprecia en piezas como las mesas Bold, de Studiopepe; Pion, de Ionna Vautrin, y Faces, de Nathan Yong. “Mi padre no estaba muy convencido de que sacáramos este producto. Un día, estando de viaje con mi madre en Nueva York después de jubilarse, se encontró las mesas Faces en la tienda del MoMA. Casi se desmaya”, comenta Esther con orgullo comedido.

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Sobre la firma

Tachy Mora
Escribe desde 2006 en EL PAÍS Semanal sobre diseño, interiorismo y arquitectura. Periodista y comisaria de exposiciones, interesada especialmente en las nuevas tendencias, estilos de vida e hibridación entre disciplinas. Autora de libros y exposiciones como ‘Artesanía Española de Vanguardia’ y ‘Escenarios de un Futuro Cercano’.
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