Os recogemos a las ocho
He aquí la fotografía panorámica de un centro comercial situado en Helsinki (Finlandia), aunque podría estar en su ciudad. Todos los centros comerciales se parecen como se parecen todas las jaulas para hámsteres. La comparación no trata de ser peyorativa para los hámsteres, pues los que nacen en cautividad es donde mejor se encuentran. Tienen su cama, su comedero y su rueda para hacer kilómetros de manera incansable. ¿Qué más quieren? Compañía, claro, pero en muchas casas se tienen por parejas y crían y no es raro que las hembras devoren a parte de la camada con una naturalidad que pone los pelos de punta. Pertenecemos a culturas distintas los hámsteres y nosotros, pero podemos convivir, cada uno en su espacio.
Me vuelven loco los centros comerciales por lo que tienen de útero. No hay necesidad alguna que no se pueda colmar en ellos. Tienen cines, restaurantes, zapaterías, sastrerías, mercados de alimentación, salas de juegos, librerías, ópticas, spa a veces, tiendas de regalos, etcétera. Todo ello distribuido en espacios abiertos, aunque protegidos, con techos de cristal que atenúan la sensación de encierro. Intenten introducirse en el de la foto. ¿No les gustaría recorrer ahora mismo sus pasarelas, entrar en sus tiendas, tomarse un café en una de sus cafeterías? En estos lugares suelen las familias dar suelta a sus preadolescentes.
—Os recogemos a las ocho —les dicen sabiendo que los dejan en un lugar seguro.
Y durante esas tres o cuatro horas de libertad los jóvenes se entrenan en el consumo con el tesón con el que el hámster da vueltas en su rueda.
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