Herpes zóster: qué es y cómo prevenir la reactivación de un virus latente
Provocado por la reactivación del virus de la varicela, presente en el 90% de la población española, este sarpullido puede desembocar en complicaciones en la zona en la que se reactive. Pese a no tener cura, el diagnóstico temprano es fundamental para evitar su desarrollo.
Un picor en la cabeza fue el primer síntoma que experimentó Alejandra, una paciente con herpes zóster, hace un par de veranos. Lo que en un principio achacó al calor se volvió cada vez más persistente, por lo que decidió acudir al médico. Un primer diagnóstico de dermatitis fue acompañado de un tratamiento que no funcionó, mientras el dolor se extendía al rostro. “Sentía como si me estuvieran pinchando con las espinas de un rosal”, recuerda Alejandra.
Finalmente, los médicos de la empresa para la que trabaja, una residencia de mayores, dieron con el diagnóstico correcto. Su caso era una variedad poco frecuente denominada herpes zóster oftálmico (u oftalmológico) que puede derivar en graves complicaciones, como la pérdida de visión. Una variedad de una enfermedad que tiene un origen muy común y que, en casos más extremos como el sufrido por Alejandra, puede afectar a los oídos o a los ojos y limitar la calidad de vida.
Reactivación del virus de la varicela
El herpes zóster es un sarpullido que se presenta en forma de pequeñas ampollas en la piel, habitualmente en el torso aunque también puede aparecer en el abdomen, en las piernas o en la cara. Su forma característica hizo que se le nombrase con un término del latín que significa “faja o cinta que se asemeja a una serpiente”, y que el lenguaje popular adoptó como “culebrilla”. Este virus vive en el organismo de las personas que han pasado la varicela, normalmente en la infancia, pero nuestro sistema inmune impide que se desarrolle. Sin embargo, aquellas personas que vean afectado su sistema inmunitario, especialmente a partir de los 50 años, pueden verse afectadas por él.
Cuando el virus de la varicela se reactiva, los pacientes pueden empezar a sentir un dolor, no muy intenso pero continuo. Es lo que le sucedió a Valeria, otra afectada por el herpes zóster. Pasados unos días, esa sensación se fue convirtiendo en un dolor cada vez más intenso, como una fuerte contractura muscular, pero con el añadido de una quemazón interna. Tras varias sesiones de fisioterapia, decidió acudir al médico, que le diagnosticó un herpes zóster. “Las lesiones desaparecieron al cabo de 8 o 10 días. No fueron muchas ni muy extensas. Pero lo que no desaparecía era el dolor”, recuerda. “Continuaba en la misma zona, con mayor o menor intensidad, pero presente día y noche. Seguía siendo como una contractura que me hacía retorcerme de dolor sin saber qué postura adoptar para que doliera menos. Ni sentada, ni de pie, ni acostada… no había forma de que cediera”, recuerda la afectada.
No existe una cura para el herpes zóster, ya que no se puede eliminar el virus del organismo, pero sí existen tratamientos para evitar que evolucione desfavorablemente y acarree complicaciones, como los antivirales administrados en las primeras 72 horas, que ayudan a aminorar las lesiones cutáneas y el dolor. “Este calvario duró casi 4 meses, pero un buen día el dolor, igual que apareció, se esfumó”, explica Valeria. “Pero en ocasiones no siento dolor, pero sí ciertas molestias que me lo vuelven a recordar todo”, explica.
Prevención para evitar complicaciones
Contar con un diagnóstico temprano y comenzar el tratamiento cuanto antes es, por tanto, fundamental para que el virus derive en casos más graves. En sus casos más graves, el herpes zóster puede derivar en la llamada neuralgia postherpética, un dolor constante o intermitente según los casos similar a una sensación eléctrica, y que puede durar meses o incluso años. En algunas ocasiones en las que el herpes zóster se manifiesta en la cara, puede derivar en complicaciones que afecten a la visión o la audición. El dolor también puede alterar el sueño, el estado de ánimo, y las actividades de la vida diaria, lo que repercute negativamente en la calidad de vida. El herpes zóster no tiene cura ya que, como se ha mencionado anteriormente, es imposible eliminar el virus del organismo, pero es una enfermedad que sí que se puede prevenir. Consulta con tu médico para más información y visita la web www.virusherpeszoster.es.
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