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Roma en siete insólitos recorridos

Visitar solo lo recomendado en las guías de la capital italiana es un pecado. En la llamada ciudad eterna esperan innumerables plazas, iglesias, esculturas y mausoleos que bien merecen renunciar a los tópicos turísticos

Roma
Cúpula de la iglesia de San Bernardo alle Terme, en Roma (Italia).Alamy / Cordon Press

En cualquier viaje es un error pensar que has visto todo de una ciudad si visitas lo recomendado en las guías. Esto es más clamoroso si cabe en Roma. La ciudad italiana es interminable y por eso os proponemos descubrir en siete itinerarios rincones menos conocidos que a buen seguro os maravillarán al sintetizar toda la riqueza de la antigua capital del Imperio de los Césares.

Otra fama inmerecida de Roma es la de ser caótica. Esto se resuelve ordenándola en pequeñas parcelas comprensibles, asimismo válidas para mostrar cómo en poco espacio se pueden ver muchas joyas si renunciamos a los habituales tópicos y hacemos el esfuerzo de escarbar en la superficie, muy bien dispuesta a sorprendernos.

Itinerario 1

Empezaremos desde la estación de Termini, donde todos los caminos convergen. Desde este punto caminaremos hacia la Piazza della Repubblica, admiraremos la fuente de las Náyades —inaugurada definitivamente el año 1914, es la primera fuente de Roma, coronación de la Via Nazionale. En vez de seguir por esta emblemática avenida proseguiremos por la Via Vittorio Emanuele Orlando y alcanzaremos la Piazza di San Bernardo, un camino natural para ir a la iglesia de Santa María de la Victoria, donde los visitantes se agolpan para admirar el Éxtasis de Santa Teresa de Gian Lorenzo Bernini, tan célebre como para eclipsar todos los tesoros de los aledaños.

La cúpula de la iglesia de San Bernardo alle Terme tiene 22 metros de diámetro.
La cúpula de la iglesia de San Bernardo alle Terme tiene 22 metros de diámetro.Alamy / Cordon Press

Entre ellos tenemos uno bien visible y otro oculto entre el desconocimiento y la pereza. El primero es la fuente de Moisés, sin relación alguna con el de Michelangelo en San Pietro in Vincoli. De hecho, los romanos rebautizaron a la estatua realizada por Prospero Antichi como “El feo” para distinguirlo de la genialidad del Divino. El conjunto, erigido entre 1585 y 1589, es de Domenico Fontana y se ubica donde concluía el acueducto Acqua Felice. A la derecha, tras andar menos de 50 metros, nos recibe San Bernardo alle Terme, uno de los templos más bellos de Roma y perfecto para relajarse y admirarlo por lo abrumador de su silencio, idóneo para fijarse en un sinfín de detalles, entre los que destaca su cúpula con óculo de 22 metros de diámetro, similar a la del Panteón porque, en realidad, la iglesia aprovechó uno de los cuerpos de las Termas de Diocleciano.

Itinerario 2

La segunda propuesta de ruta parte del Coliseo. El anfiteatro Flavio es un hito que nunca es un final. Al lado del monumento por excelencia se halla un rectángulo, el Ludus Magnus, lugar de entrenamiento para los gladiadores. Si lo dejamos atrás y subimos por la Via dei Santissimi Quattro tenemos a nuestro alcance la homónima iglesia o la de San Clemente, preciosa y con una impecable sucesión de estratos al conservar un Mitreo, donde los paganos adoraban a Mitra, un dios oriental que estuvo a punto de derrotar a Jesucristo en la lucha por la hegemonía durante la Antigüedad Tardía.

Vista de la basílica de los santos Giovanni y Paolo, en monte Celio de Roma.
Vista de la basílica de los santos Giovanni y Paolo, en monte Celio de Roma.Alamy / Cordon Press

La zona, llena de restaurantes, se vuelve más solitaria si subimos por la calle Celimontana, preludio al monte Celio. Nos recibirá el arco de Dolabella y su posterior línea recta será la pasarela hacia la Villa Celimontana, hoy en día un parque municipal, y la basílica de los santos Giovanni y Paolo, mártires del siglo IV. El templo suele acoger muchas bodas y crea en su plaza un ambiente muy vivo los fines de semana. A su derecha, en la base del campanario, se localizaba el templo del divino Claudio, mientras a su izquierda es sencillo hipnotizarse con el Clivo di Scauro, una de las calles más inolvidables de Roma por los arcos que la flanquean hacia la iglesia de San Gregorio Magno, con un claustro muy particular e interesante precedido por un busto de Santa Teresa de Calcuta.

Itinerario 3

El mausoleo de Santa Costanza, una de las hijas del emperador Constantino.
El mausoleo de Santa Costanza, una de las hijas del emperador Constantino.Alamy / Cordon Press

En la larga Via Nomentana, con nacimiento en la Porta Pía, esperan un sinfín de atractivos. Nos desplazaremos casi a su conclusión romana para ir al mausoleo de Santa Costanza, una de las hijas del emperador Constantino que reposa en un sepulcro de flamante pórfido rojo. Erigida hacia el año 345, constituye uno de los últimos ejemplos de fusión entre el arte clásico y el dominio del Cristianismo. Ello se percibe tanto por su planta central como por una luminosidad reforzada por los mosaicos de la bóveda, dedicados a la vendimia y a temas cristológicos, como la Entrega de la ley, acompañados de nichos vacíos donde muchos viajeros desde el siglo XVI se atrevieron a grabar su firma para recordarnos que solo somos un granito de arena acompasado con nuestros antecesores.

Desde Santa Costanza es imperdible recalar en Santa Priscila, reina de las catacumbas. Hace años los guías advertían de su profundidad, capaz de dejar al visitante sin aire y no precisamente por ver el primer fresco que representa a la Virgen, así como una escena de la adoración de los Reyes Magos o la pintura de la misteriosa mujer velada.

Itinerario 4

La Piazza Mincio y su fuente de las ranas.
La Piazza Mincio y su fuente de las ranas.Alamy / Cordon Press

No muy lejos de la Nomentana se esconde, salvo para los más curiosos, el barrio Coppedè, así llamado por el responsable de su edificación a partir de 1915, el singular arquitecto Gino Coppedè. Cada una de sus casas está plagada de detalles a disfrutar con parsimonia porque no hay ángulo sin sus decoraciones vistosas y su inédito inventario escultórico. El centro de este conglomerado, diáfano y a rebosar de horror vacui, es la Piazza Mincio y su fuente de las ranas, quizás un homenaje indirecto a la de las tortugas de Piazza Mattei, a la vera del Gueto.

Itinerario 5

La Roma popular es una de las grandes ignoradas por el turismo. Uno de sus mayores exponentes es el Pasquino. Esta estatua da nombre a la plaza que enlaza la Via del Governo Vecchio con Piazza Navona. En sus orígenes perteneció a un grupo que representaba un fragmento de la Ilíada, pero desde el siglo XVI devino la voz de los oprimidos contra la censura papal. Hasta hace poco, no se sabe si por el control del Gobierno presidido por Giorgia Meloni, su base se llenaba de protestas ciudadanas, asimismo esparcidas en otras cinco estatuas conocidas como La congregazione degli Arguti, los ingeniosos. El sexteto se compone, además del indiscutido príncipe de los pasquines, del Abate Luigi, Il facchino di via Lata, Madama Lucrezia, El Babuino y Marforio, anfitrión sin par de los Museos Capitolinos y distinguible desde la Piazza del Campidoglio.

Marforio, una de las seis estatuas parlantes de Roma.
Marforio, una de las seis estatuas parlantes de Roma.Alamy / Cordon Press

Estos revolucionarios de piedra han sido cantados por muchos poetas de la romanidad en su dialecto, el romanesco. Entre ellos, los más célebres fueron Giuseppe Gioachino Belli y Carlo Alberto Salustri, Trilussa en la literatura. Ambos pueden ayudarnos a pasear con lógica por el Trastevere. El primero tiene su escultura, bien ataviado con sombrero de copa y bastón para cumplir con la estética decimonónica, justo después del puente Garibaldi en su placita, perfecta para reposar antes de adentrarse en el que antaño, antes de la turistificación, fue el barrio romano más puro, donde Trilussa nos guía desde principios de los años cincuenta en su homónima plaza pegada al puente Sisto gracias a su bronce verdoso con un dedo indicándonos la palabra y la marcha, pues tras él tenemos todos los meollos trasteverinos, también una magnífica pizzería, Piazza Trilussa, con productos pensados para todos los públicos y precios decentes.

Itinerario 6

Interior de la Central Eléctrica Montemartini, uno de los Museos Capitolinos de Roma.
Interior de la Central Eléctrica Montemartini, uno de los Museos Capitolinos de Roma.Alamy / Cordon Press

Roma puede recorrerse a pie o en transporte público, sin tacha para ir a la Via Ostiense. Englobada en la periferia, su icono es la basílica de San Paolo, pero si quieres aprehender otra urbe es recomendable una dupla de regusto industrial. Desde 2001, la Central Eléctrica Montemartini se adaptó para ser una sede más de los Museos Capitolinos y el resultado es una mezcla sin igual, casi como si estuviéramos en la película Metrópolis fusionada con todo el esplendor del arte antiguo. A menos de 10 minutos, reconocible desde el ingreso, divisaremos el Gasometro, una estructura circular y hueca, más bien inútil para nuestra contemporaneidad e imperativa como catedral de estos márgenes.

Itinerario 7

El mausoleo de Augusto, levantado en el año 28 a.C,.
El mausoleo de Augusto, levantado en el año 28 a.C,.Alamy / Cordon Press

Para 2025, año jubilar, toda Roma lucirá renovada. Uno de sus enclaves más renovados será el mausoleo de Augusto, que al fin complementará al Ara Pacis remozado por Richard Meier. Justo enfrente está la iglesia de San Girolamo dei Croati, un templo medio anónimo, poco vistoso en su exterior y deslumbrante en su interior, sobre todo por su repertorio de frescos, una cátedra de manierismo a cargo de pintores como Andrea Lilio (1555-1642), autor de la falsa cúpula de este templo nacional de los croatas en la llamada ciudad eterna y el ciclo del presbiterio. San Girolamo es otra prueba más de como en la capital de Italia no atreverse a franquear los portales de todas sus parroquias es un pecado laico por renunciar a tanta belleza.

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