La Suerte de Arrayán 2014, sensual expresividad

La enóloga Maite Sánchez, tan discreta como eficaz, sigue buscando en la sierra de Gredos las mejores cepas de garnacha para desvelar el secreto de su sensual expresividad. Lo hizo primero en la zona abulense con un extraordinario vino elaborado de manera tradicional a partir de una viña con más de 60 años, plantada en vaso sobre suelo pizarroso. Y ahora lo hace en la zona toledana de El Real de San Vicente, pero con un concepto vitivinícola distinto.

En este caso se trata de un vino de villa, en el que participan varias viñas de edades distintas, con el denominador común del terreno —suelos arenosos originados por la degradación del granito, con algo de cuarzo— y un clima continental extremo de fuerte diferencial térmico día/noche. Y una elaboración en la que participa de manera original y efectiva la fermentación espontánea, al modo de la maceración carbónica. Luego sigue el proceso habitual, con 14 meses de crianza en barricas usadas de 300 y 500 litros de roble francés.

Todo ello se manifiesta en un tinto refinado, poderoso pero esbelto, potente pero tierno, donde el eje de su estructura aromática lo conforman los frutillos rojos silvestres sobre los que se acoplan las notas florales, balsámicas y especiadas. Y un fresco sabor afrutado, tan expresivo como intenso.