Innocent al amanecer en la canoa en la que trabaja con su hermano Rigobert en el lago Kivu. Han recogido las redes y contado la captura, y se preparan para volver y vender el pescado en el mercado. Innocent dobla las pesadas redes y las envuelve en fundas de plástico para evitar cualquier deterioro, rotura o desgarrón que pudiera permitir escapar a los peces.
Si tienen suerte con la captura, las tripulaciones de las canoas pequeñas pueden esperar ganar unos 10 o 12 dólares al día, de los cuales solo les queda limpia una pequeña parte.