60 segundos
Este es el discurso que Mabel Lozano, ganadora del premio Goya al mejor corto documental por 'Biografía del cadáver de una mujer', hubiese dado de tener más que un minuto de agradecimiento
“Cada uno de los ganadores del Goya ha dispuesto de un máximo de 60 segundos para agradecer el premio…”. Lástima, un insuficiente minuto. Eso sí, más de tres millones de personas cada año ven por televisión la Gala de los premios en directo: políticos, jueces, fiscales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, docentes, consumidores de sexo de pago e incluso, seguro, entre las tres millones de almas habrá uno que otro desalmado proxeneta…
60 preciados segundos. Aprovechar que tantas españolitas y tan variados y variopintos españolitos hacemos algo a la vez es, sin lugar a duda, una gran oportunidad para denunciar la explotación sexual de mujeres y menores prisioneras en las cárceles de neón que son los cientos de puticlubes que pueblan las carreteras españolas, las rotondas, las calles y los pisos. Prostitutas o putas las llaman los que van a alquilar sus cuerpos para satisfacer sus ansias de sexo, sumisión o poder. Alguno de estos prostituyentes incluso las alquilará para asesinarlas.
Desde el año 2000 al menos 27 mujeres en situación de prostitución han sido brutalmente asesinadas por estos compradores de carne humana. El resto de las personas como si nada, con indiferencia, mientras no estén cerca, porque manchan el paisaje de nuestro barrio y devalúan el precio de mercado de nuestros pisos.
60 segundos para denunciar la falta de leyes y dejarnos de fuegos de artificio, para hacer algo por atajar este delito desde su raíz, íntegramente. ¿Qué asistencia y salida proporcionan a estas mujeres?, ¿para cuándo la reforma legislativa que condene todas y cada una de las caras del proxenetismo?, ¿para cuando una ley integral contra la trata sexual de mujeres y niñas?.
60 segundos para recordar lo poco que vale la vida de una mujer prostituida. Es directamente una muerta olvidada, ella, sus hijos, sus hijas, sus familias.
Un minuto para animar al profesorado, madres y padres sobre la importancia de la educación afectivo-sexual de menores en los entornos familiares y de hablar a nuestros hijos e hijas de relaciones igualitarias, desde la empatía, el deseo compartido, el respeto.
Es cierto, y como dice mi amiga Najat El Hachimi, siempre han hablado por nosotras. En mi caso, y sé que ella lo aplaude, llevo más de 15 años alzando la voz por mujeres y niñas silenciadas e invisibilizadas, voceando por las mujeres prostituidas que, a pesar de que algunas han logrado escapar de esas cárceles, el miedo y el estigma las acompañan y no les permiten contar sus historias.
Pero ¿y si la noche de los Goya fueran ellas mismas quienes levantaran su voz? ¿Y si durante esos breves 60 segundos utilizáramos el gran altavoz de la industria del cine para que María contara cómo, cuando sentada en el avión que la traía a Madrid desde su Colombia natal, hace ya 20 años, soñaba con una vida mejor para su pequeño que se había quedado al cuidado de su madre? Su niño, la única razón por la cual durante muchos años esta mujer luchadora fue explotada en clubes, calles, rotondas.
Que María narrara a los espectadores lo que había sufrido y llorado en silencio, solo para ella, cuando la insultaban, cuando la sometían a un trato inhumano, cuando la trataban como si fuera un saco de carne. Le hacían mucho daño, la dolía en el alma, sí, el alma, las mujeres prostituidas también tiene de esto, y sentimientos. Y una familia, que es la razón para soportar tanto dolor: enviar algo de dinero para la crianza de tu hijo. Días eternos y noches duras de violencia, de no ganar nada y tener las manos vacías, sin un euro que enviar a Colombia, a su casa, esa donde vivía su hijo antes de que le asesinaran a cuchilladas a la salida del colegio para robarle. Ese hijo a cuyo entierro ni siquiera pudo asistir.
Un minuto para que Daniela, también superviviente del sistema prostitucional y ahora mediadora social en la unidad de rescate de la asociación APRAMP, les dijera alto y claro: “Si nos quieren ayudar, primero deberían dejar de decir que esto es una opción libre y normalizar la explotación sexual de mujeres cada vez más niñas, porque el espejismo consiste en pensar que esto es lejano a sus vidas, que no va con ellos. Nadie sabe lo que supone para cada una de nosotras el proceso de recuperación e integración, por eso necesitamos alternativas reales para poder salir de ese infierno, porque sin alternativas, no hay salida”.
"Mi voz, mi corazón, mi piel, pero durante 60 segundos serán las palabras de las víctimas invisibles de explotación sexual en el mundo.
Este premio es muy importante para dar voz a miles de mujeres y niñas víctimas de trata sexual.
Mujeres cada mas jóvenes que llegan a nuestro país en busca de una oportunidad, un futuro para sus hijos, para su familia.
Tienen deudas con sus dueños explotadores que las venden como esclavas sexuales en clubes, en pisos, calles y rotondas con la complicidad de quienes las compran como si fueran un saco de carne y la indiferencia del resto que mira para otro lado.
Es difícil que puedan salir de ese infierno sino les ofrecemos alternativas.
Tú solo ves la desnudez de sus cuerpos. ¡Míralas! De lo que están desnudas es de derechos”.
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