Explorando la posibilidad de la Educación Popular en moneda social
El autor reivindica una reforma monetaria para lograr una economía justa
La Educación Popular, iniciada por el pedagogo brasileño Paulo Freire (1921–1997), quien escribió su obra maestra Pedagogía del Oprimido, sigue siendo un elemento muy importante en la formación de la sociedad civil, pues cuestiona las jerarquías tradicionales que nos esclavizan y nos empodera para que sepamos autogestionar nuestros propios emprendimientos y otras estructuras sociales. Esta enseñanza se ha aplicado también en las prácticas de economía solidaria en Brasil y quisiera invitaros a pensar cómo esta metodología funcionaría al impulsar monedas sociales.
La dificultad que tenemos en la toma de conciencia del tema monetario es la invisibilidad del opresor. A la gente solo le interesa ganar un ingreso decente (o más) sin saber quiénes son sus opresores económicos (la empresa parece serlo, pero no). Sería importante empezar con la famosa frase “dadme el control del suministro de dinero de una nación y no me importará quién haga sus leyes”, de Mayer Amschel Bauer Rothschild, o el documental 97% owned y abrir un debate para analizar la situación actual en que más del 90% del dinero está inyectado en la economía real por la banca privada (ojo, no confundirse con el banco central) para fines lucrativos.
El hecho de que los bancos comerciales disfrutan de este monopolio nos ofrece varios puntos de vista, por ejemplo:
- ¿Es legítimo que la banca privada prácticamente controle la masa monetaria?: Si se hiciera un sondeo en la calle, pocos dirían que prefieren la banca privada al banco central como gestor de la masa monetaria. ¿Por qué dejan que los bancos comerciales aumenten o reduzcan la cantidad del circulante?
- ¿Tenemos que depender de la banca privada cuando necesitamos ser financiados? El préstamo, la principal forma de poner dinero en circulación, es hoy en día una actividad lucrativa para la banca privada (sociedades anónimas). ¿Cómo es posible que algo tan importante como la inyección de liquidez en la economía real esté gestionada por los intereses comerciales mientras que nosotros como prestatarios necesitamos cumplir sus requisitos? ¿Es apropiado que la rentabilidad sea el criterio más importante en la concesión de crédito, más que los impactos socio-ambientales?
- ¿Por qué no autogestionamos nuestro propio medio de intercambio? Podemos producir una cantidad de productos y servicios por nuestra propia cuenta, pero la gestión del medio para intercambiarlos está fuera de nuestro alcance. ¿No sería más lógico que, si podemos gestionar nuestras actividades productivas, también podamos controlar nuestra propia herramienta para facilitar sus transacciones?
- ¿Es justo que la creación monetaria sea un negocio mercantil?: A no ser que volvamos a la economía de trueque directo (“Me dejas un litro de aceite de oliva y te doy un kilo de sardinas”), es imprescindible que haya algo para facilitar trueques indirectos, y la banca nos pide comisiones (tasa de interés) para concedernos este medio de intercambio. ¿No sería más acertado revisar cómo funciona nuestro sistema monetario ahora y tratar de estudiar cómo podemos minimizar su costo de mantenimiento, que hoy en día pagamos como tasas de interés, comisiones bancarias etc.?
¿Es justo que la creación monetaria sea un negocio mercantil?
A mí se me ocurren dos salidas a esta problemática: puesta en marcha de una moneda social y reivindicación de una reforma monetaria. La primera, sobre la cual he escrito la mayoría de mis posts anteriores, es una forma de que la ciudadanía, basándonos en su propia vida económica, gestiona su propio medio de intercambio, que funciona en paralelo con el dinero de curso legal. La segunda, mucho más complicada, pero muy importante para lograr una economía justa, podría rescatar a mucha gente de sus respectivas miserias (desahucio, bancarrota, falta de recurso para la sanidad pública o educación etc.).
Dudar de la autenticidad del sistema actual es el primer paso para analizarlo detenidamente y elaborar alternativas. ¿Qué te parece si organizas un taller sobre este tema con tus vecinos y colegas?
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