Fracasados
Fracasar es un fastidio, pero al mismo tiempo es una gran suerte: descubres quién merece la pena

El viernes se estrenó en plataformas mi primer largometraje. No les voy a decir ni el título, porque yo he venido aquí a hablar del fracaso. “Fracasa otra vez, fracasa mejor”, escribió Samuel Beckett. Los “emprendedores”, que no entienden nunca nada, salvo las cuentas, creen que la frase es literal. Hay que ser muy tonto para pensar que hay que fracasar “mejor”. La dicotomía entre éxito y fracaso es, per se, tramposa. La sensación de éxito la desconozco. La de fracaso, por el contrario, la conozco bien. Es ese tufo que se te pega como el olor avinagrado se le pega a los mendigos. Hace que la gente haga como que no te ve. Que no te respondan los mensajes y que se les olvide (¡ups!) promocionar aquello en lo que han trabajado o en lo que han puesto dinero ajeno. El hedor del fracaso se huele incluso si no pasas por delante. Es especialmente perceptible en estrenos y fiestas de alto copete. Por allí anda ese director al que antes le iba bien: hagamos como que no le vemos. Ese actor que anteayer era portada y que hoy pide a ver si le puedes dar un personaje de una frase.
El sambenito del fracaso te lo cuelgan otros, pero eres tú quien se lo cree. Fracasar es un fastidio, pero al mismo tiempo es una gran suerte: descubres quién merece la pena. Cuando se anunció la película de marras, en los estrenos me saludaba gente que yo no sabía ni que me conocía. Cualquier cosa que dijera les hacía gracia. El miércoles pasado fui a un estreno y para algunas de esas personas fui invisible, como era de esperar y, por qué no decirlo, también de agradecer.
Fracasas (no importa el sector) cuando caes en la zanja que otros cavaron para ti, pero entonces llega la gente que no tiene nada que ganar y te saca de ahí, te escucha, te acompaña y la zanja se convierte en otra estúpida trampa de Pierre Nodoyuna. Esto que he aprendido se lo dedico a ustedes, con amor y sordidez.
Le decía hace unos días a un amigo que me fío antes de un terrorista que una criatura del photocall. Ay de ellos el día que a alguien se le caliente la boca, porque les caerá encima toda la mierda que han excretado a lo largo de los años. Y eso, en la vida, es el verdadero fracaso. Lo demás, morralla coyuntural.
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