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“Me he quedado seco”: Mike Skinner sobre el éxito extenuante, su faceta de dj y el retorno de The Streets

Cuando la banda liderada por el británico debutó en 2004, no había artistas con aspecto de ser más jóvenes y del momento que ellos. Ahora regresan para demostrar que crecer es sumar, no restar

El Mike Skinner de hoy es padre, feminista de nuevo cuño y ha abandonado los clubs nocturnos.
El Mike Skinner de hoy es padre, feminista de nuevo cuño y ha abandonado los clubs nocturnos.
Reino Unido -

Son las diez de la mañana. La conexión a Internet se entrecorta, el sonido crepita y, de repente, el color estalla en la pantalla negra de mi ordenador y aparece un somnoliento Mike Skinner manipulando los controles. “¿Me ves? No. Vaya. Espera un momento, lo siento”. Es la típica conversación torpe de Zoom a la que nos acostumbramos durante el confinamiento. Resulta encantador ver en mi pantalla una versión tan desgarradoramente amable del arrogante cantante de The Streets viéndoselas y deseándoselas con la configuración de audio (“aunque no lo parezca, soy un ingeniero de sonido titulado”, bromea). Cuando entrevisté a Skinner en mayo, Reino Unido se encontraba en los peores momentos de la pandemia. Encerrado en casa, me resulta raro verle a la luz matutina y no en un videoclip frente a un restaurante de kebabs o moviéndose en la oscuridad de un club. Está sentado en el sofá entre dos altavoces enormes y con cientos de copias de la nueva mixtape de The Streets desparramadas a su espalda, una escena que también aparece en el vídeo I wish you loved you as much as you love him que él mismo dirigió y editó (“no me he dedicado a tocar el clarinete durante el confinamiento, pero sí he aprendido a hacer un vídeo musical”) y en las docenas de clips que realiza para publicar en redes sociales.

“Los músicos jóvenes son mejores. No cargan con tanto bagaje y eso les permite inspirar a la gente”

The Streets está de vuelta con None of us are getting out of this life alive, un disco publicado en junio que llega tras casi una década sin novedades. En 2011, cumplidos los 32 y finalizado un contrato de cinco discos en diez años en los que recompuso la banda sonora de la escena club británica, Skinner estaba agotado. Quemado. En una entrevista llegó a decir: “Me he quedado seco”. ¿Qué hay de nuevo ahora? “Es todo un poco más ligero”, responde. “No da la impresión de que haya demasiada presión. La presión nunca es buena para esto. La viví durante una década y esta vez no pienso terminar igual”.

Lo cierto es que Skinner no se ha quedado de brazos cruzados durante todo este tiempo. Escribió unas memorias alabadas por la crítica y formó The Dot, un grupo de rock con trazos de música electrónica. También coprotagonizó un podcast y dirigió unos cuantos vídeos musicales de andar por casa. En los últimos dos años, ha cambiado los escenarios por una cabina de dj y ha girado por Europa con Tonga, un club de sudoroso grime y drum and bass donde, curiosamente, también había globos. En una ocasión, Skinner resumió así el espíritu de club: “Pincha todos los temazos seguidos que puedas y procura que la gente no pare en toda la noche”. Hoy aclara: “Ser dj es un trabajo bastante agotador. Sí, es muy divertido, pero te pasas el día viajando y haciendo tiempo para después levantarte de madrugada y meterte en un club en medio de la fiesta. Además, soy bastante mayor que la gente que va a los clubs. Lo bueno es que cada noche aprendes algo nuevo sobre música. Me he pasado los últimos años aprendiendo pequeñas cositas todos los días. Después de tanto club, cuando retomamos The Streets me pareció todo un lujazo”.

Le comento que resulta extraño que vea más normal actuar sobre un escenario cada noche como principal reclamo que pinchar en una cabina oscura. “El escenario es muy extenuante físicamente, como ir a clase de spinning todos los días, pero no es tan estresante. Cuando eres joven y estás empezando, vas de que te lo sabes todo. Las cosas son más fáciles, y tampoco es que te haya dado tiempo aún de fracasar de verdad. Por eso creo que los músicos jóvenes son mejores, porque no cargan con tanto bagaje, y eso es algo que les permite inspirar a la gente. Ser joven es una época de alto riesgo”.

El líder de la banda britanica en la versión inglesa de ‘OT’ en 2011.
El líder de la banda britanica en la versión inglesa de ‘OT’ en 2011.

Él, sin embargo, insiste en que sigue siendo el mismo que cuando empezó. “Yo no he cambiado. El mundo ha cambiado. Lo único que he hecho ha sido sacar un disco de The Streets en 2020. A medida que te haces mayor, te estancas en tu manera de hacer las cosas y ya no eres tan optimista a la hora de cambiar el mundo”. En el nuevo ábum hay destellos de lo mejor de The Streets y en cada canción Skinner cuenta con la colaboración de una variada gama de músicos. Kevin Parker de Tame Impala aparece en Call my phone thinking I’m doing nothing better, el tema que abre el disco —publicado inintencionadamente como primer sencillo para ponerle banda sonora al confinamiento–. Luego está la palpitante línea de bajo característica del grime de I wish you loved you as much as you love him y las sinceras cavilaciones filosóficas que Skinner convierte en verdaderos trabalenguas.

Es The Streets en su más pura esencia, pero Skinner tiene razón: el mundo ha cambiado. Conocido por su férrea oposición a las políticas conservadoras, desde aquel último disco Reino Unido ha estado gobernado por los tories y el brexit se ha hecho realidad. Hace poco subió un vídeo manipulado con Photoshop en el que sale junto a Boris Johnson mientras este intenta tirar una pinta de cerveza sin mucho éxito. “I don’t like my country / It’s more of an addiction” [No me gusta mi país / Lo mío es más una adicción], suelta en la canción que da título al disco. “Todo eso es por el Brexit”, dice, “pero cuando comenzamos con la promoción también salíamos a la calle a aplaudir al NHS [el Servicio Nacional de Salud británico]. En ese momento parecía un comentario de mierda”, dice encogiéndose los hombros. “Hay mucho Brexit en este disco”.

Skinner, descansando en los estudios Fuse de Nueva York en 2004. The Streets estaba en lo más alto.
Skinner, descansando en los estudios Fuse de Nueva York en 2004. The Streets estaba en lo más alto.

Pero eso no es todo. Le comento que no hay rastro de las letras ¿ligeramente misóginas? que escribió hace diez años. Ahora es padre de un niño y de una niña y hace varias referencias en el disco a un tipo de mujer que sabe lo que vale, algo que está muy lejos de letras como: “I reckon you’re about an eight or a nine, Maybe even nine and a half in four beers’ time” (“calculo que eres un 8 o un 9, puede que incluso un 9,5 en cuanto me beba cuatro cervezas más), de Fit but you know it. “Entra todo”, asiente Skinner. “Antes del #MeToo solía ampararme en el hecho de que tengo una hija para parecer un poco más feminista, pero me di cuenta de que tener una hija no te convierte para nada en feminista. Las cosas que la gente está viendo ahora con el movimiento Black Lives Matter, por ejemplo, son cosas que he pensado siempre a lo largo de mi carrera. Lo que quiero decir es que no tenía tanto que aprender al respecto como otra gente, pero con el #MeToo sí que tenía mucho que aprender”. Skinner se pone pensativo. “En su momento era todo una locura, pero tenía sentido porque transformó un poco la actitud de la gente, y eso es lo que termina cambiando el mundo”.

Los fans de The Streets pueden estar contentos: el rapero tiene a la vista una gira que respetará las normas de distanciamiento social y pronto se estrenará una película con una banda sonora que compuso antes de este nuevo disco. No quiere adelantar más pero, pese a que el Mike Skinner de hoy es padre, feminista de nuevo cuño y ha abandonado los clubs nocturnos (por ahora), si algo queda claro es que no se trata de una adaptación de Sonrisas y lágrimas.

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