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Tecnología, al habla

La aplicación de videollamada que usamos dice más de nosotros que lo que contamos a los amigos

Al conectarse a una de estas plataformas, el usuario da información de él mismo a la aplicación y, además, queda retratado

Aún no hay mascotas expertas en ciberseguridad, pero de momento, de este usuario ya sabemos que es amante de los perros.
Aún no hay mascotas expertas en ciberseguridad, pero de momento, de este usuario ya sabemos que es amante de los perros.Getty Images
Mariano Ahijado

El número de mayo ya está disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aquí.

De la noche a la mañana, las videollamadas se han convertido en algo habitual en la vida de millones de españoles. Por culpa de la covid-19 y el consecuente confinamiento, han sustituido el calor y el contacto físico. Un sucedáneo digital que lo mismo sirve para una reunión de trabajo que para un botellón virtual. Pero, cuidado, no todas las aplicaciones son iguales y, aunque solo sea de forma inconsciente, al elegir una en lugar de otra ya estamos tomando varias decisiones importantes. Por un lado, en manos de quién ponemos nuestra ciberseguridad , por otro qué queremos comunicar al mundo (y a nuestro entorno) con este elección. 

WhatsApp, para el inmovilista gruñón

Cuándo se conecta: Cuando tiene tres llamadas perdidas y la gente se puede preocupar.

Número de personas conectadas: Entre dos y tres.

Perfil: Se queja de que sus colegas le obliguen a bajarse otras apps cuando tiene poca memoria en el móvil y WhatsApp funciona a la perfección. No le importa que la aplicación de mensajería instantánea limite el número de usuarios (hasta hace nada eran cuatro, ahora ocho) porque no llama por aburrimiento. Sabe estar en casa. Las videollamadas le pillan bajando al perro. Al mes aceptó de mala gana participar en una reunión de Zoom. Pero el link necesario para acceder se le traspapeló entre dos emails de Groupon.

Houseparty, para el universitario sobreexcitado

Cuándo se conecta: El sábado a las 12 de la noche, cuando empieza el botellón.

Número de personas conectadas: El máximo, ocho, y con cola para entrar.

Perfil: Ha convertido su habitación en el comedor de un colegio mayor. Habla con el mano libres y tiene fritos a sus padres, que le decían el 12 de marzo que “hijo, vente, que no hay clases, ¿qué vas a hacer allí solo?…”. Ninguno sabía lo que hacía. Desde el primer día activó las notificaciones, que le avisan de si alguno de sus amigos entra en su sala virtual y pasa a saludar. Cuando ha hecho la ronda en Instagram y Tinder salta a Houseparty, que permite acceder a reuniones con desconocidos. O sea, Tinder. No le asustan los rumores de que la plataforma hackea cuentas de Spotify y Netflix. Están a nombre de sus padres.

Zoom, para el ‘techie’ viajado

Cuándo se conecta: El viernes por la noche, nada más terminar la última col de trabajo.

Número de personas conectadas: Entre cuatro y ocho.

Perfil: Conoce la aplicación de las conferencias virtuales que daban algunos profesores invitados en su escuela de negocios de Nueva York. De corte muy profesional, habla de las bondades de la versión de pago y prefiere conectarse desde su Mac. Preguntado por los supuestos problemas de privacidad de la compañía, asegura que son un bulo lanzado por Google. Probó la app House Party el mismo día que se bajó TikTok y se aturulló. Está en esa edad tonta en la que asoma la patita por debajo de la puerta de los mileniales, pero a la mínima se siente como el abuelo sordo en la cena de Navidad.

Hangouts, para el desfasado entrañable

Cuándo se conecta: Un lunes antes de cenar.

Número de personas conectadas: Entre tres y cinco.

Perfil: Aún no se explica qué pudo pasar con Google+, una red social que lo tenía todo para tumbar a MySpace. Al principio de la cuarentena lio a cuatro amigos del máster que terminó en 2011 para hacer una llamada por HangOuts y ponerse al día. Amigos a los que manda de vez en cuando un correo desde su impoluta cuenta de Gmail. Ha descubierto WhatsApp Web estos días y no para de chatear como en los tiempos de Messenger. Justo antes de despedirse, propone que alguien modere la conversación en la próxima videollamada. No hay próxima videollamada.

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