Querido Satanás
A la humanidad le ha tocado labrarse su propia ruina sin contar apenas con tu ayuda o prescindiendo por completo de ella
Lamento enormemente tener que comunicarte nuestra decisión de relevarte de tu cargo de Archidemonio, Príncipe de la Oscuridad, Rey del Abismo, etcétera, y despojarte de todos y cada uno de los títulos asociados con tu supuesta condición de fuente del mal supremo en el mundo.
A veces, una persona —o, en tu caso, un espíritu maligno, aunque el principio es el mismo— sencillamente permanece en un cargo demasiado tiempo. Se acomoda, y empieza a dormirse en los laureles. Pierde la ambición y se conforma con hacer lo mínimo indispensable para asegurarse de que cobra la nómina a final de mes. Esta es, me temo, tu situación.
Reconocemos que hace tiempo que no recibes una remuneración por tu trabajo, ni sacrificios de cabras, gallos o alguna que otra virgen; y las vírgenes son cada vez más difíciles de encontrar, pero qué le vamos a hacer, así son los jóvenes. No obstante, la naturaleza básicamente voluntaria de tu trabajo no te exime de esforzarte, y tenemos la impresión de que hace mucho que no pones ningún empeño en tus maquinaciones. Nos resulta difícil asociar la imagen del Ángel Rebelde que retó a Dios para usurparle el trono con el personaje tan mermado que vemos hoy en día. La verdad es que no se puede comparar tu intento de usurpación de lo Divino con otros esfuerzos más recientes como, entre otros:
La existencia de Westlife, y hasta de Boyzone.
Las películas de Michael Bay.
El Brexit.
Los antivacunas.
Ana y los siete.
Joel Osteen.
El uso de la palabra “acción” como verbo.
Sálvame.
La sonrisa de Mike Pence.
La ropa para jugar al golf.
El golf.
La leche de almendras en el café.
La leche de almendras en cualquier cosa.
Inclinar la cabeza 90 grados para sujetar el móvil durante una llamada.
La restauración del castillo de Matrera, en Cádiz.
El sistema político español.
El ilustre ausente.
Podríamos continuar, pero no vemos razón para avergonzarte más. Es cierto que el mundo se encuentra en una situación atroz, y que los motivos para el optimismo son pocos y muy dispersos, pero a la humanidad le ha tocado labrarse su propia ruina sin contar apenas con tu ayuda o prescindiendo por completo de ella, una tarea que ha asumido con sumo gusto. No podemos sino considerar que los retratos cinematográficos y literarios, que te presentan como un personaje cuya malevolencia solo se ve superada por su astucia, son excesivamente aduladores, y que en algún momento el dinero ha debido de cambiar de manos. Estamos muy decepcionados contigo y, la verdad, ya no te necesitamos más. Somos, y siempre hemos sido, lo suficientemente capaces de no cuidar de nosotros mismos.
Atentamente, John Connolly, alias el Nuevo Satanás.
John Connolly es autor de La mujer del bosque (Tusquets).
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