Películas infantiles que pueden impactar emocionalmente en los niños
No se trata de censurarlas ni de evitarlas sino de acompañarlas de una explicación para que el niño las entienda mejor
Verano, vacaciones, y, ahora que tenemos que seguir manteniendo medidas de protección frente a la pandemia, más tiempo en casa. Todo el entorno se presta para una de las actividades favoritas de los niños: ver pelis en casa, una y otra vez, hasta conocerse los guiones de memoria. Las películas fascinan a los pequeños con sus dibujos, voces, colores y fotogramas. Pero también pueden representar momentos de su vida e impactar en sus emociones, incluso aquellas versiones edulcoradas y pastelonas, que pensamos que pasan inadvertidas, sin pena ni gloria por sus corazones y cabecitas. Por eso, el equipo de Terapia Familiar de la plataforma de psicólogos ifeel ha recopilado y analizado una serie de películas infantiles con escenas que consideran que afectan de alguna manera a nuestros hijos.
No se trata de censurar las películas, sino de acompañarlas con una buena explicación que facilite su comprensión. “Es posible que, previamente, haya un miedo a la muerte latente y que se manifieste a partir de alguna peli. Por eso, lo dos puntos más importantes son enseñarles a aceptar la realidad y a diferenciarla de la ficción”, afirma Paula Mella, psicóloga especialista en terapia familiar.
Por otra parte, no todas las películas son aptas para todos los públicos. Y no siempre la recomendación es la adecuada. “Con el tiempo, la categorización de las pelis ha ido cambiando. Hace unos años, un beso era para mayores de 12 años; hoy en día, hay escenas muy explícitas que son para mayores de 7. A veces, resulta laxa con algunos temas sobre todo los relacionados con lo sexual y la violencia”.
Pesadillas, ansiedad y miedo a la muerte
Si bien estos últimos son contenidos que producen mucho impacto en los críos, las películas de terror se llevan la palma y son las que más suelen asociarse a las pesadillas. “En el análisis, hemos tenido en cuenta que todo depende de cómo conecte la película con la historia personal de cada niño. Hay algunos que son sensibles a la pérdida, y lo pasan mal cuando se mueren los personajes. A otros, los monstruos y personajes de otros mundos les generan pesadillas, por ejemplo”, señala Mella.
El impacto de las películas se manifiesta en los niños según su madurez, pero en general, en los menores de cinco años, aparecen miedos y pesadillas; entre los siete y los 10, ansiedad, intensificada, porque, además, están en la edad de las preguntas y cuestionan todo. “En la consulta, vemos niños que, cuando ven que las personas que quieren pueden morir, entran en un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) transitorio. Están hiperalertas y presentan rituales de chequeo: ‘papá, ¿te has asegurado de cerrar la ventana?’ o ‘¿te has abrochado el cinturón, mamá?’. A partir de los 12, el impacto más frecuente, además de la ansiedad, tiene que ver con rasgos depresivos y de tristeza”, explica la especialista.
Si no manejamos este impacto “pueden surgir mil escenarios. El niño hiperalerta que comentábamos antes, podría convertirse en un TOC más serio. O, si no explicamos las escenas de muerte, aquel que le tema, puede entrar en auténtico pánico a salir, no querer ir al colegio ni separarse de los padres. En psicología, hablamos de miedos evolutivos cuando nos referimos a los habituales de cada edad y que van remitiendo naturalmente. Pero si a estos miedos no se les presta la atención suficiente (‘no, hijo, si solo es una peli’), pueden quedarse ahí, estancados, por haber sido mal gestionados”. La idea es “explicarles con un lenguaje adaptado a cada edad que, así como los monstruos no existen, la muerte sí existe y es parte de la vida. También, que hay personas que pueden hacerles daño”, sugiere la psicóloga. El momento para hablar lo dictará el propio crío. “Si después de la película, empieza a preguntar e indagar, lo óptimo es contestar abiertamente. Si no lo transmite verbalmente, hay que estar atentos por si se pone nervioso, está preocupado o duerme mal”.
7 películas que van directo a las emociones
De la mano de Paula Mella y el equipo de Terapia Familiar de ifeel, estas son algunas (y solo algunas) de las películas que contienen escenas que podrían impactar emocionalmente en los niños.
1. Coco (2017): “Si bien es una de las imprescindibles, que explica la muerte con un enfoque natural y plantea que mientras tengamos recuerdos de nuestros seres queridos fallecidos, ellos no mueren y permanecen para siempre, muchos niños temen a que se olviden de ellos al morir”, comenta Mella. “Además, empiezan a querer recordar perpetuamente a los familiares que han perdido, incluso desarrollando patrones compatibles con la obsesión. Los tranquilizará acordar con mamá y papá que siempre se acordarán unos de otros”, dice la psicóloga.
2. Vengadores Infinity War (2018): El supervillano Thanos obtiene la victoria en la batalla final y mediante un chasquido de dedos elimina la mitad de la vida del universo. “Hay un componente de azar en la muerte. Es normal que como padres transmitamos a nuestros hijos que estaremos siempre con ellos, pero, es importante darles pistas, según su edad, de que la muerte accidental es una posibilidad y forma parte de la vida como muchos otros sucesos impredecibles”.
3. Toy Story 3 (2010): La escena en la que Andy regala sus juguetes, puede producir angustia en algunos niños. “Después de dos ediciones muy frescas, con un Andy-niño que adora y habla con sus juguetes, en la tercera entrega hay niños que no entienden por qué debe dejar sus juguetes de lado y no llevárselos con él”, señala la especialista. Esta escena simboliza el paso de la infancia a la vida adulta y puede impactar en quienes muestran el conocido coloquialmente como síndrome de Peter Pan o miedo a crecer. “Lo vemos en consulta con frecuencia. Según mi experiencia, coincide con chicos en torno a los 9 o 10 años, destronados por hermanos pequeños. El apego excesivo a los juguetes también puede ser un reflejo del miedo a crecer, ya que no se imaginan un mundo sin ellos”.
4. Buscando a Nemo (2003): En la escena en la que una barracuda se come a la madre de Nemo y todos los huevos menos al protagonista “aparecen muchos matices que movilizan emociones de miedo y preocupación, pero sobre todo, la muerte inesperada y la ausencia de un plan que ‘justifique’ la necesidad de hacer el mal. Las distorsiones cognitivas derivadas de la creencia de que el mal siempre tiene una justificación detrás pueden crear ansiedad. Además, aquí se ve un padre sobreprotector, con miedo a todo, frente al que es bueno explicarle a los niños que los papás deben cuidar a sus hijos, que hay que saber estar juntos, pero también estar separados”, acota Paula Mella.
5. Matilda (1996): La autoridad y el abuso Agatha Trunchbull. La directora del colegio de Matilda comete abusos físicos y psicológicos contra los niños de la escuela, quizá impensable hoy en día. Los especialistas creen que animar a los niños y adolescentes a denunciar este tipo de situaciones, puede prevenir muchos problemas futuros.
6. Los Mundos de Coraline (2009): Calificada para mayores de 7 años, este clásico espeluznante de stop-motion contiene demasiadas escenas que requieren explicación por parte de los padre, pues se ocupa de algunos temas oscuros, además de presentar imágenes verdaderamente inquietantes. Lo psicólogos de ifeel advierten que en algunos espectadores pueden aparecer problemas de ansiedad, insomnio e incluso depresión.
7. Charlie y la fábrica de chocolate (2005): La película de Tim Burton incluye alguna escena de terror como la de la niña Veruca Salt, rodeada y atacada por 40 ardillas. Durante la infancia, los animales y la naturaleza se suelen presentar idealizados y escenas como esta muestran esa cara oscura que es aconsejable explicar a los más pequeños. “Por ejemplo, en el día a día, comentar que aunque la mayoría de las mascotas son inofensivas, un perro puede gruñir, ladrar o morder o un gato arañar, por lo que siempre se debe de andar con cautela”
Un mundo ‘disneyficado’
La ingente producción de Disney ha recibido críticas por promover prototipos arcaicos, sobre todo en sus clásicos. Quizá una de las críticas más comunes que ha recibido Disney tiene que ver con la promoción de prototipos arcaicos, sobre todo e el retrato de los géneros y los estereotipos raciales y culturales. Si bien hay alguna reivindicación como Mulan y Pocahontas, hay interesantes estudios que analizan este aspecto como el de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), que desvela que los personajes femeninos, pese a tener roles protagónicos, hablan apenas un 32% del tiempo en La Sirenita; 24% en Pocahontas y 23% en Mulan. Y 'mandan' menos que los masculinos. Por otro lado, nadie podrá olvidar la desaparición de la madre de Bambi (1942) que lanza el tema de la muerte con alto impacto psicológico. Las condiciones que la rodean pueden causar una especial sensibilidad, derivando, según los psicólogos, en un posible miedo a la soledad. En Dumbo (1941), la separación madre-hijo es claramente traumático, además del maltrato animal, fomentando estados de ansiedad. En el caso de Blancanieves (1937), la psicóloga asegura que, aunque sorprenda, un miedo recurrente en muchos niños es la posibilidad de que "lo que puede derivar en problemas como no comer temporalmente, la fagofobia o miedo a tragar, e incluso que pidan a un adulto que pruebe siempre antes la comida".
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