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Poner fin a la mutilación genital femenina de una vez por todas

Lo que realmente cambiará las cosas es el tiempo que dediquemos a hablar con las comunidades sobre los peligros de esta práctica

Sudán acaba de prohibir por ley la mutilazión genital femenina.
Sudán acaba de prohibir por ley la mutilazión genital femenina. Plan Internacional

El pasado 22 de abril de 2020, el Consejo de Ministros de Sudán aprobó una enmienda a su legislación penal que convierte la mutilación genital femenina (MGF) en un delito sancionable. Como respuesta, Plan Internacional envió un comunicado en el que celebrábamos con satisfacción esta decisión histórica, así como los esfuerzos del consejo por tomar una decisión que supone un gran paso adelante para los derechos de las niñas y las mujeres.

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Pero al poco tiempo, se hizo evidente que no todo el mundo acogía con agrado esta noticia. Horas después de que enviáramos nuestro comunicado, llegó a mi bandeja de entrada un correo electrónico diciendo que la mutilación genital femenina es "una necesidad". Se argumentaba que la práctica es un "deber Fitra" (el estado de pureza e inocencia con el que se cree que nacemos, como afeitarse el pelo o cortarse las uñas) y afirmaba que nadie en su sano juicio sostendría que las obligaciones son aplicables a los hombres exclusivamente.

Mensajes como este demuestran que, a pesar de algunos avances como la modificación de la ley, todavía tenemos mucho trabajo por hacer. Debemos iniciar un recorrido para crear conciencia y, en definitiva, cambiar la mentalidad de la gente.

Durante los últimos 20 años, en Plan International hemos trabajado para poner fin a esta práctica en Sudán. Junto con defensores de los derechos de la infancia y de las mujeres, las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales, donantes y activistas hemos llevado a cabo una incansable campaña dentro del Consejo Nacional para el Bienestar del Niño (NCCW) y el movimiento Saleema, que se puso en marcha en 2008.

Ahora que Sudán ha tipificado la MGF como delito, esta ley debe aplicarse a través de mecanismos claros de seguimiento y rendición de cuentas

La MGF se asienta en estereotipos de género perjudiciales que imponen el control sobre los cuerpos de las mujeres y discriminan a las niñas. No tiene ningún beneficio para la salud y perjudica a las niñas y mujeres de muchas formas. Les roba las oportunidades de vida y les impide desarrollar todo su potencial. También las condena a padecer dolores y otras complicaciones de salud de por vida. Hay muchas comunidades, no solo en Sudán, sino en todo el mundo, que sostienen que es parte de su cultura.

En este país, el 86,6% de las mujeres y niñas de 15 a 49 años han sido sometidas a alguna forma de MGF. Aunque hay algunas pruebas de que cada vez se practica menos entre las niñas menores de 10 años, todavía hay demasiadas niñas en Sudán que corren el riesgo de sufrir este procedimiento sumamente traumático. Lamentablemente, solo el 52,8% de las mujeres de 15 a 49 años que han oído hablar de la mutilación genital femenina creen que la práctica debe dejar de llevarse a cabo.

En este punto es donde se vuelve crucial desaprender los mitos y conceptos erróneos profundamente arraigados sobre la MGF y donde esperamos que organizaciones como la nuestra sigan desempeñando un papel fundamental. Osman Abdelkarim, nuestro responsable de protección de la infancia en Sudán, conoce mejor que nadie el trabajo que venimos realizando todos estos años para erradicar esta práctica tanto a nivel estatal como entre la población. "La reciente prohibición cambiará nuestro objetivo, que estará enfocado en la defensa de la aplicación de la ley, la sensibilización a las comunidades y la información sobre las penas relacionadas con la violación de la ley. Como esta modificación la aprueba el consejo soberano y el consejo de ministros, confío en que el gobierno de transición la impulse aún más para su aplicación, incluyendo el establecimiento de mecanismos que ayuden a su aplicación en todo el país", explica.

Lo que realmente cambiará las cosas es el tiempo que dediquemos a hablar con las comunidades sobre los peligros de la MGF y sobre nuevas prácticas que no sean perjudiciales para las niñas y las jóvenes de la comunidad. Con este cambio legislativo, se pone la maquinaria en movimiento. Sin embargo, para que esto sea una realidad, debemos continuar la lucha para asegurarnos de que la ley realmente se cumple.

Tengo la esperanza de que en los encuentros con las comunidades nos topemos con puntos de vista opuestos, como el expresado en ese correo electrónico, para que podamos debatir y alcanzar un acuerdo sobre cómo pueden evolucionar las tradiciones de manera que se proteja la salud, la integridad y la dignidad de las niñas, las jóvenes y las mujeres. La prohibición de la MGF es solo el comienzo. El mayor obstáculo será asegurar que todos lleguemos a un acuerdo sobre cuál es la mejor forma de erradicarla.

Sin embargo, no podemos hacer todo esto por nuestra cuenta. Los responsables del Sudán posterior a la revolución deben continuar con este enfoque positivo, garantizar que no haya violencia de género y proteger y defender plenamente los derechos de las mujeres, las niñas y los niños. Ahora que Sudán ha tipificado la MGF como delito, esta ley debe aplicarse a través de mecanismos claros de seguimiento y rendición de cuentas, una asignación de recursos adecuada y una campaña de concienciación en todo el país para cambiar las actitudes y modificar los comportamientos para poner fin a la mutilación genital femenina de una vez por todas y para siempre.

Anika Krstic es directora de Plan International en Sudán.

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