Producción local: la solución a la escasez de equipos médicos esenciales
Los países en desarrollo dependen mucho de las cadenas de suministro internacionales para productos básicos. Urge la cooperación entre empresas públicas y privadas para ofrecer modelos gratuitos de innovación abierta, conocimiento y tecnología
El nuevo coronavirus ha mostrado la distribución asombrosamente desigual de equipos médicos de emergencias en todo el mundo. Los respiradores son una herramienta esencial en el tratamiento de enfermedades respiratorias, incluyendo los casos graves de covid-19. Sin embargo, en muchos países, como los de Latinoamérica, no hay el suficiente número de respiradores para atender a cientos de millones de personas.
La pandemia ha incrementado lo que ya era un problema grave al romper las cadenas de suministro y estimular la acumulación de materiales en aquellos países que tienen la capacidad de hacerlo. Las naciones pobres y sin la influencia necesaria para adquirir equipos de protección personal, elementos de diagnóstico y dispositivos médicos encuentran que su respuesta a esta pandemia es muy limitada. Los sistemas de salud débiles se ven rápidamente abrumados, lo cual obliga a millones de personas a elegir entre arriesgarse a ser infectados por el coronavirus o abandonar los tratamientos requeridos para tratar otras afecciones críticas de salud.
Esta grave situación trae consigo una oportunidad única para incrementar la capacidad de fabricación local en los países en desarrollo. Esto les permitiría tener la capacidad que su población obtenga el equipo necesario. Hacerlo no solo respaldaría la respuesta inmediata a esta pandemia, sino que crearía sistemas de salud y cadenas de suministro más resistentes en el futuro.
La producción local de equipos esenciales en algunos países en desarrollo, particularmente para equipos de protección personal, diagnósticos y dispositivos médicos, actualmente es muy limitada debido a la falta de acceso a información, experiencia técnica y asesoramiento normativo. Los países dependen demasiado de las cadenas de suministro internacionales para aquellos productos básicos, lo cual puede causar problemas cuando hay aumento de demanda mientras la mercancía está limitada.
Frente a la covid-19, el sector público y el privado deben unirse para prestar la experiencia y tecnología necesarias para permitir a los países en desarrollo elaborar sus propias capacidades de fabricación. La economía global no podrá recuperarse por completo hasta que todos los países puedan identificar y cuidar a las personas infectadas con el virus. Este hecho refuerza el hecho de que no hay diferencia entre la vida y la subsistencia. La única forma de volver a encauzar la economía mundial es crear unidad, compartir conocimiento y tecnología, garantizando que juntos reduzcamos la propagación del virus y aceleremos la investigación y el desarrollo de diagnósticos, tratamientos y vacunas.
La economía global no podrá recuperarse por completo hasta que todos los países puedan identificar y cuidar a las personas infectadas con el virus
Esto ya está sucediendo en ciertos casos. Empresas innovadoras públicas y privadas han sellado compromisos importantes para ofrecer modelos de innovación abierta así como su conocimiento y tecnología de forma gratuita. Sin embargo, se necesita una coordinación global adecuada para maximizar el impacto potencial, tanto a corto como a largo plazo.
Esa es la fuerza impulsora detrás del Tech Access Partnership (TAP), una nueva plataforma creada por el Banco de Tecnología de las Naciones Unidas, con apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el UN Conference on Trade and Development. TAP facilitará las conexiones entre compañías innovadoras, fabricantes, universidades y fabricantes locales en países en desarrollo para compartir datos, conocimiento y especificaciones de diseño. Además de ofrecer información relevante y soporte.
El Banco Tecnológico fue creado en el 2016 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con un mandato específico para fortalecer la capacidad en materia de ciencia, tecnología e innovación en los países menos adelantados. Junto con sus socios principales ofrece una nueva solución para superar las barreras y garantizar que la tecnología sanitaria de calidad llegue a aquellos que más la necesitan.
Esta crisis sin precedentes requiere una respuesta igualmente excepcional, una que une a los sectores y empodera a los países más pobres del mundo para desarrollar su propia capacidad, para así hacerlos más fuertes y más resistentes ahora y en el futuro.
El camino hacia la recuperación será largo y difícil. Pero sabemos que, para llegar allí, debemos ir juntos. Actuando unidos ahora, podemos abordar los cuellos de botella sistémicos que impiden que las comunidades más pobres y marginadas accedan a tecnologías de salud de emergencias y al mismo tiempo equiparlas con las herramientas que necesitan para construir un futuro mejor.
Joshua Setipa es el director gerente del Banco de Tecnología de las Naciones Unidas para los Países Menos Adelantados.
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