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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Elecciones con sabor a pasado

Los comicios en África este 2020 están marcados por el regreso a la arena política de viejos conocidos como Bozizé, Mahama o incluso Laurent Gbagbo

Un joven durante una marcha contra un tercer mandato de Alpha Condé en Guinea, el pasado 6 de enero.
Un joven durante una marcha contra un tercer mandato de Alpha Condé en Guinea, el pasado 6 de enero.CELLOU BINANI (AFP)
José Naranjo

El año 2020 llega cargado de elecciones presidenciales en África, sobre todo en su región occidental. Desde las turbulencias de Guinea, donde Alpha Condé coquetea con la posibilidad de presentarse a un tercer mandato, hasta la estable Ghana donde Nana Akufo-Addo someterá al control popular sus arriesgadas decisiones económicas. Gnassingbé en Togo y Magufuli en Tanzania llegan a la cita con todo el control de sus regímenes, mientras en Burundi Nkurunziza deshoja la margarita de su posible sucesor. Sin embargo, es el regreso de viejos conocidos a la arena política lo que más define el año electoral africano, desde François Bozizé en República Centroafricana hasta John Dramane Mahama en Ghana pasando por una posible repetición del apasionante duelo a tres en Costa de Marfil entre el rehabilitado Laurent Gbagbo, Henri Konan Bedié y el presidente Alassane Ouattara.

Togo acude a las urnas el próximo 22 de febrero. Empujado por una saludable situación económica y por la puesta en marcha de reformas estructurales, el actual presidente Faure Gnassingbé, en el poder que heredó de su padre desde 2005 y que puede volver a presentarse tras una modificación constitucional, se perfila como máximo favorito. La oposición, que boicoteó las últimas legislativas, y buena parte de la sociedad civil consideran que no se dan las circunstancias para unos comicios libres y creíbles, pero aún así el eterno aspirante Jean-Pierre Fabre ha anunciado ya su intención de presentarse. La recién creada coalición de oposición C14 tantea la posibilidad de contar con un candidato único, pero aún no ha tomado una decisión.

Si en Togo las cosas se pueden agitar, lo cierto es que en Guinea vienen auténticas curvas. El presidente Alpha Condé ha impulsado la celebración de un referéndum para aprobar una nueva Constitución que le permitiría volver a presentarse a las elecciones, previstas para este año, burlando así el límite legal de dos mandatos establecido en la Carta Magna. Desde hace meses la oposición está movilizada en la calle en manifestaciones que suelen acabar con violencia. Ya ha fallecido una treintena de personas en choques con la policía. Antes de las presidenciales, en las que el gran rival de Condé será el ex primer ministro Cellou Dalein Diallo, deberían celebrarse los comicios legislativos, previstos para el 16 de febrero y pospuestos ya en varias ocasiones.

Alpha Condé coquetea con la idea de volver a presentarse a un tercer mandato en Guinea

En la Etiopía del flamante primer ministro Abiy Ahmed, último Premio Nobel de la Paz, también tendrán lugar elecciones legislativas en mayo. Aunque Ahmed parece estar logrando consolidar en torno a él a las distintas fuerzas que conforman la coalición gobernante, en proceso de convertirse en partido, la gran amenaza para su renovación en el cargo procede del outsider Jawar Mohamed. El empresario de medios de comunicación, miembro de la etnia oromo como el propio Ahmed, aún no ha anunciado su candidatura pero se ha convertido en una de las voces más críticas contra el primer ministro y ha logrado reunir a miles de personas en manifestaciones contra su gestión. La cuestión étnica está siempre de fondo en un país donde fueron asesinadas, sólo en 2019, 1.200 personas fruto de estas tensiones. La violencia policial en la represión de las protestas podría ser el gran talón de Aquiles de Ahmed.

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En 2018, Pierre Nkurunziza, presidente de Burundi, anunciaba que no se presentaría a un cuarto mandato presidencial pese a que podría hacerlo tras reformar la Constitución. El anuncio disparó todas las especulaciones acerca de quién sería el delfín del líder supremo del partido, en el poder desde 2005, para las elecciones que se celebran en mayo de este año. Algunos nombres circulan, como el de Pascal Nyabenda, presidente del Parlamento, Alain-Guillaume Bunyoni, ministro de Seguridad y mano derecha de Nkurunziza, e incluso el de Denise Bucumi Nkurunziza, esposa del actual presidente. Pero todo son rumores. El líder esconde por ahora sus cartas. Enfrente, la oposición, cuya cabeza más visible es la del ex jefe rebelde Agathon Rwasa, no parece representar una amenaza muy seria en un país donde las libertades están algo más que restringidas.

Costa de Marfil se prepara para un año electoral de lo más movido y, a tenor de los últimos acontecimientos, sorprendente. El actual presidente, Alassane Ouattara, anunció hace tres años su renuncia a presentarse de nuevo para el cargo, pero las posibles candidaturas de Henri Konan Bedié, antiguo aliado, y de Laurent Gbagbo, ex presidente exonerado de culpa en la Corte Penal Internacional tras un largo proceso de nueve años, le harían reconsiderar su postura. La pugna entre estos tres tenores de la política marfileña sería un auténtico déjà vu de las elecciones de 2010 que acabaron provocando una grave crisis y un conflicto con más de 3.000 muertos. El ambicioso ex líder rebelde Guillaume Soro, que acaba de ser acusado de un intento de golpe de estado, parece descartado. El primer ministro Amadou Gon Coulibaly aguarda la decisión de Ouattara para saltar al ruedo.

En octubre está previsto que Tanzania acuda a votar y, por el momento, no parece haber nadie capaz de hacer sombra al actual presidente John Magufuli, un jefe de Estado muy criticado por los recortes a las libertades durante su mandato pero que al mismo tiempo ha logrado grandes avances económicos y sociales en su país, sobre todo en las zonas rurales. Tampoco el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, debería tener muchos problemas para imponerse en diciembre a su rival John Dramani Mahama, a quien ya derrotó en las urnas en 2016. La gestión del actual presidente presenta luces y sombras y en una segunda vuelta electoral todo es posible, pero su balance en áreas como la Salud o la Educación se considera en general positivo.

La sombra de la violencia yihadista se cierne sobre los comicios en Burkina Faso

Burkina Faso celebrará elecciones presidenciales en noviembre de este año con la gigantesca sombra de la inseguridad y el terrorismo proyectándose sobre todo el proceso. En los últimos cuatro años el país se ha convertido en un auténtico polvorín de violencia yihadista protagonizada mayoritariamente por dos grupos, Ansarul Islam y el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), que operan sobre todo en el norte y el este. Será, sin duda, el tema central de la campaña y además se tomarán extraordinarias medidas de seguridad en un país con medio millón de desplazados internos y una seria posibilidad de atentados.

El máximo aspirante es el presidente actual, Roch Marc Christian Kaboré, que opta a un segundo mandato. Sin embargo, enfrente tendrá a candidatos de peso como el eterno opositor Zéphirin Diabré o la pareja procedente del antiguo régimen de Campoaré, el ex primer ministro Kadré Désiré Ouédraogo y el presidente del partido Eddie Komboïgo. Ambos mantienen un pulso por ser candidatos que deberá resolverse en los próximos meses.

Aún faltan 11 meses y medio, pero la República Centroafricana se prepara ya para unas elecciones presidenciales que se presentan como una oportunidad para consolidar los frágiles acuerdos de paz y en las que no faltará el suspense. Mientras el partido en el poder aún no ha designado oficialmente ningún candidato, la oposición ya se prepara para todo con dos aspirantes en la primera línea de salida, como el ex primer ministro Anicet-Georges Dologuélé ya derrotado en 2016 y el progresista Martin Ziguélé.

Sin embargo, la candidatura del ex presidente François Bozizé, derrocado en 2013 por grupos rebeldes y de regreso al país desde su exilio ugandés el pasado mes de diciembre, ha hecho saltar por los aires todas las previsiones. Bozizé, sobre quien pesa una orden de arresto internacional y sancionado por Naciones Unidas, ha sabido negociar su retorno justo a tiempo: la ley establece que todo candidato a las presidenciales debe haber residido en el país al menos un año antes de los comicios. Sus intenciones parecen claras.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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