"¿Por qué mi bebé parece bizco?" y otras preguntas sobre los ojos que solo se hacen los padres
Seis cosas insólitas, curiosas y prácticas que aprendí en la charla de una pediatra célebre en Instagram
Son las cinco de la tarde de un viernes y me encuentro en una sala de conferencias de la Clínica Baviera. El lugar está prácticamente vacío, y así permanecerá durante una media hora más, momento en el que entenderé por qué me preguntaron si asistiría sola o con niños. Entonces, el lugar se empieza a llenar de parejas con sus bebés, pero ninguno se sienta. Todos van directos a la mesa de la merienda, donde forman un corro que no parecen querer abandonar hasta que Lucía Galván Bertrand (más conocida como Lucía, mi pediatra) da un par de palmadas. "Esto es como en la guardería", dice mientras repite el gesto un par de veces.
Objetivo conseguido, todos toman asiento sin rechistar. Dos bebés en la fila de delante, otro par a mis costados y otros tantos a mi espalda. Estoy rodeada por un polvorín en potencia, pero ninguno llora ni hace un ruido excesivo... teniendo en cuenta lo pequeños que son. "Debe de ser buena hora, se habrán echado ya la siesta", pienso. La verdad es que los bebés no son mi especialidad; cambiar pañales, expulsar eructos y jugar al "cucú-tras" son experiencias marcianas para mí. Pronto me doy cuenta de que quienes me rodean también están aprendiendo sobre el tema. Empieza la charla en la que Lucía y Carlos Laria, director de la Unidad de Oftalmología Pediátrica de la Clínica Baviera y vicepresidente de la Asociación Española de Oftalmología Infantil, aclararán seis dudas comunes sobre la salud ocular de los más pequeños.
Por qué parece que tiene un ojo torcido
Es sorprendente la cantidad de preguntas que unos padres inexpertos pueden tener sobre los ojos de un bebé. Algunas son bastante rocambolescas, para ser sincera. Por ejemplo, al parecer es bastante común que piensen que sus hijos son bizcos y, según indica la pediatra, es motivo de alarma para muchos. Pero resulta que el hecho de no ver bien durante los primeros meses de vida hace que les cueste enfocar, y como a esto se le suma que "el tabique nasal no está formado y es más chato, puede dar la sensación de un falso estrabismo", aclara Lucía. Eso sí, si pasan los tres meses y la sensación persiste, toca ir al oftalmólogo, dicen los expertos.
Por qué a mi bebé le lagrimea solo un ojo
Es mencionar el tema y que la sala pase de la calma al revuelo. Los presentes asientan con la cabeza y el silencio se transforma en un murmullo. "Es bastante frecuente durante los primeros meses de vida", afirma Lucía. Lo que ocurre es que muchos bebés nacen con el conducto lacrimal que comunica con la nariz obstruido. En principio, parece un problema de fácil solución: "Durante los primeros seis meses, puede tratarse haciendo un masaje sobre el conducto del lacrimal", explica la pediatra mientras se toca el lateral de la nariz a modo de explicación. ¿Y si eso no lo soluciona? Lucía explica la respuesta intentando transmitir calma: "Se debe hacer una sencilla operación, que se llama sondaje, para abrir el conducto y evitar infecciones recurrentes".
¿Cuándo empiezan a ver los bebés?
Jamás me había planteado esta cuestión, supongo que uno no se hace la pregunta hasta que tiene uno en su casa. Me sorprendo al enterarme de que es "una las dudas más comunes entre los padres primerizos", dice la pediatra. No importan los esfuerzos que hagamos los adultos para que los bebés nos identifiquen, ellos ven "poca cosa": al principio solo perciben bultos, luces y sombras. Sin embargo, "cuantas más carantoñas les hagamos, mejor, para que vayan acostumbrándose".
A los dos meses empiezan a reconocer la cara de sus padres cuando están muy cerca, y también comienzan a percibir las sonrisas. Un mes más tarde empiezan a ser capaces de realizar un seguimiento visual de 180 grados, o sea, que nos siguen con los ojos si nos movemos cerca de ellos. Todo esto pasa sin ver bien los colores, algo que no llegan a hacer hasta los seis o siete meses, cuando también empiezan a percibir la profundidad. Se trata de todo un proceso que no acaba de cerrarse hasta los seis, siete u ocho años, que es cuando se consigue la maduración visual.
¿Cuándo sabré el color de sus ojos?
"No nacemos con el color de ojos definitivo", explica Lucía. Esto me suena: hay bebés que durante sus primeros meses de vida tienen un color mucho más claro o grisáceo. Aunque lo cierto es que no tengo ni idea de cuánto dura esta fase. Al parecer es un proceso que varía según la persona. "Algunos adquieren el color que tendrán durante el resto de su vida a los seis meses, pero puede tardar hasta dos años", aclara Carlos Laria. El motivo, explica la pediatra, tiene que ver con la aparición de la melanina, el mismo pigmento que aporta color al pelo y a la piel.
¿Por qué tiene tantas legañas y tan pegajosas?
Los padres y las madres siguen extremadamente atentos. "Otro problema frecuente es la conjuntivitis", dice la pediatra. Se traduce en la desagradable imagen de levantarse con los ojos pegados y llenos de legañas, pero "no suele suponer ninguna repercusión importante ni consecuencia grave para la vista". Lo que hay que hacer es "lavar bien los ojos", aclara la experta. Y aquí es donde llega la alerta: nada de remedios de la abuela (sí, olvida las típicas gotas de manzanilla). "Lo primero que debemos hacer siempre es lavarnos las manos. Después, utilizar botellitas nuevas de suero fisiológico y echar un chorro generoso. Finalmente, arrastrar las legañas con una gasa estéril desde dentro hacia afuera", explica la pediatra.
¿Cuándo hay que llevarle al oftalmólogo por primera vez?
Es la última cuestión. Lo habitual sería que el pediatra hiciera la recomendación, pero "no siempre estamos lo formados que deberíamos", reconoce la experta. Así que, ante la duda, tanto para los problemas más simples como para detectar enfermedades más graves, siempre es recomendable realizarla durante el primer año de vida, coinciden los expertos. Una vez terminada la charla, no puedo evitar hacer un repaso a la sala para observar las caras de los asistentes. En todas ellas se dibuja una mezcla de alivio y satisfacción. Parece que ha quedado todo claro y que estos padres se irán a la cama esta noche con un par de preocupaciones menos.
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