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Un maestro de la naturalidad

Gregoris Pyrpylis.
Gregoris Pyrpylis.

Con solo 30 años, el griego Gregoris Pyrpylis se ha consolidado como uno de los mejores maquilladores del mundo. En pleno auge del contouring, apuesta a la contra: menos es más.

EL PEOR ERROR en el que se puede caer al maquillarse es apostar por los labios marrones y las cejas muy dibujadas, rellenas, oscuras y marcadas tipo Kardashian. En definitiva, copiar el maquillaje de otras mujeres, que es la gran tentación de Instagram. Podemos inspirarnos en tutoriales y celebrities, pero nunca seguir al pie de la letra lo que hacen otras porque cada mujer es un mundo, y cada tez, un lienzo”. Gregoris Pyrpylis define de un plumazo lo peor que le ha pasado al mundo del maquillaje en general y a la cara de millones de mujeres en particular en el último lustro. El embajador de Shiseido para Europa, África y Oriente Próximo —y uno de los make-up artists más respetados del mundo— defiende a capa y espada la belleza de una piel resplandeciente y de apariencia casi desnuda en una era en la que triunfan el contouring, el backing y demás técnicas de brocha gorda. Tendencias tan epatantes pantalla mediante como espeluznantes en vivo y en directo.

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Las españolas —en opinión de este griego de 30 años— no son las más damnificadas por el efecto Kar­dashian. “No se sobrepasan con la cantidad en pinturas. Yo les aconsejaría que subrayasen más sus ojos”, apunta. Su sello consiste precisamente en “potenciar los rasgos de cada mujer”. Y Cindy Crawford, Carla Bruni, Alexa Chung o Laetitia Casta han pasado por sus manos en busca de este difícil arte. Esa forma elegante y a la vez vanguardista de entender la belleza es la clave de su meteórica carrera. “Desde muy joven he leído y observado todos los looks de moda y belleza de las revistas y desfiles”, cuenta mientras prepara los maquillajes de esta sesión para El País Semanal. Tras abandonar la universidad y trabajar brevemente en Mac, fue escogido como embajador de Maybelline New York para Grecia y Chipre con solo 23 años. Dos años después era nombrado primer asistente de Tom Pecheux, entonces director creativo de Shiseido —hoy de Yves Saint Laurent Beauté— y uno de los maestros que han definido las reglas del maquillaje contemporáneo. En 2015 Pyrpylis se convirtió en el primer make-up artist en ser portavoz de una marca de cosmética —­Bioderma— y en 2018 aterrizaba de nuevo en Shiseido, esta vez ya como su maquillador estrella y con el objetivo de reivindicar una piel fresca y luminosa, gracias a fondos de maquillaje que se adaptan a cada tipo de piel y que son la gran apuesta de este invierno de la marca nipona: 40 tonalidades de maquillaje líquido o compacto con formato cushion (con esponja) y correctores, iluminadores que ocultarán ojeras, granitos, manchas o cualquier tipo de imperfección: “Es fundamental, es el básico que siempre hay que llevar en el bolso y reaplicarlo incluso encima del maquillaje”. Para que el acabado sea perfecto, tiene un arma secreta: “La brocha Hanatsubaki, verdadera obra de arte, ligera como una pluma y transpirable al contacto con la piel”.

Pyrpylis completa esta propuesta con ligeros toques de glitter en labios y un eyeliner muy fino en diferentes tonalidades, por ejemplo azul eléctrico o rojo. ¿El último truco? “Utilizar siempre rizador de pestañas, que abre el ojo si a continuación se emplea una buena máscara que no apelmace”.

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