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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
Grigri Pixel

“La juventud se está despertando de una larga siesta”

La arquitecta mozambiqueña Ana Raquel Machava es una de las participantes en la 4ª edición del programa Grigri Pixel de Medialab Prado

Ana Raquel Machava, por Álvaro López.
Ana Raquel Machava, por Álvaro López.
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Madrid acoge estos días a cinco artistas y mediadores culturales africanos en el marco del Grigri Pixel, un programa de residencias, encuentros y talleres que tiene como objetivo la fabricación de objetos mágicos en espacios urbanos partiendo de prácticas y estrategias colaborativas, artísticas y de fabricación digital. Llegados desde Marruecos, Senegal, Mozambique, Níger y Burkina Faso, los y las africanas reunidas en el espacio Medialab Prado en la cuarta edición del programa, trabajan desde el pasado 14 y hasta el 26 de octubre para tender puentes de cooperación cultural y ciudadanía entre África y Europa con el propósito final de contribuir a generar ciudades hospitalarias, inclusivas y diversas en ambos continentes.

Así, arquitectos, artistas, actores de desarrollo, makers y gestores culturales de varios puntos del continente africano están poniendo en común sus experiencias junto a pensadores, activistas y creadores locales como Modesta Di Paola, de la Universidad Complutense de Madrid, Paula Domingo de la Asociación Elin,de Ceuta o Serigne Mbayé, del Sindicato de Manteros de Madrid. En este marco, Seres Urbanos ha querido hablar con la arquitecta mozambiqueña Ana Raquel Machava, para conocer un poco más de cerca su trabajo desde Maputo.

"Llegué a Madrid un domingo a las 6 de la mañana... y me sorprendió mucho porque la ciudad estaba muy ajetreada. Aunque estaba oscuro, había mucha gente en las calles y la mayoría de ellos estaban borrachos. Estaba tan confundida que no podía acabar de reaccionar. Me encontraba perdida, tratando de encontrar Medialab Prado. El taxista me dejó unos metros antes de la entrada y me explicó cuidadosamente el camino, y yo fingí entenderle en español porque parecía muy fácil. Me perdí durante 30 minutos y pedí instrucciones a personas borrachas al azar en las calles... Horas después, me dijeron que el día anterior había habido una gran fiesta nacional y que por eso las calles estaban tan agitadas y festivas. Lo confieso, ¡me enamoré de Madrid a primera vista!", dice riéndose a carcajadas la mozambiqueña Ana Raquel Machava cuando le preguntamos sobre cómo ha sido su llegada a la capital española.

P. ¡Bienvenida! Esperamos que tu estancia aquí sea muy fructífera. Primero de todo, para que te conozcamos un poco, cuéntanos sobre Estúdio 5, tu gabinete de arquitectura, que se define como una "sociedad de jóvenes arquitectos comprometidos con el desarrollo de la sociedad a través de la arquitectura". Cuéntanos más sobre el trabajo que estas haciendo desde la capital mozambiqueña, y que te ha llevado a estar estos días en la capital española.

Estúdio Cinco es un colectivo de jóvenes arquitectos que se preocupa por la realidad humana. En el proceso de desarrollar proyectos de arquitectura privada, terminamos descubriendo una fórmula de creación propia a la que llamamos "la biblia" (ríe). Consta de 170 palabras que nos guían a lo largo del proceso de toma de decisiones. Básicamente, la fórmula nos enseña que si queremos lograr resultados que desarrollen honestamente la experiencia humana en lugar de sofisticar la situación estática actual en un aparente bucle eterno, tenemos que retroceder, tanto como sea necesario hasta encontrar el origen del problema. Nuestro objetivo es resolver, y a menudo, nos lleva de vuelta a las condiciones humanas más primitivas, como nacer, respirar, comer, crecer, reproducirse y morir. Estudiar paso a paso el Planeta tierra y las limitaciones que encontramos viviendo aquí, es lo que crea las oportunidades que la arquitectura como herramienta humana, aprovechando para facilitar y desarrollar nuestra calidad de vida.

La comprensión de la arquitectura a través de "la Biblia" influye totalmente en los resultados finales de nuestros proyectos residenciales, por ejemplo, de una manera que, como nunca se ha visto, la mayoría de nuestros clientes tienden a rechazar la propuesta, convirtiéndonos en coleccionistas de edificios sin construir. El Festival de Cine de Maputo, debido a que es un proyecto experimental independiente, es de alguna manera un escape de ese arduo trabajo no remunerado que vivimos todos los días en el estudio y es una oportunidad para seguir avanzando y conectarnos con la generación más joven y otros creadores en nuestra ciudad y ciudades vecinas.

Las cinco artistas y creadoras del continente africano invitados a participar a las dos semanas del 4º Grigri Pixel. De derecha a izquierda: Ana Raquel Machava, arquitecta y directora del Maputo Cinema Festival (Mozambique) Meryem Aboulouafa, cantante, compositora y diseñadora en Casablanca (Marruecos); Amadou Mbaye, coordinador de desarrollo comunitario de Hahatay, en Gandiol, Saint Louis (Sénégal); Nana Kadidjatou Abdou Mounkaila, gestora del espacio Arene Théâtre, en Niamey (Niger) y Gildas Guiella, maker y fundador de Ougalab, en Ouagadougou (Burkina Faso).
Las cinco artistas y creadoras del continente africano invitados a participar a las dos semanas del 4º Grigri Pixel. De derecha a izquierda: Ana Raquel Machava, arquitecta y directora del Maputo Cinema Festival (Mozambique) Meryem Aboulouafa, cantante, compositora y diseñadora en Casablanca (Marruecos); Amadou Mbaye, coordinador de desarrollo comunitario de Hahatay, en Gandiol, Saint Louis (Sénégal); Nana Kadidjatou Abdou Mounkaila, gestora del espacio Arene Théâtre, en Niamey (Niger) y Gildas Guiella, maker y fundador de Ougalab, en Ouagadougou (Burkina Faso).Álvaro López
P. La precarización del trabajo creativo es un asunto que nos afecta a Europa y África, sin duda. Y hay muchos otros, como la equidad entre hombres y mujeres. Cuéntanos como es trabajar en un entorno profesional dominado por hombres siendo mujer... 

Sinceramente, prefiero no ver el mundo con este filtro. Soy consciente de que soy una mujer, pero no dejo que este hecho influya en mi contribución auténtica. Desearía que más mujeres pudieran participar en las discusiones y decisiones de la arquitectura, especialmente en mi país, donde las mujeres son el centro de la familia y las administradoras de la casa, pero todavía tenemos un largo camino por recorrer. Las dificultades que enfrento las enfrento porque soy un ser humano, no particularmente porque soy una mujer, no quiero perpetuar y contribuir a las narrativas de desigualdad de género porque siempre intento trascender el género.

P. Otro gran reto que vive hoy el ser humano es precisamente el relativo a lo urbano. ¿Cómo crees que la arquitectura puede dar respuesta a los desafíos urbanos que enfrenta hoy Maputo?

Nuestro mayor desafío es el tiempo. Las personas no encuentran tiempo para detenerse y pensar de qué manera pueden contribuir a mejorar la experiencia colectiva de la ciudad. Y aquellos que tienen mucho tiempo, tienen problemas para creer en sí mismos y en sus ideas, por lo que estamos enfrentando problemas globales de las ciudades africanas en general, como la contaminación, la movilidad deficiente en la ciudad, un sistema de transporte público escaso, la privatización de los pocos espacios públicos que quedan... Y la lista sigue y sigue. Pero no nos damos cuenta de que tenemos herramientas como la arquitectura a la que si se da la oportunidad correcta, puede mejorar drásticamente nuestra vida en la ciudad. Y más que eso, cada uno de nosotros, si nos enfocamos menos en nuestro trabajo diario y en nuestra realidad privada, podemos cambiar algo en nuestra ciudad.

P. Piensa global, actúa local... Y en concreto, ¿hasta qué punto crees que Maputo se está adaptando para enfrentar desafíos globales como el cambio climático?

El cambio climático es nuestro mayor desafío como país, y creo que mi ciudad como capital ha hecho un buen trabajo haciendo del cambio climático un tema para ser discutido frecuentemente en seminarios y foros académicos. Pero es hora de tomar medidas, para materializar todas las propuestas, para hacer algo al respecto. Nos estamos quedando sin tiempo como especie, tenemos que darnos prisa. Las discusiones son importantes pero la acción es el objetivo.

P. Y cómo artista invitada en Grigri Pixel, nos interesa mucho conocer las acciones concretas que llevas a cabo tu en Maputo y cómo han transformado la vida en la ciudad... 

A menudo trabajamos con galerías y centros culturales internacionales, un poco desconectados de la contribución tradicional de la cultura. Iniciativas como el Museo de Mafalala son el futuro de nuestra ciudad. Tomar formas modernas como plataformas para nuestros suburbios es definitivamente el futuro.

La juventud se está despertando de una larga siesta también, nos estamos apropiando de las calles cada vez más, estamos expresando nuestras heridas con respecto a la experiencia del colonialismo cada vez más, nos estamos curando como una nación que durante tanto tiempo solo conoció guerras y desastres naturales. Nos estamos uniendo, estamos mejor ahora.

Debido a que las intervenciones urbanas dependen del público, las personas a menudo entienden que son parte de la experiencia y que todo lo que tomen de la película es su responsabilidad transformarlo en algo relevante
P. Es ilusionante y esperanzador saber que la cultura empodera y emancipa a la juventud mozambiqueña. Como principal impulsora del Festival de Cine de Maputo, ¿crees que el cine es en parte responsable de ello? ¿Cómo contribuye el séptimo arte a generar cambios sociales a nivel urbano en este caso en particular?

El cine es directo, es un espejo, fácil de comprender, pero también abre espacio para diferentes interpretaciones. El Festival de Cine de Maputo brinda al ciudadano la oportunidad, no solo de navegar por espacios que la mayoría de las veces no conocían previamente, sino también de disfrutar del espacio del cine en un fuerte ambiente de paz. Debido a que las intervenciones urbanas dependen del público, las personas a menudo entienden que son parte de la experiencia y que todo lo que tomen de la película es su responsabilidad transformarlo en algo relevante. Es diferente de ir a una sala de cine tradicional por ejemplo. Solo por estar allí, son parte del cambio. Por otro lado, ayudamos al proceso de generar "espacios de reciclaje", como nos gusta llamarlo. Nuestro mayor objetivo con las intervenciones es que después de pasar por un lugar determinado, podamos devolver el espacio a su dinámica urbana.

P. Es una forma interesante de poner la vida social y cultural en el espacio público, en lugares que han perdido la función social... Lo habrás visto en otras ciudades, ¿verdad? Porque además de Maputo, has podido trabajar como arquitecta en Johannesburgo o Eswatini. ¿Crees que hay suficientes cruces profesionales entre ciudades de la región? ¿Debería fomentarse un mayor contacto entre arquitectos, planificadores urbanos y formuladores de políticas de ciudades cercanas como Maputo, Johannesburgo, Eswatini o Harare para fomentar experiencias como la que estás viviendo hoy en Madrid y compartir logros que sean replicables en otras ciudades?

No hay suficiente intercambio profesional desde la arquitectura en nuestra región. Necesitamos más contacto entre los arquitectos africanos, especialmente los arquitectos jóvenes. Es por eso que necesitamos más festivales de arquitectura, ya que son una forma fácil de reunir a las personas en torno a un interés común.

P. ¿Y qué elementos de tu experiencia crees que podrían exportarse a ciudades como Madrid, dónde estás hoy?
"Traigo lo que cualquier ciudadano africano tiene para ofrecer: simplicidad y honestidad"

Siento que tengo más que aprender que compartir, cada vez que tengo la oportunidad de contribuir a otra ciudad, traigo lo que cualquier ciudadano africano tiene para ofrecer: simplicidad y honestidad. Siento que mi mayor contribución a Madrid es un nuevo punto de vista, tal vez estoy aquí para decir lo que ya se sabe pero he dado por sentado que incluso lo olvidé, no sé, necesito más tiempo aquí... (ríe).

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