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Susurros en el oasis chino

YANG YANMIN (Getty Images)

A SIETE KILÓMETROS de la ciudad de Dunhuang (China), las dunas de Mingsha arropan las aguas cristalinas del lago Crescent. La arena nunca lo cubre y el lago nunca se seca. Así, este oasis de agua dulce en forma de media luna ha sobrevivido durante más de 2.000 años a su árido entorno. En tiempos remotos, los comerciantes atravesaban el lugar siguiendo la Ruta de la Seda. Hoy, miles de turistas a camello repiten sus pasos para disfrutar de este tesoro natural que esconde el desierto del Gobi. Una zona que se conoce como “duna de los susurros” porque, cuando los viajeros avanzan sobre su superficie, emite un sonido agudo y fuerte. Una peculiar melodía que puede durar más de un minuto. 

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