Escándalo en Brasil
Las revelaciones sobre irregularidades en el proceso contra Lula amenazan con una nueva crisis política en el país sudamericano
Las revelaciones periodísticas publicadas en Brasil, que cuestionan la limpieza del proceso judicial que ha llevado a prisión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva —encarcelado en la prisión de Curitiba desde abril de 2018—, arrojan una preocupante sombra sobre la dirección que ha tomado la lucha contra la corrupción en el país sudamericano y sobre la misma limpieza del proceso de elección presidencial vivido el año pasado.
En el centro de la polémica se encuentran los mensajes publicados por el diario The Intercept que reflejan unas conversaciones entre el juez encargado del caso, Sérgio Moro, y el fiscal, Deltan Dallagnol. En ellas, se observa cómo el magistrado se dirige de forma sesgada al fiscal y hace comentarios políticos contra Lula y el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la presidencia del país, Fernando Haddad, algo taxativamente prohibido por la ley.
No se trata de un detalle procedimental que solo afecte a este caso. A causa de este proceso, Lula fue inhabilitado para concurrir a la jefatura del Estado cuando era el favorito en las encuestas. Esta prohibición además sufrió por cuestiones de procedimiento varios retrasos, debido a lo cual el PT eligió tarde a su candidato definitivo, Haddad. Las elecciones presidenciales fueron ganadas finalmente por el ultraderechista Jair Bolsonaro. Y este eligió como ministro de Justicia al juez Moro.
Es posible que las grabaciones de las conversaciones entre el entonces juez y el fiscal no sean admitidas como prueba para reabrir el caso porque han sido obtenidas de manera ilegal, aunque algunos miembros del Tribunal Supremo ya se han expresado individualmente a favor de ello. Pero lo que nadie ha puesto en duda es su veracidad, que arroja un nuevo elemento de escándalo político en un país que ha vivido un verdadero terremoto institucional causado precisamente por las investigaciones judiciales sobre la conexión de corrupción entre grandes empresas y partidos políticos.
Precisamente el juez Sérgio Moro se convirtió en una figura muy popular como el magistrado capaz de desentrañar una gigantesca maraña de sobornos, tráfico de influencias y otros delitos que afectaba a grupos a los que la mayoría de la población consideraba intocables. Sin embargo, basta echar un vistazo a su trayectoria para comprobar que las investigaciones se centraban principalmente en las formaciones de izquierda, y en especial en el gobernante PT.
Brasil necesita estabilidad que le permita recuperar la senda del crecimiento y la redistribución de riqueza, pero también, como toda democracia, salvaguardar las condiciones que permiten a cualquier ciudadano, incluido Lula, ser juzgado de manera justa.
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