_
_
_
_

El arte de conectar con la pareja en la cama... con una buena conversación

Se conoce como charla de almohada y no solo mejora la relación, también puede ayudar a aliviar el estrés y a dormir mejor

"Vamos a ver Netflix". Nunca cuatro palabras hicieron tanto daño al romance de las parejas. Sí, parece que la popularidad de la plataforma de contenidos a la carta tiene que ver con un bajón generalizado de la libido de las parejas, al menos de las estadounidenses. Según una encuesta del periódico The Wall Street Journal, publicada el pasado abril, uno de cada cuatro entrevistados había elegido ver la televisión en lugar de tener relaciones sexuales en los últimos seis meses, una cifra que aumentó hasta el 36% en los encuestados de entre 18 y 38 años. El artículo que recogió los resultados llegó a acusar a la plataforma de ser culpable de la baja natalidad en el país. Vamos, que si antes se excusaba uno con el dolor de cabeza o el cansancio, ahora lo que te pone sobre la pista de que "esta noche tampoco toca" es meterse en la cama con el iPad.

Todo esto tiene algo de realidad, pero el periódico ha exagerado un poco echándole la culpa a Netflix, que se dio por aludida y emitió un comunicado en su defensa. Y es que los estudios sobre cambios en los hábitos sexuales en la población llevan observando un bajón en la frecuencia de las relaciones sexuales desde hace 30 años, y entonces no existían estas plataformas a demanda. Además, como señala la plataforma, la media de consumo en Netflix es de un par de horas al día, así que aún quedarían 22 horas para tener sexo. Lo que el comunicado no dice es que el problema de devorar la pantalla todas las noches no es solo una cuestión de sexo; nos estamos perdiendo mucho más que un orgasmo. ¿O es que nadie echa de menos acurrucarse con su pareja y aprovechar el momento de intimidad para hablar de temas que desentonarían en otras situaciones? De verdad ver Juego de Tronos y House of Cards es más tentador que esta charla? Hay motivos importantes para que no lo sea, por muy difícil que vivir en pareja pueda ser en la era de los "supersingles".

Un escenario perfecto para estrechar lazos

La sexóloga Raquel Gargallo piensa que estamos minusvalorando los momentos de complicidad nocturna que surgen justo antes de caer rendidos. "Tener todas las noches nuestro momento íntimo de diálogo para valorar el día conjuntamente, haciendo hincapié en lo positivo, es un refuerzo de pegamento emocional para la pareja. Nos ayuda a acabar el día con un buen sabor de boca, ya que escuchar y que nos escuchen, compartir y sentirnos queridos, apoyados por nuestra pareja, es un refuerzo a nuestro universo emocional y sentimental que nos hace más fuertes", explica la terapeuta. Y el efecto de estas conversaciones en la salud de la pareja es impagable: "Nos mantiene unidos ante las adversidades del día a día", dice Gargallo.

Y, si bien se puede pensar que para eso está la cena, el desayuno o una cita a solas en un restaurante, sin los niños correteando alrededor, lo cierto es que la habitación de la pareja, y la cama en concreto, tiene algo especial. Este mueble, al que no todos dedican el mismo tiempo por la mañana, se convierte en un lugar cargado de simbología, y que invita a una buena charla. Si cierras la puerta y le añades una luz tenue al escenario, el resultado es perfecto. "El ambiente, la situación, de qué queremos hablar y el momento elegido son factores determinantes para que una buena conversación sea más o menos productiva. A veces nos equivocamos porque nuestro mayor enemigo es el tiempo, y por falta de este empezamos conversaciones en cualquier sitio, echándonos en cara cosas cuando surgen, cuando necesitamos desahogarnos", porque llevas todo el día dándole vueltas al tema y no aguantas más.

Pero eso no suele suceder en la cama, "un lugar en el que se puede hablar sin perder el contacto físico, y eso es importante. Además, te aporta una postura, un acercamiento y un ambiente que, sin duda alguna, va a potenciar la conversación siempre que sepas qué decir y cómo decirlo", reflexiona Gallardo. Tan importante es el contacto físico que harías bien en buscar, como mínimo, cuatro abrazos al día.

Hay temas inapropiados para la cama

Un estudio que analizó a 162 parejas de Oregón, en Estados Unidos, con una media de 12 años de vida en común, demostró que aquellas que antes de dormir comparten un momento de intimidad en el que se cuentan las cosas positivas que les pasan durante el día son las que tienen más complicidad, menos estrés y duermen mejor. ¿Debemos entonces enfocar nuestras conversaciones de almohada a asuntos que sabemos que no van a provocar una discusión (que no siempre es mala)? La terapeuta Nayara Malnero lo tiene claro: "Es mejor sacar los temas complicados en la cocina o en la mesa del comedor porque son espacios que se parecen más a las mesas de reuniones o negociaciones. Sí que se puede negociar en la cama, pero siempre es mejor dejar lo bueno para compartirlo entre las sábanas".

Esto no quiere decir que todos los temas tengan que ser dulces y alegres, y pretender que así fuera sería una lucha contra la realidad. Las conversaciones de almohada sí pueden ser servir para aclarar diferencias o malentendidos. "Para poder tener una buena conversación sobre 'nosotros' -los componente de la relación- es imprescindible que cada uno se conozca y mantenga separados los límites para no ir acumulando emociones (dichos límites son el rol de profesional, el rol de amigo y el rol de pareja). Una vez seamos conscientes de esas diferencias, podemos dialogar, hablar, trasladar o transmitir a nuestra pareja algo que no nos gustaría hacer, algo que nos molesta o irrita, algo que nos gustaría que cambiara... Para ello es bueno buscar un terreno neutro e íntimo como la cama, pero también hay que ser conscientes de que, muchas veces, si las conversaciones las dejamos justo para antes de dormir no serán muy fructíferas porque el cansancio podrá con nosotros", explica Gallardo.

La conversación puede calentarse (en el buen sentido)

En definitiva, lo importante es tener una buena rutina de poder hablar todos los días de algo bueno, porque así entrenamos nuestra capacidad de comunicación y el día que haya que hablar de algo menos positivo lo vamos a hacer mejor; la cama será un lugar de referencia de buenas conversaciones, así que nos predispondrá a una mejor actitud. Y, por supuesto, estas conversaciones pueden obrar maravillas en la vida sexual. Amy Muise, una psicóloga de la Universidad de York, en Canadá que estudia cómo la sexualidad impacta en las relaciones, publicó un estudio en la revista Archives of Sexual Behaviour sobre qué parte del sexo hacía que las personas se sintieran más conectadas con sus parejas. La respuesta mayoritaria fue la charla y las caricias posteriores al sexo, que para algunas podían extenderse durante horas.

"El sexo es conexión, comunicación y complicidad. Hablar antes ayuda a que sea mejor hablar después sirve para conversas de una manera mucho más relajada y llegar a conclusiones más tranquilas", cuenta la sexóloga Nayara Malnero. Y, como indica la terapeuta Raquel Gallardo, "muchas veces una buena conversación cómplice con nuestra pareja, aunque en un principio no tenga como objetivo una relación coital, puede terminar de esta manera, ya que indiscutiblemente conversar y comunicarnos con nuestra pareja a diario ayuda muchísimo a nuestra vida sexual en todos sus sentidos y ámbitos. La conexión que se genera, los recuerdos emocionalmente amables que se producen, el relax y la libertad de ser nosotros mismos, y de ver a nuestra pareja desnudarse sin quitarse la ropa es, en muchas ocasiones, mucho más atractivo y excitante que situaciones más explícitas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_