Reconquistar la terraza sin reformas (incluso cuando llueve)
Después de 50 años reformulando el mobiliario de exteriores, Kettal sube la apuesta con una nueva línea de pabellones y una cocina con todo lo necesario para disfrutar al aire libre
"Era la época del 600. ¿Y qué necesitaba la gente? Pues unos silloncitos que se plegasen para meterlos en el coche e irse a la playa". La pregunta que se hizo el fundador de Kettal en 1966, antes de ponerse a trabajar en su primera silla Mickey, es la misma que se ha planteado en 2019 la firma catalana de mobiliario de exterior y oficinas. La respuesta es natural: si cada vez son más los que deciden pasar sus ratos libres fuera de casa, la arquitectura no puede mirar solo de puertas para adentro.
De este interrogante ha surgido la línea de Pabellones H para jardines y terrazas de mar, montaña o ciudad. Se adaptan a las necesidades prácticas de viviendas y restaurantes, y satisfacen además las exigencias estéticas. Su estructura ligera de aluminio funciona como otra estancia más, que se puede personalizar por arriba (con techos de material impermeable, de policarbonato o hasta bioclimático eléctrico), por los lados (paredes fijas, correderas o abatibles) y en los accesorios (estanterías, persianas regulables, cortinas y luminarias).
Los pabellones H tampoco se olvidan de que, en los tiempos que corren, el smartphone forma parte del paisaje doméstico: a través de una app para Android y Apple permiten controlar la apertura del techo, el sonido y la iluminación, mientras se comparte un selfi en Instagram. O se demuestra a los seguidores la destreza que uno tiene con las sartenes.
Y precisamente en el mundo de las habilidades culinarias es donde adquiere pleno sentido la nueva cocina exterior de Kettal. Con paneles móviles de aluminio, puertas correderas en madera de teca y encimera de Ceppo di Gré (una piedra italiana), es minimalista, mediterránea y, además, perfectamente funcional. Incluye vitrocerámica y las conexiones de agua y electricidad que se necesitan para sacarle partido. Tampoco exige hacer viajes a la nevera de casa cada dos por tres, porque lleva ya una integrada. También una barbacoa. Y una bodega, por si la comida se complica hasta la cena.
Y en el caso de que se ande corto de equilibrio, el equipo de la firma ha añadido un carrito auxiliar, a conjunto con los materiales de la cocina, para llevar a la mesa todo lo que hace que valga la pena pasar el día fuera de casa. Incluso cuando llueve: los paneles móviles de esta cocina se pliegan, igual que una silla de playa, para que todo quede intacto.
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