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Los rentables negocios de Fernando Verdasco

El tenista, que acaba de ser padre de un niño junto a Ana Boyer, posee con su familia varios establecimientos de hostelería. Se les conoce como ‘el clan del cocido’

Ana Boyer y Fernando Verdasco.
Ana Boyer y Fernando Verdasco.GTRES
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Fernando Verdasco, el yerno perfecto de Isabel Preysler

Antes de que Fernando Verdasco y Ana Boyer se casaran a finales de 2017 firmaron ante notario unas capitulaciones mediante las cuales dejaban fuera del matrimonio una serie de bienes. Algo común en estos tiempos donde pocas parejas permanecen juntas hasta que la muerte las separa. Miguel, el primer hijo de ambos nacido el pasado martes, disfrutará de todos ellos. Los de su madre son de momento de menor cuantía, ya que a sus 30 años la hija menor de Isabel Preysler, con un caché de 18.000 euros por aparecer en eventos, no dispone de sociedades activas y su vida profesional quedó suspendida cuando decidió irse a vivir con su marido a Doha (Qatar). Además, no recibió apenas nada de la herencia de su padre, el exministro en cuyo honor ha llamado Miguel a su hijo. Por el momento, el pequeño ha recibido de su progenitora la fama y glamour de un clan liderado por la reina de la prensa del corazón. Del lado de Fernando Verdasco, en cambio, ya es el heredero de una importante fortuna forjada por el tenista en las pistas y como reclamo publicitario que ha sabido invertir en varios inmuebles y empresas. Pero aún hay más, el patrimonio que recibirá en su día Fernando de sus padres, no es ni mucho menos una nadería.

Según la ATP, Fernando Verdasco ha ganado más de 14 millones y medio de euros en 17 años de carrera como tenista. Una trayectoria que no ha terminado a sus 35 años, aunque se ha tomado un descanso esta temporada por el nacimiento de su hijo. En 2004 creó su empresa Ferek Imagen, mediante la que gestiona sus derechos comerciales y de imagen, así como los de otros deportistas y representados de otros ámbitos. Por ejemplo las exclusivas en prensa, un territorio que ha sabido manejar en solitario y junto a su mujer. Una sociedad limitada que tiene un activo total que ronda los cinco millones, aunque el tenista tiene aparte fondos propios con más de dos millones. Mientras sigue ganando dinero con el deporte, suma otras fuentes de ingresos con la publicidad y como representante e imagen de la federación de tenis catarí.

Cuando el matrimonio Verdasco Boyer viene a Madrid, como estos días, se alojan en la mansión de Isabel Preysler en Puerta de Hierro, pero no porque no dispongan de casa propia. Fernando tiene cuatro propiedades registradas a su nombre. Por un lado, dos apartamentos de veraneo en El Rompido (Huelva), que suman 150 metros, con garaje y piscina. También un pequeño piso de 40 metros cuadrados en el exclusivo barrio de Salamanca en la capital, adquirido en el mejor momento, en el año 2015. La joya de sus inmuebles es una casa en Pozuelo, junto a la lujosa urbanización La Finca. Una vivienda de 600 metros cuadrados, tres plazas de garaje, porche y piscina, valorada en casi dos millones y medio de euros y que fue hipotecada en 2009 por más de un millón. La opción más factible para un hipotético traslado del matrimonio y su hijo a Madrid, aunque también podrían decantarse por el chalet de 900 metros y casi 2.000 de parcela que tiene en la urbanización El Bosque, en Villaviciosa de Odón (Madrid).

Al margen de sus éxitos con la raqueta, Fernando Verdasco pertenece a una familia de empresarios hosteleros que crearon un pequeño imperio con algunos de los locales con más solera de Madrid. Entre todos ellos destaca el Café de Chinitas, inaugurado en 1970 por el padre de Fernando, José Verdasco, que aún lo regenta y que mantiene su famoso tablao flamenco. Una referencia en la capital por la que han pasado personalidades como Lady Di o Bill Clinton. Los conocidos como el clan del cocido también tienen otros dos restaurantes especializados en este guiso. La Bola, uno de los más conocidos de la capital, situado junto al Senado y que lo lleva Mara Verdasco, prima del tenista. Y La Rayúa, en el barrio de Malasaña, que recibe el nombre porque así se conocía a la tatarabuela del tenista, Cándida Santos, fundadora del negocio en 1870. La sucursal de La Rayúa en Majadahonda cerró el año pasado. Hubo rumores de crisis, pero el padre de Fernando explicó que la decisión estuvo motivada por la falta de relevo generacional en el negocio y su necesidad de disfrutar de más tiempo libre.

Fernando tiene dos hermanas. La mayor, Sara, está casada con el músico Juan Carmona, que no quiere continuar con el negocio familiar. La pequeña, Ana, de 21 años, desea dedicarse al diseño y la moda y tampoco se ve entre fogones y mesas. El último restaurante es La Cañada, situado en la finca del mismo nombre en Boadilla del Monte donde vive toda la familia y donde Fernando empezó a jugar al tenis.

El deportista ha encajado muy bien en el clan Iglesias-Preysler-Boyer-Falcó. Cuando acude a Miami visita a Enrique Iglesias, en Madrid pasa mucho tiempo con Tamara Falcó y su suegra Isabel Preysler siempre le agradecerá su apoyo cuando murió Miguel Boyer. El yerno perfecto se enfrenta ahora a la tarea de la paternidad.

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