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Opportunity
Tribuna
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Adiós al robot que fue a Marte para tres meses y resistió 15 años

El rover Opportunity se construyó para durar 90 días y recorrer 600 metros, aunque el equipo albergaba la secreta esperanza de cumplir un año sobre Marte. Su aventura ha terminado 15 años después; ha sido testigo de la jubilación de varios ingenieros de la NASA y ha visto cómo algunos de los que han trabajado hasta hoy con él estaban en secundaria cuando el rover dejó la Tierra. Igualmente, su odómetro sobrepasa ligeramente los 45 km, más que una maratón. De hecho, es el vehículo que más larga distancia ha recorrido hasta la fecha fuera de la Tierra, incluidos los rovers lunares. Ha explorado terrenos muy antiguos en Marte, analizando sedimentos depositados en un rango temporal superior a los mil millones de años. Y ha establecido el estándar con el que todas las misiones deberán medirse a partir de ahora: la NASA revisa sus misiones cada dos años y Opportunity pasaba el examen cada vez con mejor nota, siempre superando a robots mucho más modernos y jóvenes.

Hasta aquí las cifras y los datos sorprendentes, los récords. Pero Opportunity no estaba pensado para establecer récords, sino para hacer ciencia. Opportunity era la mitad del programa de los Rovers de Exploración Marciana (MER, por sus siglas en inglés), junto con su gemelo Spirit. Los MER salieron de la Tierra en 2003 equipados cada uno con una memoria de 256 megabits y cámaras de 1 megapíxel: suena anticuado porque lo es, pero recordemos que eran calidades muy aceptables hace 15 años. Aterrizaron en Marte en enero de 2004, en regiones ecuatoriales y antipodales del planeta: Spirit en el cráter Gusev, posible lecho de un antiguo lago marciano; y Opportunity en las planicies de Meridiani, donde datos de orbitadores habían sugerido la posible presencia de agua en el pasado.

Los sorprendentes resultados científicos de la misión se sucedieron sin descanso. Los MER fueron los primeros en mostrarnos que Marte no es rojo, sino gris: los rovers iban equipados con unos pequeños rotores capaces de quitar la capa de polvo rojo de encima de las rocas y debajo el material no era rojo. Spirit encontró los restos de antiguos manantiales hidrotermales y Opportunity descubrió vastas planicies que se anegaban episódicamente con lagunas de extensión variable hace más de 3.500 millones de años. El agua era ácida y posiblemente salada, un entorno ideal para ciertos microorganismos de la Tierra.

Los MER descubrieron meteoritos, hicieron perfiles térmicos de la atmósfera, evaluaron la erosión eólica, validaron in situ los datos orbitales de varias misiones y determinaron la composición y distribución de rocas, minerales y suelos sobre la superficie de Marte. Y, sobre todo, demostraron que Marte fue un mundo habitable hace miles de millones de años, con agua líquida estable sobre su superficie.

Se construyó para durar tres meses y recorrer un kilómetro, aunque el equipo albergaba la secreta esperanza de cumplir un año sobre Marte. Su aventura ha terminado 15 años después

Tristemente, Spirit quedó atrapado en un banco de arena en mayo de 2009, con su odómetro marcando casi 8 km, y dejó de comunicarse con la Tierra en marzo de 2010. Después de más de 1.300 órdenes enviadas sin respuesta, en mayo de 2011 se dio por terminada su misión.

En 2013 Opportunity realizó su descubrimiento más importante desde la identificación de las lagunas efímeras de Meridiani ocho años antes. Al acercarse a explorar el borde un gran cráter de impacto, el rover descubrió los materiales más antiguos que se han analizado hasta la fecha in situ sobre Marte: sedimentos de cerca de 4.000 millones de años, excavados por el cráter, y que contienen arcillas. Las arcillas se forman en entornos acuosos donde el agua no es muy ácida ni muy salada, y por lo tanto representan un ambiente totalmente distinto del de las lagunas ácidas y más recientes de la superficie de Meridiani. Los orbitadores que tenemos en Marte han descubierto muchos más depósitos de arcillas en Marte, e incluso el rover Curiosity ha analizado algunas en el cráter Gale, pero las que estudió Opportunity siguen siendo hoy las más antiguas nunca encontradas en Marte.

Una de las últimas imágenes captadas por el 'rover' en Marte, en 2015. De frente, el cráter 'Spirit of St. Louis'
Una de las últimas imágenes captadas por el 'rover' en Marte, en 2015. De frente, el cráter 'Spirit of St. Louis'NASA

Por supuesto, toda esta formidable aventura no ha estado exenta de complicaciones. No es trivial manejar un robot sobre la superficie de otro mundo, a temperaturas de congelación y sin conocer el terreno de antemano. Opportunity había sufrido ya varios achaques: su rueda delantera derecha empezó a dar problemas en 2010 y por eso el rover se desplazaba marcha atrás desde entonces, su brazo robótico acumulaba errores, varios de sus instrumentos de análisis científico hacía tiempo que habían agotado su vida útil y había perdido su memoria a largo plazo. Aún así, Opportunity ha demostrado que podemos manejar un rover sobre la superficie de Marte durante 15 años. El legado científico y tecnológico de los MER es inmenso.

El 10 de junio de 2018, la tormenta de polvo más duradera y activa de las últimas décadas estaba alcanzando su máxima amplitud. Ese día, el rover dejó de responder a nuestras llamadas. Desde entonces hasta hoy, le hemos preguntado cómo está más de 800 veces, pero no hemos tenido respuesta

De todas estas complicaciones, la más grave a la que han tenido que enfrentarse los rovers ha sido las tormentas de arena globales. Periódicamente, en Marte se desencadenan tormentas que cubren el planeta entero con pequeñas partículas que oscurecen el cielo, bloqueando la luz solar. Y los MER se alimentaban de energía solar exclusivamente, a través de sus paneles solares. La primera que tuvieron que sortear tuvo lugar en 2007 y ambos MER superaron la prueba. Pero el 10 de junio de 2018, día 5111 de Opportunity en Marte, la tormenta de polvo más duradera y activa de las últimas décadas estaba alcanzando su máxima amplitud. Ese día, el rover dejó de responder a nuestras llamadas. Desde entonces hasta hoy, le hemos preguntado cómo está más de 800 veces, pero no hemos tenido respuesta.

Estos últimos tres meses parecían brindar una oportunidad final de recuperación, porque estaba terminando el verano en la latitud donde se encuentra Opportunity y los vientos eran prevalentes. Todos nos aferrábamos a la remota posibilidad de que alguna ráfaga limpiara el polvo de los paneles solares y Opportunity pudiera despertar. Ya sucedió en 2014, cuando el viento limpió los paneles y la misión recobró energía. Pero esta vez no ha habido suerte. Posiblemente ha pasado demasiado tiempo sin recibir energía solar y se ha enfriado tanto que ya no puede despertar. Quedará para siempre varado en el lecho seco de un antiguo arroyo, su último lugar de exploración antes de congelarse.

El fin de Opportunity cierra uno de los capítulos más extraordinarios de la exploración del espacio. Pero la aventura continúa en Marte con nuevos rovers, como Curiosity, que trabaja en el cráter Gale desde 2012, y los que tenemos a punto de enviar: Mars2020 de la NASA y ExoMars de la ESA. Para estas nuevas misiones, el legado de Opportunity quedará por siempre como ejemplo de cómo hacer las cosas en exploración espacial. Como nos dijo hace unos pocos meses Steve Squyres, el Investigador Principal de los MER, “si Opportunity se recupera, será un milagro; si muere, será una digna muerte. No habrá muerto por un fallo de misión o por un mal diseño: solo Marte pudo acabar con él”.

Alberto González Fairén es investigador en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) en Madrid y en el Departamento de Astronomía de la Universidad Cornell en Nueva York. Es el único científico español que ha trabajado en el equipo del 'Opportunity'.

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