El propósito más importante que puedes hacer para 2019
Hacer deporte, llevar una alimentación sana, pasar más tiempo con tus seres queridos… Pero el próximo año, ¿por qué no ayudar a alguien que lo necesite a través de Unicef?
El fin de año es época de reencuentros y de emociones, pero también de recapitulación del año. Dentro de este segundo apartado, es inevitable buscar esas deudas pendientes y proponerse a uno mismo alcanzarlas durante los próximos 365 días. Es posible que estos propósitos tengan mucho que ver con nuestro estilo de vida, la manera en la que nos cuidamos o cómo nos relacionamos con nuestro entorno. A la vez que nosotros, millones de personas en todo el mundo se hacen propósitos similares, a veces sin pretenderlo, y muchos otros no pueden hacer lo mismo. Estos son algunos de los propósitos de año nuevo más repetidos, y una nueva manera de acercarnos a ellos.
Hacer deporte con los amigos
Uno de los más recurrentes en cualquier lista de buenos propósitos tiene que ver con el deporte y con mantener nuestra forma física. Si se trata además de hacerlo con amigos y estrechar lazos mientras nos encontramos mejor físicamente, el plan sube a los primeros puestos de la lista.
Pero para algunos niños, como los de la foto, a veces no es posible realizar deporte con los amigos. Durante mucho tiempo han sufrido la guerra y la calle no era segura. Ahora, en el campo de refugiados de Azraq, Jordania, gracias a los programas de UNICEF pueden participar en diferentes actividades físicas que les permiten crecer y curar sus heridas a través del deporte.
Mantener una alimentación sana
Al igual que el anterior propósito, vigilar lo que comemos y evitar los alimentos más calóricos y menos saludables en uno de los clásicos de fin de año y comienzo del siguiente. Por fortuna, en muchas partes del mundo esta es una preocupación razonable, pero en otras se trata de un asunto mucho más serio. El propósito de muchos niños y padres es conseguir una alimentación saludable que les permita no enfermar.
Es el caso de Pierre, es uno de los niños de República Centroafricana que han sufrido las consecuencias del conflicto armado. Su padre no tiene trabajo y conseguir comida es una lucha diaria. Él sufrió desnutrición infantil: con tres años y medio pesaba 9 kilos y sufría una grave diarrea. Su padre, que temía por su vida, tuvo que recorrer 12 kilómetros con él en brazos hasta llegar al centro de salud más cercano. Gracias al programa de nutrición de del hospital apoyado por UNICEF, ahora Pierre se está recuperando, y es un ejemplo de cómo nueve de cada diez niños que son tratados de desnutrición aguda son capaces de superarla.
Pasar más tiempo con nuestros seres queridos
El ritmo de vida actual nos impide muchas veces encontrar el tiempo necesario para dedicárselo a familiares y amigos. Muchas veces nos lamentamos de no poder ver más a quienes queremos, pese a que estemos relativamente cerca. El caso es muy distinto en Sudán: el conflicto armado de aquel país ha provocado que 15.000 niños estén desaparecidos o separados de sus familias.
En el caso de los hermanos Jidu, Ferdos y Chogi, fueron cinco años los que pasaron sin poder ver a su madre, Khamisa. Un día, ella salió a buscar leña cuando los combates armados llegaron a su pueblo. Los niños huyeron a Juba, la capital, sin saber si su madre estaba viva o muerta. La búsqueda y reunificación de familias en Sudán del Sur es un reto que organizaciones como UNICEF afrontan para volver a reunir a familias como la suya. Khamisa se pudo reencontrar con sus hijos después de esos largos cinco años, al igual que otros 6.000 niños que han sido reunidos con sus seres queridos, mientras que el trabajo continúa para que se puedan contar más historias como la suya.
Leer más
Otra de nuestras preocupaciones habituales es cultivar nuestra mente además de nuestro cuerpo. Uno de esos objetivos pasa por tener más tiempo para leer, y hacer que ese montón de libros que se agolpan en la mesilla disminuya poco a poco. En lugares como Daykundi, una provincia en el altiplano central de Afganistán, acceder a la lectura, como a otros fundamentos de la educación básica, es mucho más complicado.
Belqees era uno de esos niños que estaba demasiado lejos de un colegio y por ello no podía acceder a esos conocimientos habituales en otras partes del mundo. Ya que él no podía hacer que la escuela llegase a él, realizó en camino inverso: ahora su casa es uno de los 4.300 espacios educativos comunitarios en el país. Con el apoyo de UNICEF, 81.000 niños y niñas de Afganistán tienen acceso a una educación en su propio entorno, transformando hogares en aulas. La educación comunitaria supone una esperanza para los 3,5 millones de niños que no asisten a la escuela, un problema aún más pronunciado en el caso de las niñas.
Ser más feliz
En otras ocasiones, nuestros propósitos son menos concretos y más abstractos. La búsqueda de la felicidad, pasar un mayor número de horas sonriendo, es uno de ellos. Cómo lograrlo depende de cada uno: para algunos será con más tiempo libre, para otros con sentirse más realizados, incluso puede que haya casos en los que se trate de una combinación de los puntos anteriores.
Para Nayla, una niña de cinco años de Indonesia, se trata simplemente de poder acceder a elementos básicos como agua potable, alimentos y medicinas después de ser evacuada de su hogar debido al terremoto y tsunami que ha sufrido su país. Su sonrisa nos enseña que a veces no tenemos que buscar mucho más para encontrar momentos de felicidad en nuestras ajetreadas vidas.
Ayudar a una persona para que su vida sea un poco mejor
Para 2019, entre todos los propósitos que nos hagamos, podemos hacer hueco para uno más. Hacer posible que uno de esos propósitos llegue también a las personas que más lo necesitan en distintas partes del mundo. Casos como los de Pierre, Nayla o la familia de Khamisa se han hecho realidad gracias al trabajo de UNICEF. Para el próximo año, puedes ser parte de otras historias como las suyas convirtiéndote en socio a través de Unicef.es y sumándote al programa Unidos, colaborando durante seis meses en una de las emergencias humanitarias que tienen lugar en distintas partes del mundo y que necesitan de tu colaboración. O, también, estas navidades haz un regalo azul, una donación de suministros reales como vacunas, material educativo, tratamiento contra la desnutrición en nombre de la persona que quieras. Un propósito diferente e importante para el año que comienza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.