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Un año sin noticias de la princesa Lalla Salma de Marruecos

El palacio real no informa si la esposa del rey Mohamed VI está divorciada, ni tampoco dónde vive, adónde viaja o qué amistades frecuenta

La princesa Lalla Salma, en una de sus últimas apariciones.
La princesa Lalla Salma, en una de sus últimas apariciones.GETTY
Francisco Peregil
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Esta semana se ha cumplido un año desde que apareció por última vez en público la princesa Lalla Salma de Marruecos, de 40 años, casada con el rey Mohamed VI en 2002, madre del príncipe heredero Hasán, de 15 años, y de la princesa Jadiya, de 11. Ahora, pocas personas saben si la antaño “hija del pueblo” está divorciada; ni tampoco dónde vive, adónde viaja o qué amistades frecuenta.

La revista española ¡Hola! publicó en marzo de 2018 que se habían separado, pero el Palacio Real ha mantenido un silencio pétreo sobre el asunto. Mientras tanto, Mohamed VI suele aparecer en los actos oficiales al lado de su hijo Hasán. Y una de las tres hermanas del rey, la princesa Hasna, divorciada y madre de dos hijas, representa a la Corona en labores que antes solía desempeñar la esposa del rey.

El apagón informativo sobre la princesa es tan radical que ningún medio marroquí ha osado preguntar en qué términos se ha producido la supuesta separación. Nadie se plantea si Salma Benani, que era su nombre de soltera. ha rehecho su vida sentimental ni qué acceso tiene a sus hijos.

Brigitte Macron y Lalla Salma, en junio de 2017 en París.
Brigitte Macron y Lalla Salma, en junio de 2017 en París.GTRESONLINE

La otrora “modesta, inteligente, dulce, radiante, elocuente, sutil, carismática, encantadora, combativa…”, tal como la calificaba la revista Jeune Afrique el 22 de mayo de 2016, se ha evaporado de la vida pública. El semanario marroquí Telquel, que le dedicó una portada en junio de 2016 ensalzando sus labores en la lucha contra el cáncer como presidenta de una fundación que lleva su nombre, tampoco informa sobre la primera dama. Ni sobre la fundación que preside o presidía.

En agosto, Meriem Said, una periodista marroquí del canal panárabe MBC, dijo haberse encontrado a la princesa Salma y a sus dos hijos en el municipio italiano de Portofino, a 35 kilómetros de Génova. El pueblo suele ser visitado por famosos como las actrices Eva Longoria y Salma Hayek y los actores Leonardo Di Caprio y Michael Douglas. Aquella fue la última pista, sin prueba gráfica que la corrobore, sobre la princesa Salma.

Lalla Salma apareció en la vida marroquí como un viento de renovación. Mohamed VI llevaba solo tres años en el trono cuando se casaron. Hasta entonces, ninguna esposa del rey, incluida la madre de Mohamed VI, había recibido el título de princesa ni había sido presentada en público. Los reyes de la dinastía alauita solían disponer de harenes hasta que llegó Mohamed VI al Palacio.

Salma Bennani había sido la primera de su promoción en estudios de ingeniería informática, era hija de un profesor universitario y huérfana de madre desde los tres años. Nació en Fez, pero se crió en Rabat. Los medios ensalzaban su autonomía, que le permitía desenvolverse en viajes oficiales en el extranjero sin la presencia del rey.

Todo eran halagos para “su alteza real” hasta que el martes 27 de febrero, al caer la noche, la agencia oficial MAP informó de que el rey había sido operado con éxito en la clínica parisina Ambroise Paré de una operación de corazón. Lo que disparó las alarmas no era tanto la noticia como la foto que la ilustraba. En ella aparecía Mohamed VI sonriente en la cama rodeado de sus dos hijos, su hermano y sus tres hermanas. Faltaba la esposa.

Decenas de personas en Marruecos, entre ellos varios periodistas extranjeros, comenzaron a recibir correos electrónicos anónimos en los que se criticaba la ausencia de la princesa en París. El contenido de esos mensajes apareció en un medio marroquí digital que hasta entonces era desconocido para todo el mundo: Le Crapouillot Marocain. Las informaciones de este medio suelen tener un sesgo propogandístico oficialista.

El citado sitio digital la acusaba de hablar con desprecio a los demás, de tener un carácter “colérico y agresivo”, “grandes dosis de narcisismo”, un “ego desmesurado” y “una preocupación desproporcionada” por su imagen. “La princesa Salma”, concluía el texto, “parece finalmente más obnubilada por mantener su imagen de glamour que por el deber natural de velar en la mesilla de cama de su marido”.

Le Crapouillot Marocain no ha vuelto a escribir sobre la princesa Salma. Pero en su página pueden leerse hoy en día títulos como: “Apertura en Nuachot de la quinta exposición internacional del sector del petróleo y de las minas con la participación de Marruecos”. O este otro: “Conferencia Intergubernamental sobre la Migración: Presentación de un atlas sobre la migración en el norte de América Central”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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