La testosterona, la hormona masculina, que se relaciona con la fuerza y la energía, también produce cambios en el estado de ánimo. Los niveles altos pueden producir sensación de euforia, pero también se asocian a la agresividad verbal, al comportamiento dominante y a la violencia física, entre otras actitudes negativas, según apunta un estudio publicado en el International Journal of Endocrinology Metabolism.
Según otra investigación, una de las situaciones que puede suponer cambios en los niveles de esta hormona es observar un evento deportivo. Los resultados mostraron que los seguidores de los equipos experimentan aumentos en la testosterona cuando su equipo gana y la hormona disminuye cuando pierde. A medida que pasan los años, el cuerpo masculino también puede tender a producir menos cantidad de esta hormona, un cambio que repercute en el deseo sexual, en la masa muscular y la grasa corporal, y también en el estado de ánimo. Aunque en menor medida, también pueden afectar a las mujeres, que también producen esta hormona.
Que la influencia de la testosterona en el humor se quede solo en un calentón o pase a mayores dependerá de cómo la serotonina le plante cara para amainar el temporal. Pero también de la educación y el grado de civismo de uno.