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El día que los científicos entraron en el Parlamento y no pidieron dinero

La Cámara Baja avanza en la creación de una oficina de asesores científicos para facilitar políticas basadas en hechos

Nuño Domínguez
Políticos y científicos reunidos ayer en el hemiciclo tras el primer día de la iniciativa Ciencia en el Parlamento
Políticos y científicos reunidos ayer en el hemiciclo tras el primer día de la iniciativa Ciencia en el ParlamentoÁlvaro García

Cada 40 segundos muere una persona por suicidio en el mundo. En España se registran 10 muertes cada día por este problema de salud pública que mata el doble que los accidentes de tráfico y contra el que sorprendentemente no hay ninguna estrategia nacional de prevención. Este es uno de los asuntos en los que la ciencia podría ayudar a los gobernantes a tomar decisiones, según los responsables de Ciencia en el Parlamento, una iniciativa sin precedentes en España cuyo objetivo es crear un servicio permanente de asesores científicos en la Cámara baja similar al que ya existe en otros países de la UE.

La iniciativa ha involucrado a más de un centenar de científicos, 24 técnicos que han reunido las evidencias existentes sobre diferentes temas, y 75 diputados de todos los grupos políticos que asistirán a las ponencias. La prevención activa del suicidio en España es el primer tema que se trata hoy durante la segunda y última jornada. La matemática Berta Ibáñez y la licenciada en derecho María Valvidares explicarán el proyecto Cero Suicidios que se puso en marcha en Detroit (EE UU) en 2001 entre 200.000 participantes. La intervención intentaba coordinar a todos los profesionales médicos involucrados en este problema y tratar el asunto de una forma abierta. Por ejemplo, en lugar de seguir la pauta habitual de tratar a pacientes que ya habían intentado el suicidio, los médicos de atención primaria empezaron a preguntarles a todos sus pacientes dos cosas: ¿cuántas veces se habían sentido tristes en las últimas dos semanas y cuántas veces habían sentido poco placer al hacer algo?

Ocho años después, la tasa de suicidio había pasado de 90 muertes por cada 100.000 habitantes a cero en 2009. Aunque la tasa volvió a aumentar en los años posteriores se quedó en torno a los 20 por cada 100.000, una reducción del 80%. El proyecto inspiró la estrategia nacional de suicidios de EE UU que está en marcha desde 2012.

En Europa, la Alianza contra la Depresión de Nuremberg demostró una reducción del 24% en el número de actos suicidas entre los participantes en un programa de prevención comparados con la población de control de Würzburg. La intervención a cuatro niveles —formación de médicos de atención primaria, una campaña de concienciación pública, cooperación con profesores, medios de comunicación, sacerdotes… y apoyo a grupos de riesgo— inspira la Alianza Europea contra la Depresión, financiada por la UE.

La presidenta del Congreso se compromete a crear una oficina científica antes del final de esta legislatura

“Lo que tienen que saber los políticos es que la prevención del suicidio es posible, pero solo si se aplican medidas a todos los niveles y se mantienen en el tiempo", explica Diego Palao, director de Salud Mental del Hospital Universitario Parc Taulí (Barcelona) y uno de los expertos médicos que participan hoy en la reunión con los diputados. “En los 10 años que estamos aplicando las medidas de la estrategia europea hemos conseguido reducir la tasa de reincidencia tras un primer intento de suicidio del 16% al 6%”, añade.

Otras medidas que han demostrado eficacia son limitar el acceso a métodos letales (por ejemplo vendiendo solo las dosis necesarias de un medicamento y no un paquete entero) así como realizar campañas de prevención en colegios. “En contra del tabú que sigue dominando este tema en España, hablarlo en colegios permite reducir las tasas de suicidio”, resalta Celso Arango, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “En este tema hace falta más técnica, más ciencia, y menos política. Lo que hay que hacer ahora es poner en marcha la estrategia nacional de salud mental, que está en preparación desde 2012 y aún no se ha aprobado y que incluye un plan nacional de prevención de suicidios”, resalta.

Como en otros temas, también es importante que los legisladores conozcan las limitaciones de la ciencia. Por ejemplo que es muy difícil demostrar una relación causa-efecto`en este campo, pero sí demostrar una correlación entre las medidas y la reducción de las muertes. Aunque la ciencia no es infalible, “la toma de decisiones informadas aumenta las posibilidades de acertar”, resume Andreu Climent, impulsor de la iniciativa. En estos dos días se tratarán otros 11 temas como envejecimiento y salud, contaminación por plásticos, cambio climático, big data e inteligencia artificial, gestión del agua o refugiados e integración, en los que las evidencias científicas demostradas pueden mejorar la calidad del debate político.

La presidenta del Congreso, Ana Pastor, se comprometió ayer a crear una oficina científica permanente “antes del final de esta legislatura”. “Necesitamos una fuente independiente y permanente de información para los legisladores” en materia de ciencia y tecnología, dijo Pastor en su discurso y citó otros ejemplos en los que es necesaria como la eutanasia y los cuidados paliativos.

El proyecto está aún en fases iniciales y no cuenta con presupuesto propio. Sus impulsores quieren asegurarse de que no queda en un amable acto aislado. Como paso inicial, el servicio de letrados de la cámara está haciendo un informe sobre organismos equivalentes en otros países, explica Andreu Climent, responsable de la iniciativa. Su preferida es la oficina del Parlamento Británico, de la que destaca que tiene un patronato en la que la mitad de los miembros son políticos elegidos por los partidos y la otra mitad científicos elegidos por otros científicos, lo que garantiza que se acepten sus documentos como referencia más allá de las ideas políticas. Para jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec que apoya la iniciativa, “esta es la primera vez que la ciencia como institución entra en el Parlamento no para pedir, sino para dar, y sería muy bueno que esto fuera permanente”.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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