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Piedra y alma

Esta masía bicentenaria, construida con piedra caliza local y barro en el paisaje de Les Gavarres del Baix Empordà, tiene vistas al Mediterráneo.
Esta masía bicentenaria, construida con piedra caliza local y barro en el paisaje de Les Gavarres del Baix Empordà, tiene vistas al Mediterráneo.Eugeni Pons
Anatxu Zabalbeascoa

Una pareja de viticultores encargó a los arquitectos RCR el “saneamiento” de esta antigua masía cercana a Palamós, en Girona. Un espacio en el que duermen los recuerdos de su infancia y por el que profesan un respeto reverencial. El resultado de la restauración habla de placeres sencillos, austeridad y tradición.

TRAS PASAR su infancia en la zona de Palamós (Girona), los dueños de esta vivienda —que hoy residen entre Londres y Suiza— decidieron regresar al Empordà y restaurar el hogar de su niñez. Recurrieron al estudio de Olot RCR, premio Pritzker 2017, en el que desde hace 30 años trabajan Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta. Les encargaron las instalaciones de las bodegas Bell-Lloc y la recuperación de la antigua masía Mas Salvà. “Lo que les gusta de esta finca es el rough luxe: consumir productos del propio huerto, desde el vino o el aceite hasta los tomates, y la experiencia del espacio ligado a las cosas sencillas”, explica Pigem. La clave de su intervención fue la recuperación de valores antiguos, no su evocación. La sobriedad como sinónimo de esencial: “Frente a la comodidad y el exceso, la austeridad es el confort del espíritu”. Esta casa, construida con las piedras y las maderas que pertenecieron al propio campo, ha ido cambiando sutilmente con el tiempo, ampliándose o mejorándose. Así, los antiguos suelos de tierra hoy son pavimentos de cerámica, y en el interior se han añadido una cocina y un baño que antes no existían. 

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