Microsoft Surface Go: un convertible para sustituir a tu portátil de gama media

“Un equipo con el rendimiento de un portátil, la portabilidad de una tableta y la potencia de Windows 10”. Con esta declaración de intenciones define Microsoft el Surface Go; curiosamente, unas palabras muy similares —por no decir que las mismas— a las que emplearon en el pasado con versiones anteriores de Surface. Y es que el punto de partida de todos los miembros de esta familia es común: un dispositivo que pueda utilizarse como tableta o como portátil según la tarea a realizar y cuyo rendimiento sea positivo en ambos supuestos. En esta ocasión, un tamaño más compacto y un precio más ajustado hacen que se convierta en una alternativa real al iPad de Apple en entornos como el educativo.

Análisis y valoración

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La unidad principal de la Surface Go es el equivalente a ‘la tableta’. Con unas dimensiones contenidas y una pantalla de 10 pulgadas, cuenta con un diseño ergonómico de bordes redondeados que facilita su agarre y posee el tamaño y peso ideales para trasladarlo de un lugar a otro con comodidad. Los marcos son bastante amplios para los estándares actuales, aunque se agradece cuando se sujeta en la mano porque se evita tocar la superficie táctil por accidente.

Esta pantalla, muy sensible al tacto, permite disfrutar con una magnífica calidad de todo tipo de imágenes. Dispone de una resolución de 1.800 x 1.200 píxeles (217 ppp) y características como el ajuste automático del brillo en función de la luz ambiental. Durante las dos semanas que han durado nuestras pruebas, hemos disfrutado gracias a ella de contenidos coloridos y nítidos, con buenos niveles de contraste y un brillo que hace que se vea bien en exteriores. La única pega la hemos encontrado precisamente en entornos muy luminosos: el acabado de cristal hace que se multipliquen los reflejos.

Como buena parte de las tabletas del mercado, en el apartado de conexiones proporciona pocas opciones: un conector específico para el cargador, un puerto USB tipo C y otro para auriculares. Se pueden ampliar con un complemento adicional (Surface Dock) que añade cuatro USB, dos Mini DisplayPort, un Ethernet… pero hay que adquirirlo por separado.

Se sostiene

En el exterior del Surface Go también destacan su acabado (en una aleación de magnesio muy resistente) y un soporte que se despliega en su parte trasera para facilitar la colocación de la tableta en posición vertical. Este ‘Kickstand’ no es algo nuevo —de hecho es una de las señas de identidad de las Surface—, pero en este tamaño continúa siendo igualmente útil. Gracias a él, es posible situar la tableta sobre cualquier superficie plana en distintos ángulos de inclinación.

Es, además, un complemento esencial para el principal accesorio de este dispositivo y responsable de que también podamos utilizarlo como un portátil: la funda-teclado Surface Go Type Cover. Seguimos sin entender que, teniendo en cuenta el papel tan importante que le concede la firma para el uso del equipo, no venga incluida en el paquete y deba comprarse por separado. Ocurría así en las anteriores generaciones de Surface, y se mantiene de esta forma con este nuevo miembro.

Gracias a ella es posible, por un lado, trasladar el Surface Go sin riesgo de que se roce la pantalla. Por otro, y más importante, podemos trabajar en distintos programas y aplicaciones de forma muy similar a como se realiza en un ordenador tradicional.

El tamaño compacto del Surface Go hace que este teclado haya tenido que adaptar sus dimensiones: como Microsoft ha decidido mantener todas las teclas habituales, han tenido que reducir de manera significativa su tamaño para que hubiera espacio suficiente para todas. Esto hace que escribir sea algo más lento de lo habitual hasta que uno se acostumbra; un par de días en nuestro caso. El teclado va acompañado de un touchpad de gran tamaño que ayuda a desplazarse por los contenidos y cuya respuesta es realmente positiva.

Para completar el conjunto, se puede utilizar el lápiz digital Surface Pen (también con coste adicional) para tomar notas, realizar dibujos y bocetos sobre la pantalla de forma similar a como se hace con un papel y boli. Según nuestra propia experiencia, no es indispensable.

Y el rendimiento…

Seamos sinceros. El rendimiento del Surface Go no se puede equiparar al de cualquier portátil. Sí a los de gama media-baja; precisamente los que se encuentran en su mismo rango de precio (rondando los 500 euros). En tareas simples como navegar, trabajar en documentos de texto online y en el escritorio o gestionar el correo electrónico es una maravilla. Los problemas comienzan cuando se abren demasiadas aplicaciones de forma simultánea o se intentan utilizar programas que requieren muchos recursos, como Photoshop. Lo mismo se aplica a los juegos. El principal responsable es el procesador, un Intel Pentium Gold de séptima generación que se utiliza habitualmente en ordenadores económicos.

Su aspecto positivo es que ayuda a que la autonomía de la batería se extienda durante varias horas. La firma establece la cifra en nueve horas (en reproducción de vídeo, eso sí), aunque durante nuestras pruebas se aproxima más a las seis utilizándolo como dispositivo de trabajo (procesador de textos, conexión continua a la red, navegación, correo electrónico…).

Un último detalle. Funciona con Windows 10, aunque la versión preinstalada es la S, que sólo permite instalar programas y aplicaciones desde la tienda oficial de Microsoft. Para muchos usuarios será más que suficiente y, para los que no, se puede cambiar a una versión ‘normal’ del sistema operativo sin coste y en unos minutos.

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