Su cuerpo está diseñado para saltar, encogerse, agacharse, empujar y tirar. Incluya en su rutina ejercicios que trabajen estos movimientos. No se complique: los de siempre siguen funcionando. "Las sentadillas son básicas. Pueden hacerse con una silla detrás. Primero, te sientas y te levantas, a una distancia prudencial y sin apoyar las manos. Lo repites 20 veces. Después puedes realizar otras 20 subiendo las rodillas al pecho cada vez que te sientas. Para terminar, otras 20 llevando el peso al talón. Es un ejercicio simple, pero debes vigilar que la espalda esté recta", explica Rosado.
Añada a la lista algunos lunge laterales (agacharse hacia un lado doblando la rodilla mientras la otra queda estirada), push ups (las flexiones de brazo que salen en todas las películas de ejercicios militares) y, si se viene arriba, los temidos burpees (una agotadora combinación de salto y flexión).
Aunque cualquier ejercicio que altere el equilibrio corporal demanda la actuación de los abdominales para estabilizar, incluya ejercicios específicos para la tripa. Los abdominales de toda la vida están en desuso por el daño al suelo pélvico. En su lugar, practique las planchas: "Empieza apoyando antebrazos y rodillas, luego antebrazo y puntas de pie. Intenta aguantar un minuto en esa posición. Cuesta, pero en unos días lo lograrás".
La escalera de la comunidad de vecinos también será su gimnasio. "La usaremos para subir y bajar a un peldaño, como si fuera un step. Subimos con una pierna 10 veces y repetimos con la otra. Luego las alternamos 15 veces". En unos días su trasero empezará a ponerse recio como el acero.