Las tareas de Pedro Sánchez para la vuelta al cole
El Gobierno tiene una oportunidad de oro para poner en marcha los compromisos asumidos ante el Congreso y la ONU en cuanto a los niveles de ayuda, concretamente la destinada a la educación
Hace unos días me enteré de la historia de Christina. Es danesa y astrónoma. Acaba de terminar su contrato de un año de trabajo en Holanda en la Agencia Espacial Europea. Para regresar a su ciudad natal, Copenhague, ha decidido recorrer los más de 1.000 kilómetros que separan Holanda de Dinamarca en bicicleta para gritar al mundo lo importante que es la educación y las oportunidades y experiencias que le ha brindado.
Estos días me cruzo por las calles de Madrid con muchos niños, niñas y jóvenes que vuelven a las aulas tras unas largas vacaciones de verano. Vuelven con ilusión, con mochilas que esconden libros, agendas y lápices, listos para seguir aprendiendo. Vuelven con ganas de hablar con sus compañeros sobre las vacaciones y de conocer a sus nuevos profesores. Pienso en Christina y en estos niños y niñas, y creo que así es cómo debería ser en cada rincón del mundo. Sin embargo, más de 264 millones de niños, niñas y adolescentes, sobre todo en África, en Latinoamérica y en Asia, no volverán al colegio. Pienso también en nuestro país y en las familias con serias dificultades para afrontar los gastos de escolarización o para apoyar a sus hijos e hijas en las tareas.
En julio de 2018, el Gobierno de España presentó ante las Naciones Unidas el Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030 en el Foro Político de Alto Nivel que tuvo lugar en Nueva York entre los días 9 y 18 de julio. Esos mismos días, en la comparecencia extraordinaria ante el Pleno del Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez declaró que la Agenda 2030 y la cooperación al desarrollo serán una prioridad y que guiarán y definirán la acción del gobierno.
Estas fueron las palabras del presidente del Gobierno: “España puede y debe desempeñar un papel activo en las organizaciones internacionales de las que forma parte. Y lo hará otorgando prioridad a los asuntos humanitarios, a la Agenda 2030, a la Agenda de género, a la lucha contra el terrorismo y a la diplomacia preventiva (...) Esta Agenda 2030 que guiará el trabajo de Naciones Unidas en los próximos años, pone al ciudadano en el centro de su acción, con un enfoque de derechos, de libertades. Su carácter universal e indivisible con tres facetas interrelacionadas, fundamentales para este Gobierno: la económica, la social y la medioambiental, son, y van a ser, una gran oportunidad para revertir el rumbo del planeta en la dirección adecuada para su sostenibilidad (...) tenemos retos de enorme calado por delante (...) fortalecer y recuperar la política de cooperación al desarrollo como elemento definitorio de la política exterior de España”.
Me dan ganas de subirme a una bicicleta o de escalar alguna cumbre desde la que reivindicar a pleno pulmón el derecho a la educación como la mayor oportunidad para vivir una vida digna y plenamente humana
En julio de 2019, Naciones Unidas revisará el Objetivo de Desarrollo número 4 —“garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”—. El Gobierno tiene una oportunidad de oro para poner en marcha aquello con lo que se comprometió ante el Congreso. Desde Entreculturas queremos aprovechar este momento de vuelta al cole para trasladar al Gobierno de España las tareas que tendría este curso escolar para cumplir con su compromiso con la Agenda 2030 y con la recuperación de la política de cooperación en el ámbito del derecho a la educación, que permite ejercer otros derechos y es acelerador para la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Estos son los deberes que proponemos a Pedro Sánchez este año:
- Recuperar un presupuesto que permita que la cooperación internacional sea un elemento definitorio de la acción exterior. En concreto, los fondos de Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) destinados a educación, que han sufrido un recorte mayor que otros ámbitos. Estos deberían destinarse de manera prioritaria a educación básica inclusiva y de calidad. Desde 2009, la política de cooperación española se ha ido degradando, con un recorte del 74%. Recordemos que según la Proposición No de Ley aprobada por todos los grupos parlamentarios, la AOD debería representar el 0,4 % de la RNB en el año 2020. En este contexto, el recorte de la ayuda en educación ha sido proporcionalmente mayor, alcanzando una reducción del 90% entre 2008 y 2015. En 2018, España retomó su compromiso multilateral y ha vuelto a ser donante de la Alianza Mundial por la Educación con un aporte simbólico de un 1,5 millones de euros, y el compromiso de continuar e incrementar cantidades expresado en la Cumbre de Dakar. Es fundamental que el Gobierno dé continuidad e intensifique este compromiso.
- Prestar especial atención a la educación en emergencias y en crisis prolongadas, en particular, a la educación de los niños y niñas en situación de refugio y desplazamiento o en conflictos armados. Apenas el 50% de los niños y niñas refugiados cursan educación primaria, y tan solo el 25% la secundaria. Más de 44 millones de los críos sin escolarizar son de países asolados por conflictos; de media, la tasa de finalización de la primaria en países no afectados por conflictos es de un 75%. En países en conflicto los y las adolescentes tienen un 90% menos de probabilidades de llegar a la secundaria.
- Continuar apoyando la educación en los países de América Latina, en los que la cooperación española tiene una larga tradición y ventajas comparativas. En buena parte de los países latinoamericanos, la educación de calidad, inclusiva y equitativa continúa siendo un elemento indispensable para reducir sus elevados niveles de desigualdad, tanto entre personas como entre los diferentes colectivos —algunos de ellos, como los pueblos indígenas, en grave situación de marginación y discriminación—, fortalecer sus capacidades institucionales o transitar hacia modelos productivos más innovadores, competitivos y sostenibles.
- Apoyar la educación para la ciudadanía global como palanca para el logro de otros objetivos, dentro y fuera de nuestras fronteras. Políticas que impulsen la educación y el compromiso ciudadano en torno a cuestiones clave como la igualdad entre hombres y mujeres, la construcción de una cultura de paz, la sostenibilidad ambiental, la gobernanza democrática y el respeto a los derechos humanos y a la diversidad cultural. Esto ha de hacerse tanto en las escuelas como en proyectos de educación social fuera de las aulas, o a través de canales informales como los medios de comunicación y la publicidad. Sin embargo, la escasa dotación presupuestaria que recibe la educación para la ciudadanía global en el marco de la Ayuda Oficial al Desarrollo, lo pone complicado: pasó de 16 millones de euros en 2010 a 2,6 millones en 2015. En una senda de recuperación del 0,7 de la RNB en los Presupuesto Generales del Estado, deberían destinarse 15 millones en 2019 y 25 en el 2020.
Vuelvo a mirar a mi alrededor: prisas, sonrisas, besos de última hora, reencuentro con los amigos y amigas tras un verano largo. Y me dan ganas de subirme a una bicicleta, como Christina, o de escalar alguna cumbre desde la que reivindicar a pleno pulmón el derecho a la educación como la mayor oportunidad para vivir una vida digna y plenamente humana. Pero me encamino a la oficina, desde donde intento hacerlo cada día realizando mis tareas. Eso mismo le pedimos al Presidente Sánchez y al Gobierno de España: que vuelvan al cole, que hagan sus deberes para contribuir a que el sueño de una educación inclusiva y de calidad para todos y todas se cumpla.
Ramón Almansa es director de la ONG Entreculturas.
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