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Os presentamos a la familia Darramé Es corriente escuchar historias negativas sobre el albinismo en África, relatos de personas perseguidas e incluso asesinadas por brujería. Sin embargo, aquí, en este rincón de Bissau, este clan es querido y respetado De sus ocho hijos, tres le salieron albinos a Mafanta Cissé y ahora la vida le ha regalado tres nietos con la misma alteración genética. Esta es la historia de un clan que ha superado el miedo y las burlas infantiles y vive en armonía con sus vecinos. El pequeño Sumaila, nacido hace poco más de un mes, descansa en los brazos de su abuela Mafanta. “Míralo – comenta emocionada – es precioso. Dios me ha bendecido con muchos hijos y muchos nietos. Tengo suerte de tener una gran familia”. Los albinos en Guinea Bissau son discriminados socialmente, sobre todo en zonas rurales, aunque son más visibles y no son perseguidos ni amenazados. Mafanta Cissé, matriarca de la familia Darramé, en el centro, con Sumaila en brazos, rodeada de algunos de sus hijos y nietos, entre ellos los albinos Brahima y Mariama y sus nietos Aisha y Lucmani. “Somos muchos más en la familia, pero algunos de mis hijos han emigrado y están en Dakar o en Gambia trabajando. ¡Es imposible vernos a todos juntos! Aunque también es difícil llegar a casa y que no haya nadie. Es una bendición tener una familia tan numerosa” asegura Mafanta. Mafanta Cissé con su nieto Sumaila, nacido hace poco más de un mes. “Quiero a todos mis hijos igual y cada uno de ellos es un regalo de Dios. Todavía recuerdo cuando nació Souleymane – su primer hijo albino –, me pareció un milagro. La única diferencia es que Brahima, Souleymane y Mariama – sus hijos con albinismo – necesitan más cuidados porque tienen una piel más delicada y una vista más limitada”. Aisha Darramé, de 9 años, en primer término, durante una clase de matemáticas. Situada en el barrio de Missira, esta es una de las 14 escuelas beneficiarias del Proyecto de Educación Inclusiva de Guinea Bissau (APPEHL) en la ciudad de Bissau, implementado por la ONG Humanidad e Inclusión y financiado por UNICEF, la Unión Europea y la Agencia Francesa para el Desarrollo. Aisha juega con sus compañeros a la salida de la escuela en el barrio de Missira, en la ciudad de Bissau. Aisha es albina y tiene una discapacidad visual muy característica de las personas con albinismo, aunque esto no le impide jugar y divertirse como el resto de niños de la escuela. Está muy integrada en el entorno escolar, tiene montones de amigos y es una niña muy extrovertida y participativa. Aisha Darramé escucha atentamente la explicación de su maestra durante una clase. Aisha es albina y tiene una discapacidad visual, muy típica en personas con albinismo, por eso se sienta siempre en la primera fila de la clase. El albinismo está considerado como una discapacidad debido a los problemas de visión y de piel que tienen habitualmente las personas con albinismo. Aisha y Lucmani descansan a la sombra del mango después de un día en la escuela. Las personas con albinismo se protegen del sol constantemente porque tienen una piel muy delicada y, además, la claridad les molesta en los ojos. Brahima Darramé durante un acto de sensibilización el 13 de Junio de 2017, día internacional del albinismo, en Bissau. En este país los albinos están considerados personas con discapacidad y a menudo están discriminados. Brahima es el cuarto de ocho hermanos de los cuales tres son albinos. Es muy activo y es miembro de la AAGUIB, la asociación de albinos de Guinea Bissau, una agrupación muy dinámica y comprometida que organiza eventos y actividades que combaten la discriminación de las personas con albinismo. Nafi Cissé, junto a sus hijos Aisha, Lucmani y Moussa, sujeta con delicadeza la cabeza de su pequeño recién nacido Sumaila enfrente de la casa familiar de los Darramé en el barrio de Missira, en Bissau. Aunque ella no lo sabía, tiene el gen recesivo del albinismo al igual que su marido Issa Darramé, que tampoco es albino pero tres de sus hermanos sí. La combinación de ambos hace que sus hijos puedan presentar esta alteración genética o no. Lucmani le cuenta a su hermana Aisha las travesuras de hoy en el colegio. A ambos les gusta mucho ir a la escuela y nunca se han sentido diferentes. Tienen montones de amigos y se pasan el día jugando. Tienen la suerte de pertenecer a una familia muy concienciada y muy consciente de la vulnerabilidad y la discriminación que sufren los albinos, considerados personas con discapacidad debido a la delicadeza de su piel y de sus ojos. “Si tu no la señalas, la diferencia no existe. Al menos yo no veo ninguna, por eso creo que los demás tampoco la ven” asegura su abuela Mafanta.