En cosmética, agua no es H2O, los fluidos no pueden ser gaseosos (tal y como dicta la química), los sueros no se inyectan y regenerar significa muchas cosas…
En texturas, protagonistas de este primer capítulo, no hay consenso: el fabricante es libre para llamar a su producto como le parezca por cuestiones de marketing. Así, una crema antiedad puede combatir cosas tan dispares como la deshidratación, la polución o las manchas. No queda otra que preguntar. "Lo que sí están obligados todos los laboratorios es a seguir la Reglamentación Europea de productos cosméticos 1223/2009", Val Díez, directora de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), "uno de los más avanzados y exhaustivos del mundo que, entre otros aspectos, garantiza la calidad, seguridad y eficacia de los ingredientes, la composición, el proceso de fabricación y el envase".
Cada nuevo cosmético, se llame como se llame, ha de pasar por un examen completo antes de llegar al mercado, que abarca sus ingredientes, el producto final y el modo de empleo. "Toda esta información está recogida en una base de datos única europea, a la que tienen acceso las autoridades nacionales de control y los centros de toxicología para garantizar la seguridad y la transparencia", aclara la directora de Stanpa.
Descodificamos las etiquetas con un diccionario en una mano, y con Val Díez, al teléfono, en la otra para entender qué es cada uno de los formatos que nos venden.