El mundo dejará de ayudar a los seropositivos de Latinoamérica
La campaña 'Nadie puede desaparecer' denuncia que los países de ingresos medios van perdiendo las donaciones internacionales y las poblaciones más vulnerables corren el riesgo de ser olvidadas
De las 36,7 millones de personas que portan hoy el VIH, la gran mayoría está entre las poblaciones más vulnerables del planeta. Residen en paupérrimas zonas del África subsahariana o pertenecen a minorías de países de ingresos medios donde suelen ser discriminados por su condición. A menudo, no reciben el tratamiento adecuado y, con frecuencia, ni siquiera saben que son seropositivos.
Para llegar a todas estas personas, diagnosticarlas y aportarles medicamentos que les permitan hacer una vida normal son cruciales los recursos que aportan los países desarrollados a través del Fondo Global, un organismo que los canaliza para luchar contra el sida, la malaria y la tuberculosis en todo el mundo. Pero cuando los países alcanzan determinado nivel de ingresos, como sucede con todo el dinero de la cooperación internacional, los donantes se van retirando poco a poco.
El modelo, que suena más o menos justo, no siempre lo es. Así lo denuncia la ONG Salud por Derecho, que acaba de lanzar en Latinoamérica y el Caribe la campaña Nadie puede desaparecer para denunciar la falta de financiación en la lucha contra la pandemia y alertar sobre la salida de la ayuda internacional en países de renta media, donde viven más de la mitad de las personas con VIH.
En Panamá, Belice y Paraguay los fondos van a comenzar a retirarse paulatinamente este año. Y en 2019 llegará el turno de Colombia, Perú y Ecuador. “Queremos poner de manifiesto una realidad bastante desconocida: las poblaciones más vulnerables por VIH en países de renta media están siendo abandonadas tanto por gobiernos como por donantes”, asegura Vanessa López, directora de Salud por Derecho. “Existen unas estructuras sociales y una legislación discriminatoria que impide que reciban servicios, que estaban siendo prestados por la sociedad civil con la ayuda internacional”, continúa.
Cuando los países alcanzan un nivel de PIB dejan de ser elegibles con la premisa de que sus gobiernos se van a encargar de prestar estos servicios, que suelen incluir la identificación de los colectivos y el acompañamiento en el tratamiento. Más del 80% de los seropositivos en estos países de renta media son hombres que tienen sexo con otros hombres, trabajadoras del sexo, población transgénero, reclusos, consumidores de drogas o población indígena. “Se supone que los gobiernos van a hacer lo adecuado y dejar de criminalizar estas poblaciones. Pero la evidencia nos muestra que esto no es así. En países de Europa del Este y Asia central que dejaron de recibir ayuda se ha visto como las infecciones han crecido de manera desproporcionada”, asegura López.
En Panamá, Belice y Paraguay los fondos van a comenzar a retirarse paulatinamente este año
En estas dos regiones, las nuevas infecciones aumentaron un 60% entre 2010 y 2015, coincidiendo con la retirada de fondos internacionales. Salud por Derecho alerta de que esta misma amenaza se cierne ahora en América Latina y el Caribe. “En Belice, por ejemplo, tan solo el 36% de los recursos para responder al VIH viene de fondos domésticos”, afirma la organización en un comunicado.
Kevin Méndez, presidente del movimiento Juventud empoderada por el cambio de Belice, explica que su país no está preparado para dejar de recibir las donaciones, que ascendían a un millón de dólares anuales y se irán retirando paulatinamente desde ahora hasta 2021: “Tenemos la prevalencia de VIH más alta de Latinoamérica. Hay 4.000 personas viviendo con el virus. La mitad no recibe tratamiento y estamos trabajando por avanzar; con el dinero del Fondo Global hacemos talleres de salud, capacitación a la sociedad civil, se consiguieron consejeros de adherencia [que ayudan a los enfermos a no abandonar el tratamiento]... Si sale, no va a haber dinero para salarios de estos consejeros, que han sido un gran apoyo para población seropositiva”
Algo parecido sucede en Panamá. “Existe la percepción de que el crecimiento económico es bueno, y lo es, pero si por su culpa se retiran los fondos para las poblaciones clave con VIH, puede ser muy malo para ellas”, defiende Jaime Luna, director de Génesis Panamá.
Ante estas situaciones, el Fondo Global explica —a través de un portavoz— que utiliza un modelo de financiación basado en asignaciones para dirigir los recursos donde más se necesitan. “El modelo determina una asignación para cada país elegible al comienzo de cada ciclo de tres años, que se calculan utilizando una fórmula que se basa principalmente en la carga de morbilidad y la capacidad económica de cada país”, apunta.
El dinero es limitado. Y España, que fuera uno de los principales donantes a este fondo, dejó de ingresarlo en 2011 con la excusa de la crisis económica. Recientemente condonó 36 millones de euros de deuda a Camerún, República Democrática del Congo y Etiopía a cambio de que estos financien la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria. Pero no ha vuelto a ingresar un solo euro nuevo.
Nadie puede desaparecer
La campaña Nadie puede desaparecer exige a los donantes y al Fondo Global cinco cambios. Este es su manifiesto:
Que no desaparezcan. Un cambio en las políticas de asignación de recursos que están abandonando a las poblaciones más vulnerables de los países de renta media y que están poniendo en riesgo el poder acabar con la pandemia de sida en el futuro y todo lo conseguido hasta el momento.
Una ayuda coherente. Una política Ayuda Oficial al Desarrollo actualizada a las nuevas realidades y en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible: que no se centre en el concepto obsoleto de "reducción de la pobreza", sino en la justica social, la inequidad y la solidaridad internacional.
Un fondo de rescate. La creación de un "fondo de rescate" para paliar de forma inmediata las consecuencias del cierre de servicios en los países en los que se ha retirado recientemente la ayuda internacional sin una garantía de que el gobierno asumiera la lucha contra el sida en su totalidad.
Que apoyen a la sociedad civil como motor de cambio. La creación, por parte del Fondo Mundial, de una línea de financiación específica para abordar el trabajo de abogacía de la sociedad civil de los países a los que deje de apoyar económicamente. Es lo único que puede asegurar que los gobiernos se comprometan a largo plazo con el sida y la salud de sus ciudadanos.
Una salida responsable. Un protocolo de actuación previo a la salida como donante de un país, que asegure que el gobierno asumirá su responsabilidad y cumplirá con los derechos humanos de toda su población, garantizando el derecho a la salud a toda la ciudadanía y especialmente a las poblaciones más vulnerables que viven con VIH. La prevención y tratamiento a todos los colectivos tiene que quedar asegurada sin exclusión alguna.
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