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Cómics libres de testosterona

Son dibujantes satíricas en dos países en los que la libertad de expresión sigue siendo una conquista, sobre todo para las mujeres: Nadia Khiari, en Túnez, y Ramize Erer, en Turquía

Ramize Erer
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El gato Willis, con sus trazos en blanco y negro, su hocico de listillo y el pelo desgreñado, apareció en Facebook la noche del 13 de enero de 2011. Desde hacía casi un mes las protestas se propagaban por Túnez, y en ese primer dibujo, Willis, con gran parecido al dictador Ben Alí, se mostraba tranquilizando a sus seguidores, retratados como ratones a sus pies. El autor de la viñeta era anónimo y todo el mundo asumió que era un hombre. El perfil de Willis en Facebook pasó de 20 contactos a varios millares. Pocos meses después, cuando Ben Alí ya había huido del país, la mano que había hecho ese gato reveló su identidad. Sorpresa: era una mujer. “En Túnez era algo inaudito el que una mujer escribiera un cómic satírico y político”, dice hoy una sonriente Nadia Khiari, de 45 años, que ya es una dibujante consolidada y premiada que publica en Francia en Siné Mensuel, Zelium y Courrier International, y que en 2016 fue elegida por la BBC entre las 100 mujeres del año.

Nadia Khiari

Al estallar la revolución, daba clase en un instituto de Túnez y dirigía junto a su marido una pequeña galería: “Es como si hubiera nacido con la revolución: mi primera palabra fue ese dibujo de Willis. Hasta entonces, no podíamos expresarnos en nuestro país: se sofocaban todas las libertades”. Hoy los blancos favoritos de esta dibujante satírica son “los incompetentes en el poder”, explica, “los políticos de cualquier partido que solo piensan en sus intereses personales y se olvidan de aquellos que dieron sus vidas por la conquista de la democracia. Y los populistas fingen que todo va bien”. Según la dibujante, la revolución debe continuar: “Tenemos una economía catastrófica, un índice de paro dramático, una corrupción desenfrenada contra la que nadie lucha. Los jóvenes se van: el año pasado Túnez, junto con Somalia, fue el país africano con la mayor sangría humana hacia Europa. Y luego están los nostálgicos de Ben Alí, que evidentemente han olvidado lo sangrienta que fue la dictadura”. Para ellos, publicó el año pasado Khiari su Manual del perfecto dictador, en cuyas páginas el gato Willis recuerda a los tunecinos todos los daños del régimen.

Atacar a los artistas era una forma muy cómoda de desviar la atención de la gente de los problemas reales del país

El 6 de mayo se celebrarán elecciones locales en 350 municipios, las primeras con vistas a descentralizar los poderes del Estado. “Se está debatiendo una ley de reconciliación nacional que pretende dejar impolutos a quienes se han manchado con la corrupción y la tortura. Se han abierto 69.000 expedientes y, si se aprueba la ley, la justicia se borrará de un plumazo”. Otro tema muy querido por la dibujante es la emancipación femenina: Willis se transforma de vez en cuando en una gata con maquillaje, para reivindicar derechos y paridad. “En el mundo árabe, Túnez siempre ha estado un paso por delante en lo que respecta a los derechos de las mujeres, y desde 2017 tenemos por fin una ley que condena la violencia de género y suprime el terrible matrimonio reparador para los autores de violaciones. Sin embargo, incluso hoy, a las mujeres les corresponde la mitad de la herencia que a los hombres”. Por su irreverencia ante el poder, Khiari sufrió amenazas: “Atacar a los artistas era una forma muy cómoda de desviar la atención de la gente de los problemas reales del país”.

Ahora el proyecto que más le importa es un laboratorio de cómics en la prisión, junto a la asociación internacional Dibujantes por la paz. “Muchos presos son víctimas de la injusticia, igual que los homosexuales, que en mi país son condenados a tres años de prisión”.

Nadia Khiari, junto a su creación, Willis.
Nadia Khiari, junto a su creación, Willis.

Una voz que se alza en Turquía

Ramize Erer dibujó su primer cómic a los 16 años para superar su melancólica timidez. No podía imaginar que, unas décadas después, se convertiría en un modelo de libertad y coraje para muchas mujeres en su país, Turquía. Hoy Ramize Erer tiene 55 años y está considerada una de las dibujantes con más talento de Europa y Oriente Próximo. Después de publicar en varios cómics turcos, como Girgir!, Paravfesi, y el histórico e irreverente Leman. En 2011 fundó Bayan Yani, "primera y única revista de humor en el mundo solo de mujeres", subraya Erer, a quien también le gusta llamar a su criatura "tu revista sin testosterona".

Su personaje más famoso sigue siendo Kötü Kiz, la niña mala creada para la tira diaria del periódico Radikal. “Es una chica que no se preocupa por las reglas y formalismos que se imponen a las mujeres y que toma sus decisiones libremente”, explica la artista. Para ella, de hecho, el principal problema de Turquía es la desigualdad de género: “La reciente explosión de acoso y violencia ha terminado por recluirlas en casa. Recibimos a lectoras que han sido maltratadas por sus maridos y buscan refugio, que nos piden consejo para divorciarse o que, sencillamente, se sienten solas y buscan consuelo. En Turquía las mujeres son ciudadanos de segunda clase: el primer paso es lograr ser económicamente independientes de los hombres y  tener leyes sobre la igualdad. Yo misma gano mucho menos que los dibujantes, y cuando trabajaba en una redacción, los jefes me trataban como un ser inferior”.

Yo misma gano mucho menos que los dibujantes, y cuando trabajaba en una redacción, los jefes me trataban como un ser inferior

Su feminismo en viñetas ridiculiza las convenciones sociales que penalizan a las mujeres, denuncia el matrimonio precoz basado en la ilusión de que una mujer se realiza exclusivamente dentro del hogar, y condena la violencia de género. Entre 2010 y 2017 se cometieron en Turquía casi dos mil feminicidios, según un sondeo de la organización Kadincinayetleri.

El lápiz viperino de Ramize Erer no perdona a políticos ni a intelectuales, como los periodistas del diario progubernamental Sabah, y tampoco al presidente, Recep Tayyip Erdogan, que ha llegado a afirmado que “hombres y mujeres no pueden tener los mismos puestos: va en contra de la naturaleza, porque son diferentes por índole y constitución”.

La revista de Ramize Erer
La revista de Ramize Erer

La artista piensa en la marcha de las mujeres en Ankara en marzo pasado, sofocada por la policía con gas lacrimógeno. Sus tiras también hablan de Özgecan Aslan, la niña asesinada en 2015 por resistirse a un intento de violación, de las protestas del parque Gezi en 2013, cuando su revista pasaba de mano en mano entre los manifestantes, y de las relaciones privadas entre hombres y mujeres en Turquía, entretejidas con roles estereotipados y subordinación femenina, que Ramize Erer analizó con humor en su cómic más famoso, Matrimonios. Turquía vista desde el dormitorio.

Ella se casó con el dibujante Tuncay Akgin, fundador de la revista satírica LeMan. Confía en haber asimilado la pasión por la libertad de su madre, a quien dedicó el Premio al coraje artístico que recibió en 2017 en el Salón del cómic de Angulema, Francia. “Ella me enseñó a no tener miedo de hablar de mis problemas, de los deseos de las mujeres y de nuestras relaciones con los hombres. Cuando era niña, la única advertencia que me hacía cuando salía por la noche era: 'Si te invitan a una copa, no bebas', porque en las películas turcas esa era la situación en la que las mujeres acababan metiéndose en líos”.

Hace 10 años, Ramize Erer tuvo que abandonar Turquía para establecerse en Francia: “Nos amenazaron a mí y a mi marido, me sentía frustrada y necesitaba distanciarme, así que traje a mis dos hijos, que entonces tenían 10 y tres años, a París. Desde aquí sigo dirigiendo Bayan Yani, pero siento una sensación de soledad que al final me ha empujado a pintar. Hoy tengo dos sueños: exponer mis cuadros en alguna galería de Europa y poder publicar Bayan Yani en Francia”.

Nadia Khiari y Ramize Erer inaugurarán el Festival del Mediterráneo Downtown, que se celebrará en Italia, en la ciudad toscana de Prato, del 3 al 6 de mayo, organizado Cospe Onlus, Libera, Amnistía Internacional y Legambiente Italia.

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