_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Excepcionalidad americana

EE UU defiende su política extraterritorial y coercitiva en defensa de la libertad

Juan Jesús Aznárez
El presidente Donald Trump a su llegada a la base aérea de Maryland, Estados Unidos.
El presidente Donald Trump a su llegada a la base aérea de Maryland, Estados Unidos.MANDEL NGAN (AFP)

La doctrina de la excepcionalidad de Estados Unidos asusta bastante aunque se proclame subrayando que sus políticas son extraterritoriales y coercitivas en defensa de la libertad y la igualdad de derechos, principios fundacionales de la nación americana. Barack Obama dijo que Estados Unidos es único y excepcional, y lo repite Mike Pompeo, cuyas convicciones atemorizan más por la biografía del dicente. El todavía director de la CIA pertenece a la facción más conservadora del republicanismo, y defendió las posiciones ultras del Tea Party, y el ahogamiento simulado durante el interrogatorio de sospechosos de terrorismo.

Más información
Mike Pompeo
¿Puede Mike Pompeo salvar la política exterior estadounidense?

Acotando en sus justos términos el alcance de la ríspida analogía, los nazis proclamaban que eran arios y que la raza aria era superior a las demás por ser única y excepcional. Soldados de ojos azules, pelo rubio y piel blanca; altos, esbeltos, de mandíbula cuadrada. Se engancharon al esoterismo para justificar su derecho a expandir el Tercer Reich por países con pobladores que consideraban inferiores, casi subhumanos.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

A mediados de mes, el nominado secretario de Estado justificó el intervencionismo militar norteamericano aludiendo al privilegio nacional, al derecho a interactuar con el mundo sin más cortapisas que las establecidas en los mandamientos de la singularidad. Lo dijo en la audiencia de confirmación del cargo ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, tras ser preguntado por el senador Tim Kaine. Rusia también es única, pero no excepcional. En realidad, la afirmación de Pompeo no pasa de ser un derivado del destino manifiesto: la meta trascendente de EE UU es hacer valer la voluntad de Dios en la Tierra.

El encargo es creído a pies juntillas por la mayoría de los norteamericanos, demócratas y republicanos, y sobre todo por las clases dominantes. El principio establece que EE UU está destinado por la Providencia a ser la policía del mundo, o algo parecido. La frase “destino manifiesto” apareció por primera vez en un artículo del periodista John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York, a propósito de la anexión de Texas. La doctrina del destino manifiesto tiene cierto paralelismo con la creencia judía de que Israel es el pueblo elegido por Dios. En Estados Unidos, la separación de Iglesia y Estado no impide la acendrada dimensión religiosa de su clase política; la Declaración de Independencia contiene cuatro referencias al Sumo Hacedor, y, sin citar ningún culto, el primer discurso presidencial de George Washington incide en la fe.

La excepcionalidad de Estados Unidos fue ejercida en América Latina y otras latitudes apoyando dictaduras castrenses e invadiendo países. Hace dos siglos, Simón Bolívar aventuró que el vecino del norte parecía destinado a plagar América de miseria en nombre de la libertad. El emancipador se equivocó. Las culpas del endémico atraso latinoamericano corresponden a los gobernantes criollos, incapaces de construir Estados de derecho. Todos incumplieron los preceptos constitucionales de justicia y libertad. Roguemos a Dios para que Pompeo incumpla los suyos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_