¡Despertemos!
El problema es que todos esos dimes y diretes no nos permiten apreciar la chilena de Ronaldo


Queridos jóvenes en paro, queridos matrimonios sin vivienda, queridas mujeres discriminadas, queridos trabajadores explotados, queridos obreros sin sindicato, queridos ciudadanos sin representación política, queridos niños pobres, queridos enfermos en lista de espera, queridos jubilados, queridos mendigos, queridos dependientes, queridos licenciados sin másteres en fullería y astucia, queridos becarios eternos, queridos científicos sin microscopio, queridos inmigrantes sin nacionalidad, queridos repartidores de pizza a domicilio. Queridísima España, en fin: acabo de tragarme entero un telediario (no importa ya de qué cadena) y he visto la luz. Nuestro problema no es el paro, ni la vivienda, ni la discriminación, ni el salario mínimo. Tampoco la ausencia de representación sindical o política, ni el hambre, ni las listas de espera, ni los hijos pobres o los nietos paupérrimos, ni la falta de oportunidades para estudiar, ni el precariado perpetuo, ni los microscopios, ni la nacionalidad. No.
El problema es cómo sacar al PP del lío en el que lo ha metido Cifuentes, cómo borrar la mala imagen de la monarquía que nos metaforiza, o cómo hallar el modo de limar las tensiones internas del PSOE. Es una lástima que no nos quepan más ejemplos, pero el problema, por resumir, no es que cuando Rajoy se quita la barba (postiza a todas luces) aparezca el rostro de Rivera, ni que un tercio del consejo de ministros se identifique intelectualmente con El novio de la muerte y con la cabra de la Legión. Tampoco que las fuerzas económicas se froten las manos con el vacío de poder. El problema es que todos esos dimes y diretes no nos permiten apreciar la chilena de Ronaldo. Vivimos ensimismados en cuestiones menores. ¡Despertemos!
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