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El reto de vacunar a 1.000 millones de africanos contra la fiebre amarilla

Organizaciones internacionales y 27 países se comprometen a erradicar las epidemias del continente para 2026

Saidu Kay Sesay vacuna a varios niños en el hospital infantil Princess Christian de Freetown, Sierra Leona, en marzo de 2015.
Saidu Kay Sesay vacuna a varios niños en el hospital infantil Princess Christian de Freetown, Sierra Leona, en marzo de 2015.Dominic Chavez (Banco Mundial)
Pablo Linde
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No se sabe exactamente cuántas personas mueren por culpa de la fiebre amarilla. Los cálculos de la OMS sitúan la cifra entre 29.000 y 60.000 fallecimientos al año, aunque también asegura que se diagnostican muchos menos casos (entre 10 y 250 veces menos) de los reales. Lo que sí se sabe es que existe una vacuna buena, bonita y barata que evita la enfermedad. Con una sola dosis, por menos de un euro, una efectividad del 99% y una enorme seguridad, una persona queda inmunizada de por vida, sin necesidad de recuerdo.

A pesar de eso, los brotes no cesan. Después unos años sin ellos, en 2016 una epidemia se cobró 400 vidas en Congo y Angola, y este mismo año hay registrados más de un millar de casos en Brasil. África es precisamente la región con mayor riesgo de que las epidemias se sucedan y se sigan cobrando vidas. Este martes 10 de abril, 27 países en alto riesgo, la OMS, Unicef, la Alianza para la Vacunación (Gavi) y otros 50 socios del ámbito sanitario se han comprometido a inmunizar a 1.000 millones de personas en el continente de aquí a 2026. “Este compromiso sin precedentes garantizará que África esté libre de brotes”, aseguró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS tras la firma del acuerdo en Abuya (Nigeria).

Con una sola dosis, por menos de un euro, una efectividad del 99% y una enorme seguridad, una persona queda inmunizada de por vida

El acuerdo ha llegado tras un encuentro de tres días para desarrollar una estrategia que ponga fin a las epidemias. Se ha concretado en tres objetivos: proteger a las poblaciones en riesgo a través de campañas preventivas de vacunación masiva y programas de inmunización de rutina, prevenir la propagación internacional y contener los brotes rápidamente. Para ello está previsto desarrollar una vigilancia sólida con redes robustas de laboratorio.

"Esta estrategia global e integral ofrece una oportunidad sin precedentes para poner fin a las devastadoras epidemias de fiebre amarilla que periódicamente afectan a África", dijo el Seth Berkley, CEO de Gavi. "Garantizar que las comunidades más vulnerables tengan acceso a la vacuna a través de sistemas rutinarios es clave para lograrlo", añadió.

Stefan Peterson, jefe de Salud de Unicef hizo hincapié en que la amenaza para los niños es todavía mayor. "Dado que casi la mitad de las personas que se vacunan son menores de 15 años, esta campaña es fundamental para salvar las vidas de los pequeños, y será un gran avance para erradicar esta enfermedad", explicó.

La estrategia de la vacunación masiva ya ha mostrado su eficacia, aunque esta tiene una ambición sin precedentes. A principios de este siglo la fiebre amarilla rebrotó y se logró controlar con campañas preventivas e inmunización sistemática. En los países donde se aplicó este enfoque no se registraron nuevas epidemias. La OMS advierte que hoy día la amenaza es mayor, dada la facilidad y la velocidad de los movimientos de población, la rápida urbanización y el resurgimiento de los mosquitos (vectores de la enfermedad) debido al calentamiento global.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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